Esta entrada no pensaba escribirla, pero ha surgido así, de la nada, como casi todo. En caliente, puesto que la realidad se impone. Se va febrero y el Real Madrid con él. Se escapa y cada vez se aleja más del Barsa, sempiterno seguidor. La liga se jugará en el Nou Camp, si antes Dios no lo remedia. Algunas consideraciones desde la ingenuidad. El Madrid es un equipo que no está trabajado, vive de los arreones y genialidades de sus jugadores. Ayer los madridstas pudimos comprobar como la sombra de Villar es muy alargada. El árbitro un tal Iglesias Villanueva, un trencilla oscuro y malintencionado, que castigó al Madrid y puso todo su empeño para que no ganase; dio la impresión que él estaba allí para conseguir su propósito, y solo desistió cuando las evidencias se impusieron. El gol anulado a Karim Benzema, de chilena al estilo de Hugo Sánchez, por un supuesto fuera de juego, lo anula un árbitro con mala fe cuyo cometido fue perdonar una serie de faltas al Elche, que impotente, se dedicó a medir los tobillos de los madridistas. La entrada criminal de Aarón a Bale fue de roja directa (él se limitó a sacarle la amarilla) Los agarrones en el área (a Benzema lo dejaron sin camiseta) no fueron vistos ni tampoco quisieron serlo. Un árbitro, que si hubiera recusación, no debería pitar jamás un partido y menos al Real Madrid. El verdadero culpable de la violencia del terreno de juego, fue el árbitro Iglesias Villanueva, (sin olvidar a los jugadores), que no supo y no quiso atajar la violencia. Un partido para olvidar, (aunque sigue la progresión lenta del Madrid), y un árbitro para recordar por parte de los madridistas, porque no es la primera ni será la última.
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