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martes, 29 de diciembre de 2015

Por el Nuevo Año





Brindis 
por el nuevo año

En torno de una mesa camilla,
un grupo de amigos departía,
entre humo, bebidas, y colillas,
jugaban a los naipes y bebían.

Las cartas caían sobre el tapete,
buscando la ganancia de la suerte,
el humo envolvía una luz tenue,
y allí se repartía fortuna o muerte.

El reloj de pared avanzaba ajeno,
pausado corría hacia un año nuevo,
los minutos se los tragaba el tiempo,
se acercaba el final del año viejo.

-!Despidamos el año, compañeros,
cantemos "el Requiem" por el viejo,
brindemos por la llegada del nuevo,
levantemos las copas y holguemos!-

Así hablaba uno de los presentes,
a la vez que levantaba el dorado vaso, 
seguido por los otros compañeros,
entre parabienes, alegrías, y abrazos.

-!Brindemos, por las mujeres bellas,
que en el día nos acompañan y ayudan,
y hacen que vivamos nuestras noches,
con frenesí, pasión, sexo y locura!-

-!Brindo por el arte, las letras, la pintura,
-dijo otro- brindo por aquello que ennoblece,
por la creación libre y la hermosura,
del espíritu humano que nunca fenece!-

-!Yo, amigos, quiero brindar por la patria,
la libertad, la justicia y la paz;
por el entendimiento entre los pueblos,
por la Constitución y la justicia social!-

-!Pues yo, vuelvo a la mujer, mi razón de ser;
ella transmite alegría, energía y placer.
Sin ellas el mundo no sería lo que es,
por tanto, feliz año, alegría y buen beber!-

-!Dejaros de boberías!  -terció otro-,
-!Quiero brindar, por el buen vino, el yantar;
celebrar que estamos vivos,
por el juego, la juerga, y el cantar!-

-!Brindo como poeta, por el dardo, la saeta,
por el mar, la vida y la proeza,
por las pequeñas cosas cotidianas,
el amor, la pasion, y grandes odas épicas!-

-!Por seguir bajando a los abismos del alma,
ser mortal como hombre en mis temores,
e inmortal por mis deseos y anhelos,
de ser poderoso como  los emperadores!-

Transcurridos los brindis se sentaron,
luchaban presurosos con locura,
y siguiendo la partida ensimismados,
rogaban a la diosa suerte, fortuna.

!De pronto una voz se oyó en la espesura,
comenzó su brindis como se acostumbra,
con copa de champán entre sus manos,
en medio del humo denso y la penumbra!

Su voz sonó alta, clara, y profunda,
segura, pausada, mascando el momento,
salida de allí donde el alma vislumbra,
su eterno deseo:

-!Brindo por la mujer que yo más quiero,
por aquella que pasó tantas noches,
junto a mi, con amor, dedicación y desvelo,
por esa mujer,  -os pido, amigos- respeto!-

A ella le debo mi vida y ser el primogénito,
ella me quiso ya antes de nacer,
me cobijó con mimo en su vientre,
me amamantó con su pecho de leche y miel.

La que velaba noches meciéndome en la cuna,
arropaba mi menudo cuerpo desnudo,
besaba mi frente, sujetaba mi pequeña mano,
en momentos en los que me sentía inseguro.

-!Por ella brindo y levanto mi copa,
para que allá donde esté, me siga viendo con
su mirada de ternura loca,  y disfrute del hijo
que le quiere, sobre todas las cosas!-

Un sepulcral silencio inundó la habitación,
todos callaron en profunda reflexión,
las palabras martilleaban su mente y su corazón,
nadie levantó la voz, sumidos en su meditación.


              antonio gonzález 



 Con mis mejores deseos de paz, amor, salud y prosperidad.



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