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jueves, 13 de septiembre de 2012

EL NACIONALISMO CATALÁN



"Se puede engañar a todos poco  tiempo, se puede engañar a algunos todo el   tiempo, pero no se puede engañar a todos todo  el tiempo"
                                                                   J.F. KENEDY


Una inmensa multitud de Catalanes salieron el 11 de Septiembre a las calles de Barcelona reclamando la independencia de Cataluña. Nueve consejeros  -de los once que tiene el gobierno catalán-  estuvieron en la manifestación, excepto su presidente el Sr. Mas, presente sólo en espíritu. Barcelona se quedó pequeña para acoger a una marea de ciudadanos que reivindicaban la independencia sin medias tintas y el cambio de paradigma en sus relaciones con Madrid.
Tenemos un problema. O mejor dicho, el gobierno catalán tiene un problema. Ahí tiene la confirmación  y el respaldo del pueblo para negociar con Madrid. Quieren la independencia, el Estatuto se les ha quedado pequeño y no digamos el pacto fiscal.
La historia confirma que en los procesos secesionistas los pueblos necesitan un periodo de gestación alimentados por un caldo de cultivo "sine qua non" el proceso sería un fracaso. Aquí está el resultado de dejar la educación en manos de las autonomías y la irresponsabilidad de la alta inspección del Estado mirando para otro lado. Ahora cosechamos aquello  que hemos sembrado en la Escuela. Victoria Prego, en El Mundo 12/9, manifiesta con meridiana claridad la segunda causa del desafecto entre Cataluña y España. "No hay nada más agradecido y que cohesione más a un grupo humano, sobre todo si está compuesto por gente ignorante, que compartir enemigo, la versión maléfica de un santo patrón. Nada une más que eso, nada proporciona mayor sentimiento de identidad compartida. Y es justamente ahí, en el odio y el rechazo a España, en ese agravio interminable adobado por todas las falsedades históricas que haya sido conveniente aportar al imaginario nacionalista, donde radica el éxito del proyecto alumbrado en su día por Jordi Pujol." Tiempo habrá para un análisis más profundo, aunque hoy, me limitaré a señalar las consecuencias que se derivan de esta manifestación.

Ya no vale la excusa ambigua de los nacionalistas que a cambio de ventajas económicas ofrecían gobernabilidad  y moderación al gobierno de España. La calle habló y forzará a los Convergentes a dar pasos que no estaban previstos. Lo consecuente para CIU es dar por terminada la legislatura y convocar nuevas elecciones con un programa distinto al que se presentó, ofertando la independencia a la sociedad catalana. ¿Qué piensa Unió y el Sr. Durán? Se acabó esto de jugar con cartas marcadas. Algunos maliciosamente, creen que es un brindis al sol y que detrás de todo esto se busca más financiación.
Tampoco ha quedado en buen lugar el PSC, partido mayoritario en el Parlamento de Cataluña, que oficialmente no apoyó la manifestación, aunque algunos de sus dirigentes importantes asistieron por libre. La alternativa del PSC pasa no por el debate entre izquierda/derecha, sino por ser nacionalista/no nacionalista, así lo ha entendido el Sr. Navarro, si quiere recuperar el voto de los que se sienten catalanes y españoles. Las consecuencias para el PSOE son evidentes: Si Cataluña consiguiese la independencia, la pérdida de votos del PSC haría inviable ganar las elecciones generales en España al PSOE. Dejarían la gobernabilidad de España a la derecha ¿Es eso lo que quiere el Socialismo? Flaco favor hizo Zapatero a España y su partido con la aprobación del Estatut, involucrando al Tribunal Constitucional y enfrentando al resto de España con Cataluña. ¿No se trataba de una vez por todas de arreglar el problema catalán? Cada uno recoge lo que siembra. La reacción de Pérez Rubalcaba -Jefe de la oposición mayoritaria- ha estado a la altura que se le supone, preguntando a Más, ¿Quiere Cataluña pactar con España o viene a pedir el divorcio? El tiempo dirá. Es más, si se aceptase la tesis nacionalista de que lo recaudado en un territorio debe quedarse en él, habría que aplicarla a las provincias, las ciudades y hasta los barrios de la propia Cataluña, de manera que los tributos se asignarían "en proporción directa a la riqueza, justamente el efecto contrario". Tesis contraria  a un partido de izquierdas (PSOE) con la S de socialista, la O de obrero y la E de España.
Al Gobierno del PP, ésta manifestación le ha pillado con el paso cambiado. Después de ningunear la noticia en TVE -siendo relegada frente a otras de menor calado- se ha limitado a echar balones fuera. Algunos opinan que el órdago de Cataluña, necesita una respuesta contundente del Gobierno de España mediante aplicación del Art,  2 y 155 de la Constitución Española, que habla de la "indisoluble unidad" de España, también han apuntado que no se entiende que en este momento en el que España busca reforzar su papel en la UE y se defiende una Europa más fuerte alguien quiera "navegar solo". Otros opinan que si Cataluña alcanza la independencia habría que exigir la dimisión tanto del Rey como del Presidente del  Gobierno por no cumplir con sus deberes.  Aunque en democracia todo es opinable.

