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miércoles, 30 de marzo de 2016

El F.C. Barcelona, algo más que un club






Me hice del Madrid cuando aún los cromos del Chiquilín (un colorante para las comidas) eran en blanco y negro, y mi amor al merengue ha permanecido incólume hasta nuestros días. También, porque cuando empecé a tener uso de razón, el Real Madrid llevaba cinco copas de Europa en sus alforjas y no era difícil apuntarse a caballo ganador; nada sorprendente para un niño de pueblo carente de gestas mayores e imaginación desbordante. El Barcelona en aquellos tiempos solo podía presumir de ganarle al Llagosteras y gracias; yo presumía ante mis amigos de las cinco copas de Europa seguidas del Real Madrid. Hoy las cosas han cambiado en esta España de la democracia, y el Barcelona gana ligas a porrillo y no sé cuantas "Champions Ligue"  (que es así como se llama actualmente a la Copa de Europa de toda la vida). Hay que reconocer que al Barcelona no le ha ido nada mal en esta España, que según algunos independentistas catalanes, les roba. (luego se ha demostrado que quien realmente les robaba, no solo la cartera sino también su identidad, eran sus propios políticos).  El artículo que escribió el presidente Puigdemont después de la muerte de Johan Cruyff, para hacer política independentista, es abominable. Ya se sabe,  si desde la creación del mundo se repite una mentira como que el Barsa es más que un club, aplicando un reduccionismo simplista e independentista a lo que simplemente es un club de fútbol, las consecuencias son evidentes: la confusión entre el FC Barcelona y Cataluña; algo que me parece desproporcionado, falso, y muy difícil de digerir por los millones de seguidores del Barsa en todo el mundo. Como muestra sirva el minuto 14 de cada partido donde el grito de muchos aficionados es el de "independencia" (una forma muy "sui generis" de animar deportivamente a su equipo) Malo, cuando deporte y política se mezclan porque la manipulación está servida en bandeja de plata. Se trata de entretener al pueblo con el famoso "pan y circo" romano (panem et circenses) y no hablar de las mentiras con las que el independentismo engatusa a los catalanes, como la legitimidad del derecho a decidir, las balanzas fiscales, la marginación de la lengua, la laminación de las competencias...Entretanto, los verdaderos problemas de Cataluña siguen ahí sin resolverse. Eso sí, con Cataluña en  bono basura según Standard and Poors Corporation. Lo que hay que ver. 




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