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martes, 12 de marzo de 2013

Espejos Rotos





Muchas son las cosas que han de cambiar en nuestro fútbol y en los grandes clubs que lo representan. Algo se está haciendo mal cuando sus futbolistas de élite no son un espejo de buena conducta donde contemplarse, ni modelo paradigmático que imitar. El deporte en nuestra sociedad transciende la frontera de lo meramente espectáculo, para convertir a sus actores, los futbolistas, en espejo donde contemplarse los millones de jóvenes que tratan de emular a sus ídolos. Lo que vemos en el espejo, no nos gusta, aunque su imagen sea el reflejo de una sociedad que ha perdido el norte.
Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, etc tienen jugadores de élite reconocidos y admirados en todo el mundo. Marcelo, Benzema, Alves, Diego Costa, etc. Chicos que han nacido en barrios pobres de grandes ciudades y que merced a su habilidad con un balón en los pies, han pasado de la pobreza a vivir en la Finca, uno de los barrios mas lujosos y suntuosos de Madrid. Han pasado de no tener nada a tenerlo todo, fama, lujo, coches, chicas..., y una cabeza muy mal amueblada. Nadie con sensatez debe pensar que el hecho de ser un futbolista de élite, implique ser una persona formada; no debe ser fácil asimilar tanta fama y ganar mas de 11 millones de euros al año, (Karim Benzema), en una sociedad acostumbrada a la desmesura, a la adulación como a la denostación. Al Real Madrid le ha salido un grano en el culo, con la conducta temeraria con el volante de Marcelo y Benzema. Éste último fue pillado a 216 Km/h en la M 40 de Madrid y cazado "in fraganti" por la policía. Corría con mayor soltura que lo hace en un terreno de juego, donde anda indolente, pasado de kilos y como distraído. La tutela ejercida por Zinedin Zidane, cuando estaba en el Real Madrid, se echa en falta. Es tan excelente futbolista como niño, que no ha sabido asimilar el cambio de status y anda perdido y a la deriva. Si importante es recuperar al futbolista, lo es mucho mas recuperar a la persona. Alguien en el Real Madrid tiene un trabajo que hacer y no precisamente con el balón. Es lo que hay, cuando las cosas no se hacen bien. Posiblemente tengamos los futbolistas que nos merecemos. Ellos son el espejo roto de una sociedad que los ha hecho a su imagen: La nuestra. Es lo que somos.





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