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jueves, 12 de junio de 2014

Porrón y garbanzos tostaos





En los tiempos de los sesenta, la escasez no era un impedimento para celebrar bodas de acuerdo con el status de cada familia y su poder adquisitivo. Como veis, nada nuevo que hoy no suceda. Recuerdo la primera boda en la que una y otra vez pasaban una fuente de " garbanzos tostaos" y un porrón de vino mosto, junto a unos bocadillos de salchichón y chorizo y algún otro de jamón. El convite se cerraba tomando una copa de anís o brandy con alguna que otro pastel y bizcocho. Eso era todo y que no faltaran las bandurrias, guitarras y seguidillas. Los tiempos no daban para más. La próxima semana proclamarán a Felipe VI rey de España, según establece la Constitución Española. La monarquía es una Institución que aceptan los españoles en más de un 70%, frente a la república, y hasta hace bien poco, la mejor valorada de todas las que pertenecen al Estado Español. A la ceremonia de la proclamación no asistirá ningún mandatario extranjero porque sería un dispendio económico poco justificable para los tiempos que corren (al menos esos son los rumores que corren) Nuestro Príncipe, fue invitado por numerosos mandatarios de Iberoamérica en sus tomas de posesión, siendo recibido y agasajado como corresponde a quien representaba a la más alta institución del Estado: La monarquía. ¿Acaso no sería de ser cortés y educado corresponder del mismo modo? ¿Es así como correspondemos a las atenciones que tienen con nosotros? ¿Cómo van a valorar a nuestro país desde el exterior si no lo hacemos los españoles en nuestra casa? Vivimos en un mundo globalizado en donde los gestos y las apariencias son tan importantes como el contenido. En muy baja estima tenemos a la monarquía cuando no la valoramos en su justa medida. Se justifica una ceremonia modesta y sencilla por los gastos que ocasiona, sin recabar en los beneficios y rentabilidad que proporciona para el prestigio y buena imagen de  España en el mundo (esto sin contar los réditos políticos que proporciona la institución monárquica como árbitro y garante de la unidad de nuestro país) ¿Qué representan unos millones más o menos en seguridad y gastos de representación para un Estado que gasta el dinero en banalidades de difícil justificación? Seamos  prácticos y veamos estos gastos como una inversión. El gobierno debe de perder el complejo de inferioridad que manifiesta frente a la izquierda republicana, y preparar una ceremonia como corresponde a la institución monárquica. Dentro de unos cincuenta años, nuestros niños estudiarán en sus libros de texto esta época tan importante. Espero y deseo que no tengan un mal recuerdo de este acontecimiento histórico, tan importante para España, como el que yo tuve en aquellas bodas de la penuria donde nos quitábamos el hambre a base de garbanzos tostaos y tragos de porrón. 


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