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jueves, 17 de octubre de 2013

Charlatanes de mercado





Artur Mas ha vuelto a mentir. Y lo hará todas las veces que sea necesario para mantener sus tesis secesionistas. Cuando era niño, una de las cosas que más me impresionaban en los mercados de mi pueblo, eran los charlatanes. En una esquina del Paseo -antes llamado Queipo de Llano y ahora San Segundo- se situaba un camión cubierto por todos los lados excepto por detrás cuya compuerta se plegaba a modo de escenario en donde un señor gordo y bajito, con un megáfono en mano vendía todo lo inimaginable en trajes y tejidos para el hogar. Aquel hombre era un charlatán de mercadillo. Hombres y mujeres, mayores y niños, nos quedábamos boquiabiertos de la cantidad de ofertas de mantas, toallas, colchas, manteles y trajes de caballero, que aquél charlatán de mercadillo ofrecía a precio irrisorio,  pronunciando la siguiente frase: -"Y en las mismas mil pesetas...esta manta de Palencia, más un juego de toallas, un pijama de caballero, una bata de señora, cuatro juegos de sábanas"...; (luego proseguía, viendo que nadie aceptaba la oferta, porque  ya lo conocíamos y esperábamos que aumentara el lote)  Efectivamente, así lo hizo: "Más una chaqueta de cheviot, para vestir, mas dos pares de calcetines...!" !Aquella chaqueta gris de pata de gallo, se metía por los ojos! Si a esto añadimos, el poder de la palabra y la retórica del charlatán del mercadillo junto a la mímica de sus gestos, que mostraban convicción y seguridad, pues caíamos como conejos en el cepo del engaño. Las mantas no eran de Palencia... más bien abrigaban poco; y en cuanto a la chaqueta de cheviot, después de mojarse en un chaparrón inesperado, encogió de mangas y sisa y hubo que desprenderse de ella.
El agraviado Arturo Mas, Presidente de la generalidad de Cataluña, sigue  su hoja de ruta, como buen independentista que es. Porque en España se pueden defender todas las ideas, siempre que éstas respeten el marco legal y no se trasgreda la ley. Pero no es ético mentir y engañar a tu pueblo usando malas artes, propias de un charlatán de mercadillo. Si me apuran, hasta puedo entender que utilice los agravios (no podríamos comprender al nacionalismo sin agravios, puesto que el día que dejen de hacerlo, se acabaría su discurso; es parte de su razón de ser, de su ADN) Lo más reciente, ha sido acusar al Gobierno central de hurtar a Cataluña nada menos que 5.748 millones de euros por la vía de incumplir lo establecido en la Disposición Adicional Tercera del Estatuto de Autonomía de Cataluña. O sea, por el procedimiento de no obedecer a una norma cuyo carácter vinculante fue declarado inconstitucional de forma expresa, clara e indubitada por el TC en la sentencia sobre el Estatut. Así de claro lo expresaba el veredicto final de los magistrados: "La Disposición Adicional Tercera, apartado 1, debe interpretarse en el sentido de que no vincula al Estado en la definición de su política de inversiones, ni menoscaba la plena libertad de las Cortes Generales para decidir sobre la existencia y cuantía de dichas inversiones." Mas claro, el agua. 
Para agravios los de Extremadura, Canarias, o Castilla La Mancha..., por lista de agravios que no quede: Cada  autonomía, ayuntamiento  o pueblo tiene la suya. Para agravios  los que padece el Gobierno Central por parte de la Generalidad, cuando no cumple ninguna sentencia sea del cariz que sea. Aunque -fíjense lo que les digo- la culpa no es de quien desobedece e infringe la ley,  sino de quien teniendo autoridad lo consiente. El Gobierno ya trabaja en una contundente respuesta que desmienta, “cifra por cifra”, los “agravios” de los que se queja Artur Mas. El Ejecutivo va a sacar ahora toda su artillería en un informe que desglosará el dinero invertido por el Estado en la región en los últimos diez años. Eso está bien, para poner  sobre el tapete las mentiras de este charlatán de  mercadillo de pueblo. Ya es hora de que el gobierno del Señor Rajoy cumpla y haga cumplir la ley, aplicando los mecanismos que establece la Constitución de un Estado de Derecho, como es España. Empezando por inhabilitar al Señor Mas para el ejercicio de la función pública por haber traicionado el juramento hecho a la Constitución Española desde la que emana su mandato legal. Y si persiste en pronunciar una declaración unilateral de independencia, una pareja de la Guardia Civil y a la trena. Que con las cosas de comer, no se juega.




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