¿Hay algún padre en España obligado a que su hijo estudie religión? Los políticos deberían volver a la escuela para aprender a comportarse con cierta sensatez; eso sí, a una escuela de las de antes de instaurar la LOGSE, -no vayamos a que sea peor el remedio que la enfermedad-. ¿Qué hay de malo que la religión sea evaluada y su nota sirva para hacer media en el expediente, cuando la alternativa a religión también lo será? ¿Puede haber una asignatura en el curriculum que no sea evaluable, so pena a considerarla una "maría"? ¿No es esto de sentido común? ¿Qué hay de malo en potenciar la autoridad del profesor? ¿Hay que romper con la Santa Sede y eliminar el Concordato, como proclama el PSOE? ¿Se puede decir "que los rezos han sustituido a las matemáticas" -en palabras de Cayo Lara- representante de Izquierda Unida? Bueno, decir sí; otra cosa es creérselo. ¿Acaso el PP no puede legítimamente crear una nueva ley de educación siguiendo lo establecido en su programa electoral sin que haya que rasgarse las vestiduras? ¿Cuándo se darán cuentan nuestros políticos que una cosa es la ideología y otra la educación? Si en la escuela se imparte la asignatura de Religión no se debe a ninguna maquinación con el Vaticano, sino porque es un derecho de nuestra Constitución (art. 27.3) el cual reconoce a los padres la potestad de cómo educar moral y religiosamente a sus hijos, y no el Estado, el cual desempeña un papel subsidiario y al servicio de ese derecho democrático. Un hombre ajeno a ella del todo no es ni medio culto, no puede ni visitar un museo. Y no es aceptable que la Religión sea rechazada por los supuestos votos contrarios, los conocimientos imprescindibles no están sujetos a votos. Si hay que aplicar asepsia, hagámoslo; pero empecemos por eliminar el adoctrinamiento de la izquierda tratando de urgar en la conciencia de la juventud, como caladero de votos; hablemos de Historia sin recurrir a enfrentamientos guerra civilistas, respetando la verdad de los hechos, sin manipulaciones partidistas; eliminemos las trabas y dificultades para poder elegir el idioma en la que queremos estudien nuestros hijos, vivan donde vivan, incluidas Cataluña y Vascongadas (lectores extranjeros no entienden que en ciertas regiones de España no se pueda estudiar en el idioma del país, siendo el español, una lengua que hablan más de cuatrocientos millones de personas en el mundo, y vehículo o instrumento de cultura, comunicación, e inversión para el futuro). Después de seis reformas educativas del PSOE, no podemos estar peor. No puede la izquierda arremeter contra la la ley Wert, centrando su crítica en la enseñanza de la religión, olvidando, que ésta no es un privilegio de los curas, sino un derecho de los ciudadanos. Termino, y añado un párrafo de Federico Quevedo, en El Confidencial: "Durante los últimos 38 años, este país ha tenido gobiernos de distinto signo y, sin embargo, en materia educativa únicamente se han ensayado las propuestas de la izquierda. De hecho, y a pesar de los reiterados intentos por consensuar unos mínimos que garantizaran una cierta estabilidad sin que la educación estuviera sometida a cambios políticos, la izquierda siempre se negó a alcanzar ese grado de consenso sobre la base de una premisa que forma parte de su código genético: la educación le pertenece y, por lo tanto, sólo ella puede organizar y gestionar el sistema educativo en nuestro país bajo el criterio de que lo que más importa no es la calidad de la enseñanza, sino la igualdad de oportunidades para todos, independientemente de las capacidades individuales de cada uno, lo que ha contribuido por lógica a empobrecer intelectualmente a toda una generación". No podemos olvidar el "pretérito amontonado" de Ortega y Gasset, que decía: “Éste es el tesoro único del hombre, su privilegio y su señal. Lo importante es la memoria de los errores, que nos permite no cometer los mismos siempre”. Ahora le toca al gobierno de Rajoy, intentarlo; demos el beneficio de la duda al PP, y tiempo habrá de criticar su reforma educativa. Sería bueno que unos y otros respeten la voluntad de los padres a la hora de elegir la educación de sus hijos, al fin y al cabo, tanto la iglesia como el Estado, están al servicio de los creyentes y los contribuyentes. Y ya se sabe, que quien paga, manda.
