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jueves, 7 de marzo de 2013

El PSOE pierde la "E" de España





El PSOE va perdiendo la "E" de España a marchas forzadas. El descrédito del partido afecta a su liderazgo pero va mas allá: Es una crisis que afecta al proyecto político, a la esencia,  a la identidad del PSOE como formación política. España necesita un PSOE, unido, cohesionado, con las ideas muy claras para que cumpla como partido de la oposición; España no necesita un PSOE dividido, fragmentado, sin identidad, a la deriva, enfrentado. Zapatero, no solo se equivocó en gestionar la crisis económica mas importante de la democracia, sino en cometer una torpeza sin precedentes -hoy lo reconocen los socialistas mas sensatos-, aislar al PP y pactar con los nacionalistas creyendo con ello, garantizar la gobernabilidad de España por parte de la izquierda, fue un error. Eso de que "la nación es un concepto discutido y discutible"  por parte de quien tenía que guardar y hacer cumplir la Constitución, no fue entendido ni en Andalucía, Extremadura y el resto de España. Las elecciones generales, no las  perdieron los socialistas por la crisis económica, sino porque el pueblo español no entendió ni comprendió este diálogo con los separatistas catalanes y vascos. Es complicado este hermanamiento de un partido de izquierdas con los nacionalistas, porque no solo traiciona los ideales de la izquierda de igualdad, equidad, solidaridad con los mas pobres, justicia social etc, en razón del territorio, la lengua, la tradición..., sino que distribuye o quita derechos a los ciudadanos según el territorio que habitan, olvidando los principios solidarios de la izquierda, para dárselos a los territorios. Muchos ciudadanos que depositaron los ideales de la transición en el socialismo, se han visto defraudados, engañados..., merced a la estrategia nefasta de Rodriguez Zapatero con el nacionalismo. Yo me siento defraudado, aunque no engañado -nunca le voté- pero sí muchos ciudadanos para los que España es una nación con un proyecto común de valores. La lucha por cambiar la dictadura por la democracia, y convertir a España  en un Estado Democrático de Derecho, ha sido traicionado por los nacionalistas. La vertebración de la España en Autonomías, la convierten en un Estado Federal  (de hecho no se le puso este nombre por resonancia a la II República Española),  mucho mas perfecto que Alemania o EEUU. El sistema de competencias con el articulo 150 de nuestra Constitución, permite un sistema de vertebración de competencias entre la Administración Central y la Autonómica, que en caso de desavenencias, puedan solucionarse sin cambiar la Constitución como es el caso de Alemania. Esto ha funcionado medio bien, excepto  en la segunda etapa del zapaterismo.  Pero todo esto no ha bastado para un nacionalismo voraz, inconformista e insolidario, sino que cuando llegan las vacas flacas y ya no hay leche que ordeñar, la solución es el separatismo y !Sálvese quien pueda! Entre tanto, una labor de pedagogía victimista se ha puesto en marcha por el nacionalismo, para dejar sin razones ni derechos a los ciudadanos constitucionalistas, secuestrando el discurso progresista, democrático y solidario del resto de España. Mal camino emprende el PSOE, vendiendo la idea de un federalismo asimétrico, poco elaborado y menos explicado a la opinión pública. Nadie entiende la ambigüedad del socialismo cuando se trata de defender los derechos de los ciudadanos, frente al de los territorios. Las veleidades de Pere Navarro del PSC, sobre la abdicación del Rey Juan Carlos, no ayudan a mostrar un socialismo unido por una causa común, sino todo lo contrario.
Escribo estas cosas porque amo a mi país y reivindico los valores que conquistamos en la transición; una nueva regeneración en todos los ordenes. No soy  españolista, sino defensor de las libertades, el consenso, la igualdad que representa la Constitución; soy demócrata constitucionalista y creo en un país -el mío- en donde se pueda trabajar, garantizar los derechos en igualdad para todos los ciudadanos,  no por la región de procedencia, sino por pertenecer solidariamente a un proyecto común. No soy "anti nada". No amo la España de  toros, selección, pandereta, peineta, folklore...Soy un ciudadano que reivindico los ideales por los que luché en la transición y que no pueden quitarmelos.








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