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viernes, 8 de enero de 2016

La decepción desmentida a ratos






El verdadero problema del fútbol es que entre el balón en la portería y que lo haga de forma bonita (jogo bonito). Eso es todo. Una vez más, como las estaciones se siguen en el tiempo de forma regular, llega la crisis al Real Madrid, en forma de destitución de Benítez,  como entrenador del primer equipo. Aquel que en boca de su presidente "no es el problema sino la solución", -(la decepción la desmentía a ratos)-, se ha comido el turrón de Navidad pero no el roscón de reyes. Los entrenadores del Madrid le duran a Florentino menos que un caramelo en la puerta de un colegio, y van diez. El Real Madrid es una trituradora de  entrenadores, sin el debido tiempo para poder trabajar y planificar un equipo como Dios manda. Las urgencias y el Barcelona, no lo permiten. El tiempo, factor necesario y determinante para todo proceso -tanto natural como artificial- no es considerado ni valorado en la planta noble del club. Todo se hace de prisa; nada es estable ni permanente (al menos, en un tiempo prudencial). Benitez entró con mal pie en el Madrid. Su pecado fue ser el sustituto de Ancelotti, cosa que los jugadores no le perdonaron. Nunca hubo "feeling" entre ellos. Mal aconsejado o "de motu propio", Benítez se ha enfrentado a media plantilla y las consecuencias están a la vista: ¿Desconocimiento del actual Real Madrid?, puede ser. Entre cesar al entrenador o prescindir de la plantilla, la cuerda se ha roto por la parte más débil. Si a todo esto añadimos que los resultados no acompañaron y el equipo no jugaba como tal, podemos tener las claves de esta desafección. Otra solución más coherente -visto lo visto- hubiera sido la dimisión del Presidente Florentino Pérez, aunque eso está por ver.




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