Vosotros no me conocéis pero mis padres y familia sí. Hace nueve meses, mis padres no aguantando tanto amor y cariño, me gestaron para acompañarles en esta maravillosa aventura que es la vida. Desde pequeñita, he vivido en el vientre de mi madre, en un diálogo de amor y contacto con ella, y estaba tan a gusto que nunca hubiera querido salir, si no fuera porque tenía mucha ilusión de conoceros, ver la misma luz que veis y respirar el mismo aire que respiráis. No creáis que no sé cosas, la voz cariñosa de mi mamá me ha enseñado el diálogo del amor, que es lo más importante. Desde siempre me sentí querida y aceptada por mis papás. Algunas veces, me sentía incómoda y necesitaba cambiar de postura, cosa que molestaba a mi mamá, pero ella lo aceptaba con resignación y echándole mucha entrega y cariño. Pacientemente entablaba un diálogo conmigo, difícil de traducir para personas ajenas a la relación entre un hijo y su madre. Algunas veces, escuchaba la voz de mi papá y el tacto de sus caricias sobre mi cuerpo, aún en estado de formación. Todo ello contribuía a mi desarrollo y al deseo de superarme a mí misma, para el gran momento de mi nacimiento.
Hace dos días que nací, algo confundida y asustada. Mis 3 kilos 270gr. causaron alguna dificultad a mi mamá, pero mi presencia aminoró sus dolencias. Aquella mañana, el sol salió para mis papás a las 5.30. El mismo que brillará todos los días de nuestra vida. Desde el primer momento, mis padres me miraban como bobos, tratando de indagar a quien me parecía. !tranquilos! soy de carne y hueso y poco a poco me pareceré a los dos. Ahora necesito tiempo y adaptación a mi nuevo hogar. Ya sé que tengo una bonita familia y una preciosa hermanita llamada Claudia (no tan guapa como yo, aunque eso ya se verá). -!Es broma, Claudia!- No te enfades, que soy tu hermanita y te quiero mucho. Eso sí, !quiéreme mucho, pero manten tus manitas sucias lejos de mis ojos y mi boca, que hay amores que matan! Si sentís temor de agarrarme porque creéis que me romperé, no os preocupeis, no soy tan frágil. La mejor manera de hacerme fuerte es con tus abrazos, tus caricias, tus palabras y la leche de tus senos, Mami. Para que no te canses más de lo que estás, aprende a conocerme. Mi llanto, Mamá, siempre tiene un significado, estoy aprendiendo a comunicarme y llorando es como lo hago. Puedo llorar de hambre o de dolor o porque estoy con calor o tengo frío, o simplemente porque tengo caca o necesito el calor de tus brazos y tus caricias, Sólo lloro cuando os necesito !Tened paciencia y no desesperéis! pues yo sigo necesitando de vuestros desvelos y cuidados. Si te sientes sola o malhumorada, habla con Papá o háblame a mi de manera suave, cuéntame tus problemas, aunque no te pueda entender, te escucho y a veces sonreiré y mi sonrisa de ángel te servirá de consuelo...!Ah, y gracias por ponerme un nombre tan bonito! Un beso muy grande para todos...Muahmm
A MI NIETA JULIA, POR SER UN RAYO DE LUZ Y ESPERANZA EN EL ATARDECER
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