Translate

jueves, 10 de octubre de 2013

Héroes de Papel






Los héroes y los mitos no existen, pero ¿Cómo podríamos vivir sin ellos? No existen, pero nosotros los fabricamos con nuestra imaginación desbordando un realismo más real que la realidad misma. Es la imaginación al poder. Nacen del sentimiento más que de la razón, de la frustración y la sed de eternidad, por eso trascienden lo humano y se quedan en la frontera de lo divino. Nacen de la necesidad y la envidia que soportan los humanos frente a los dioses. Los héroes imitan a los dioses y su poder se asemeja a ellos. Son muchas las virtudes de los héroes, pero hay una que destaca sobre las otras: la valentía. Un héroe es un valiente, es alguien que no tiene miedo, o aparenta no tenerlo; y, si lo tiene, lo oculta para que no parezca que  lo es. El miedo es el reverso, la cara oculta de los que quieren salvar a los otros, a pesar de que pueden perecer en el intento. El miedo o temor es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable que nos asusta o creemos que nos puede hacer daño. Es provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta en todos los animales, por ejemplo el ser humano. El miedo es consustancial al ser humano, por eso el héroe lo siente porque es humano. Los héroes y los mitos nacen en la cultura de los pueblos y a menudo son utilizados por las élites del poder para dominar las conciencias de la gente mediante una pedagogía ejemplar, un culto a la personalidad. En mi niñez así sucedió. Desde la escuela a los medios de comunicación, el régimen nos mostró su héroe: "Su Excelencia el Generalísimo Franco", era la carta de presentación en los reportajes del No-Do y Telediarios oficiales del régimen de Franco.  En el proceso identitario de mi propio yo, no comprendía la figura bajita y rechoncha que se presentaba ante mis ojos. Había  un desajuste difícil de armonizar entre la imagen  casi grotesca y las palabras grandilocuentes de los voceros del poder, magnificando las hazañas del "Generalísimo". No, No era así como yo me imaginaba un héroe. Desde muy niño, me encantaba la lectura de comics que mi madre me proporcionaba por tal  de que me aficionara a leer.  Lo que veía, no resistía comparación alguna con los héroes de "Azañas Bélicas", El Capitán Trueno, su bella Sigrid, Goliat y Crispín o el mismísimo Jabato, con Claudia y Taurus...; valentía, bondad, belleza,  solidaridad con los más débiles, constancia y lucha por ideales... En fin,  el mundo del "cómic" hizo más en la formación de algunos -entre los que me encuentro- que la formación del "Espíritu Nacional", el catecismo, la Acción Católica, o las charlas tediosas del internado. Para heroína, mi madre que pese a las dificultades económicas  de las postguerra, supo inculcar en mi espíritu el amor  por los libros... y sus héroes inmortales de papel.



No hay comentarios:

Publicar un comentario