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martes, 28 de mayo de 2013

La Cultura es una crisis continua




Taylor define la cultura como sistema de valores, ideas y creencias que componen una sociedad; son elementos integrantes de la cultura: La ciencia, la técnica, la filosofía, el arte, etc. Umberto Eco  -el famoso novelista autor del Nombre de la Rosa- ante una pregunta sobre la crisis y la cultura, ha manifestado que  “La cultura es una crisis continua. La cultura no está en crisis, es una crisis continua. La crisis es condición necesaria para su desarrollo”.  Si la cultura es un producto de la sociedad,  la respuesta del hombre ante su mundo para dominarlo y adaptarlo a sus necesidades, agente dinámico que no estático de los intentos de solución ante la problemática cambiante de la realidad, entonces, crisis y cultura van de la mano. La aceleración o la desaceleración de los cambios sociales en el seno de la cultura, serán exponente, de períodos de abundancia o de escasez. Si bien las crisis necesitan un período de gestación, su alumbramiento es brusco y aparece con virulencia y crudeza. Su brusquedad, puede que nos coja con el pie cambiado, sin encontrar respuestas. Es un atracón "de realidad novedosa" en la que los mecanismos de adaptación no funcionan porque -la novedad- los hace ineficientes. Vista así, se parece a los cambios bruscos de temperatura, muy propios de la primavera donde no sabemos que ropa ponernos para no pasar frío o calor. La palabra crisis tiene muy mala definición y poca solución; es una aporía sin salida que requiere paciencia y constancia para superarla; "requiere amontonar los palos uno tras otro, desparramados y esperar que una chispa prenda y  los encienda" (Goethe). Fue Miguel de Unamuno quien escribió que “no es la unanimidad la que nos mantiene unidos, sino la conversación”. Yo diría la dialéctica, la oposición de contrarios, los diversos puntos de vista a través de la palabra, la búsqueda en común de una salida que se torna problemática. Sólo cuando hay problema se busca la solución, pero todos unidos. En sus múltiples escritos Eco ha dejado dicho que la verdadera felicidad es la inquietud por saber, por conocer. “Es lo que Aristóteles llamaba maravillarse, sorprenderse… La filosofía siempre comienza con un gran ohhh!” -nos dice- El verbo es  "admirarse" ante el misterio, "Theoría" en un comienzo para elevar a cultura o civilización, lo que es "naturaleza", mediante la "praxis". El "thaumazein" (admiración), no es patrimonio del intelectual; Solo ante la adversidad, el hombre empieza a  cuestionarse a sí mismo y a buscar soluciones. La admiración tampoco nos sacará de la crisis, pero será un elemento a tener en cuenta, para diagnosticarla. Cualquier persona en sus viaje a Ítaca -que es la vida- puede experimentar esta experiencia “el placer de conocer no tiene nada de aristocrático, es un campesino que descubre un nuevo modo de hacer un injerto; evidentemente, hay campesinos a los que esos pequeños descubrimientos procuran placer y a otros no. Son dos especies distintas, pero naturalmente depende del ambiente; a mí me inoculó el gusto por los libros de pequeño… Y por eso al cabo de los años soy feliz, y a veces infeliz, pero vivo activamente mientras que muchos viven como vegetales”.





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