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martes, 21 de mayo de 2013
Rezos vs. matemáticas?
¿Hay algún padre en España obligado a que su hijo estudie religión? Los políticos deberían volver a la escuela para aprender a comportarse con cierta sensatez; eso sí, a una escuela de las de antes de instaurar la LOGSE, -no vayamos a que sea peor el remedio que la enfermedad-. ¿Qué hay de malo que la religión sea evaluada y su nota sirva para hacer media en el expediente, cuando la alternativa a religión también lo será? ¿Puede haber una asignatura en el curriculum que no sea evaluable, so pena a considerarla una "maría"? ¿No es esto de sentido común? ¿Qué hay de malo en potenciar la autoridad del profesor? ¿Hay que romper con la Santa Sede y eliminar el Concordato, como proclama el PSOE? ¿Se puede decir "que los rezos han sustituido a las matemáticas" -en palabras de Cayo Lara- representante de Izquierda Unida? Bueno, decir sí; otra cosa es creérselo. ¿Acaso el PP no puede legítimamente crear una nueva ley de educación siguiendo lo establecido en su programa electoral sin que haya que rasgarse las vestiduras? ¿Cuándo se darán cuentan nuestros políticos que una cosa es la ideología y otra la educación? Si en la escuela se imparte la asignatura de Religión no se debe a ninguna maquinación con el Vaticano, sino porque es un derecho de nuestra Constitución (art. 27.3) el cual reconoce a los padres la potestad de cómo educar moral y religiosamente a sus hijos, y no el Estado, el cual desempeña un papel subsidiario y al servicio de ese derecho democrático. Un hombre ajeno a ella del todo no es ni medio culto, no puede ni visitar un museo. Y no es aceptable que la Religión sea rechazada por los supuestos votos contrarios, los conocimientos imprescindibles no están sujetos a votos. Si hay que aplicar asepsia, hagámoslo; pero empecemos por eliminar el adoctrinamiento de la izquierda tratando de urgar en la conciencia de la juventud, como caladero de votos; hablemos de Historia sin recurrir a enfrentamientos guerra civilistas, respetando la verdad de los hechos, sin manipulaciones partidistas; eliminemos las trabas y dificultades para poder elegir el idioma en la que queremos estudien nuestros hijos, vivan donde vivan, incluidas Cataluña y Vascongadas (lectores extranjeros no entienden que en ciertas regiones de España no se pueda estudiar en el idioma del país, siendo el español, una lengua que hablan más de cuatrocientos millones de personas en el mundo, y vehículo o instrumento de cultura, comunicación, e inversión para el futuro). Después de seis reformas educativas del PSOE, no podemos estar peor. No puede la izquierda arremeter contra la la ley Wert, centrando su crítica en la enseñanza de la religión, olvidando, que ésta no es un privilegio de los curas, sino un derecho de los ciudadanos. Termino, y añado un párrafo de Federico Quevedo, en El Confidencial: "Durante los últimos 38 años, este país ha tenido gobiernos de distinto signo y, sin embargo, en materia educativa únicamente se han ensayado las propuestas de la izquierda. De hecho, y a pesar de los reiterados intentos por consensuar unos mínimos que garantizaran una cierta estabilidad sin que la educación estuviera sometida a cambios políticos, la izquierda siempre se negó a alcanzar ese grado de consenso sobre la base de una premisa que forma parte de su código genético: la educación le pertenece y, por lo tanto, sólo ella puede organizar y gestionar el sistema educativo en nuestro país bajo el criterio de que lo que más importa no es la calidad de la enseñanza, sino la igualdad de oportunidades para todos, independientemente de las capacidades individuales de cada uno, lo que ha contribuido por lógica a empobrecer intelectualmente a toda una generación". No podemos olvidar el "pretérito amontonado" de Ortega y Gasset, que decía: “Éste es el tesoro único del hombre, su privilegio y su señal. Lo importante es la memoria de los errores, que nos permite no cometer los mismos siempre”. Ahora le toca al gobierno de Rajoy, intentarlo; demos el beneficio de la duda al PP, y tiempo habrá de criticar su reforma educativa. Sería bueno que unos y otros respeten la voluntad de los padres a la hora de elegir la educación de sus hijos, al fin y al cabo, tanto la iglesia como el Estado, están al servicio de los creyentes y los contribuyentes. Y ya se sabe, que quien paga, manda.
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