Mi opinión es que si Cataluña no quiere pertenecer a España, algo hay que hacer. Hay que arbitrar mecanismos democráticos para comprobar si lo puede conseguir. Puede ser un referendum donde las reglas  de han de ser pactadas entre todos los españoles, y no solo por catalanes: Aquí decidimos todos porque es algo que atañe a todos. ¿Qué porcentaje de participación ha de tener? ¿Con qué porcentaje sería mayoría? ¿Bastaría el 51% dada la trascendencia de la consulta o se exigiría un 60% o más?  De nada vale apelar a la unidad de España en la Constitución, las constituciones se cambian por las mayorías de los votantes. Será un proceso largo y costoso y habrá problemas difícles que resolver, por parte de unos y otros. Habrá que explicar a los ciudadanos catalanes las consecuencias del secesionismo, no vayan a pensar que todo seguirá como hasta ahora. Por lo pronto algunos economistas consideran en unos 60 mil millones de euros el coste, y las relaciones comerciales con el resto de España serían otras; además de la salida de la Unión Europea, el PIB de Cataluña se reduciría un 20% y la renta per cápita de los ciudadanos catalanes pasaría de 29.000 euros en la actualidad a 22.000 euros, equivalentes a la renta de Chipre. ¿Es esto lo que quiere la ciudadanía catalana, que no sus políticos? !Pues adelante! !No nos quieren! -se quejan algunos políticos catalanes, generalizando en nombre de todo el pueblo catalán- ¿Qué hay qué hacer para quererlos? Ceded a sus peticiones, no llevarles la contraria y todo marchará mejor. Quieren la independencia ¿Independientes? de quién y de qué. ¿Quien es hoy independiente? El nacionalismo es un discurso que grita no para ser escuchado, sino para convencerse a sí mismo. Creen que cuanto más fuerte griten más razones tendrán creyéndose sus propias mentiras. Empezando por el victimismo causado por Madrid, el colonialismo y expolio de los conquistadores españoles, sus groseras distorsiones de la historia, la aversión a todo lo que "huele"  a España, el adoctrinamiento desde la edad escolar, etc.
Hay quienes piensan que en la conciencia del sentir nacionalista existe la idea metafísica  de ser el padre fundador de una nueva patria independiente y ser ellos los héroes mitológicos de una Arcadia feliz. Nada que no haya sido inventado hasta ahora. Su gesta noble y trascendente de ser inmortales, es una constante histórica, vivida por otros pueblos. En el fondo, subyace un cierto egoísmo -no carente de vanidad- por escapar del olvido. Una estatua en la plaza del pueblo, podría ser la solución. Aunque la historia está llena de personajes cuyas estatuas sólo sirven para acumular excrementos de paloma.



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