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viernes, 11 de marzo de 2016

Un Cortijo Andaluz entre Plásticos





un cortijo entre plásticos

En los campos del Ejido
al sureste Andalucía,
hay cortijos sin olivos
están entre un mar de plástico
bajo un sol embravecido.
La piel de sus proletarios
está quemada por el sol,
curtida por muchas horas
tanto o más
que su propio honor.

Cada mañana temprano
se plantan en la rotonda,
esperan horas y horas,
a que alguien les proponga
un jornal de mala monta.
Después de un día agotador,
vuelven en sus bicicletas
a un cortijo abandonado,
para con cubos de agua
lavarse detrás de una cortina
de plástico.

Cocinar en un hornillo,
algo que echarse a la boca
y después de alguna charla,
dormir amontonados
en unos jergones usados.
Allí viven hacinados
sin agua o electricidad,
a nadie importa su estado,
viven en un país de Europa
con penurias de africanos.

Son trabajadores indigentes,
los llaman subsaharianos,
que sacan adelante
nuestras cosechas,
y llenan nuestros mercados
con productos recolectados.
Cubierta por unos plásticos
hay una terrible verdad,
que tratan de esconder
ante el mundo,
pero que hay que denunciar.

En las tierras de Almería,
entre la gente andaluza
de los invernaderos,
se dice en un letrero:
"Prohibido arrojar basura"
!Qué tomadura de pelo!
Más allá de las basuras
en un neumático viejo
que hace veces de florero,
crecen flores amarillas;
alguien las sembró allí
soñando con un mundo bello.

antonio gonzález

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