Una píldora mágica

una píldora mágica


Doctor: ¿Qué me pasa
que ya no puedo cumplir
como cuando era mozo
y he perdido el carril? 

"No se preocupe, buen hombre,
que solo tiene una edad,
que aún puede ir a la era
y poder allí trillar.
Le pido solo precaución
para montar bien el trillo,
arrear bien los atalajes
y dirigirlos con tino."

Dos veces por cada año
tengo visita obligada,
un hombre afable sonríe
detrás de una mesa ordenada.
Después de un apretón de manos,
me mira con perspicacia
me pregunta cómo estoy
y yo siempre le respondo:
"muy bien, Doctor, muchas gracias".

"Los análisis -me dice- marchan,
la próstata no se agranda,
la mies espera en la parva
y el apetito no falta".
Me receta unas pastillas
a las que yo llamo mágicas,
pues todo lo que está flácido
lo endereza con su gracia!

!Qué poder tiene esta píldora!
-me pregunto sorprendido-
!Qué fuerza encierra por dentro
que desboca la libido!
Mueve con tal fuerza y energía
las hormonas corporales,
que arremete cual torrente
en esos suaves humedales.

"Me queda solo decirle -Doctor-,
que Dios le dé mucha salud,
que la ciencia no le falte,
y desear con gratitud
que la magia le acompañe".

"Ah, se me olvidaba, Doctor:
!Que siga la buena racha
y no se acabe la gracia!"

 
       Antonio González


N.B. La creación literaria es ficción y nada tiene que ver con la realidad.