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jueves, 6 de septiembre de 2012

La Cencerrá




Aquella  fría tarde de marzo una noticia se expandió como reguero de polvora en la villa. La Iglesia del pueblo, abarrotada de gente, rezaba a la Virgen de los Dolores en su novenario, previo a la Semana Santa. Un hombre de estatura baja y complexión delgada, iba de banco en banco anunciando en voz baja: "Joseico "El Malhecho" se había "juntao" con la Esperanza. Esta noche cencerrá." La Esperanza era una buena moza de complexión fuerte y de cabellos negros, soltera y objeto de deseos posesivos libidinosos por parte de la mayoría de hombres del pueblo. De repente, surgió entre los bancos un joven alto y fuerte, que girando sobre sí mismo dio un bofetón al pregonero, mezclándose el ruido de la trifurca con los cánticos fervorosos del pueblo piadoso. Era el hijo de joseíco, que deshonrado salía en defensa del honor familiar.
La gente joven se preguntará ¿Qué es una cencerrá? Nada que ver con el ganado bovino ni nada que se le parezca. La cencerrá es una tradición de muchos pueblos de España -entre ellos el mío- donde se castiga a una pareja que va a contraer matrimonio ocultando la ceremonia al público, porque los contrayentes son viudos él o ella, o viudo con mujer o moza joven, o simplemente un matrimonio de conveniencia, mal visto por los familiares o vecinos. Estos armados de instrumentos ruidosos como cencerros, cacerolas, botellas, pitos, etc apostados en la puerta de la casa o debajo del balcón de los "juntaos", entonaban una cantidad de cánticos, rimas y estribillos maliciosos, que trataban de impedir a los nuevos casados hacer sus cosillas en la cama:

Estribillo : Varios cantaban: Quien se casa
La Muchedumbre contestaba: José
Varios cantaban: Con quien
La Muchedumbre contestaba: con Esperanza
Varios cantaban: Para qué
La Muchedumbre contestaba: para rascarle la panza.

¿Cuál es el motivo social-antropológico de esta costumbre? No se sabe a ciencia cierta, pero debe estar relacionada con la censura social por parte de los vecinos desaprobando una relación mal vista contra los viudos. Es como si alguien que ha perdido a su esposa no tuviese derecho a tener una segunda oportunidad a ser feliz. Hasta puede ser la reacción típica de familiares con intereses económicos de herencia y por venganza monten el circo ruidoso. En una sociedad rural férrea y rígida, como la de la España de la postguerra, era mal visto saltarse el nivel al que se pertenecía por razones de abolengo o status social y querer sobresalir merced a una unión matrimonial basada en  conveniencias económicas. Para la comunidad rural era un "casamiento anormal", de ahí que no tuvieran derecho ni siquiera la primera noche de bodas a disfrutar de su unión. Afortunadamente los tiempos han cambiado y hoy cada uno es libre de hacer lo que más le conviene, sin que tenga que soportar ni la vigilancia ni la censura de una sociedad que ha evolucionado en el respeto a los derechos individuales y sociales.







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