Montagón

Así huele esta mañana mi tierra, a tierra mojada. Los dioses moviendo los muebles en el cielo y de vez en cuando un chaparrón de agua, más por distracción o descuido que por voluntad propia. La sierra tronaba y Montagón iluminaba el valle por donde discurre un aprendiz de río sin agua. Hasta las nubes juegan a serlo, sólo ruido y apariencia. 
El temor se hace realidad entre mis paisanos, el Pozo de Montagón ya no da más de sí. Enfurecido, cabreado por el exceso de trabajo, poco alimentado y muy ordeñado ha dicho: !Hasta aquí hemos llegado! Siempre lo consideré el co-patrón del pueblo, pero los paisanos solo tenían fuegos artificiales para el cielo, olvidando el suelo. El cielo provee pero el suelo guarda. Situado en un paraje casi seco su generosidad para dar más que recibir le ha jugado una mala pasada: Se seca. ¿Y ahora qué? ¿Cerramos el chiringuito y emigramos ? Nuestros padres emigraban a Cataluña, pero Mas no da más. Tampoco Alemania, (allí está Merkel con el billete de vuelta preparado, y Pablo Iglesias, revestido con el traje de su ideología populista) Su caudal disminuye dando muestras de cansancio y vejez. No se puede dar tanto sin recibir nada. Ni un !Viva! !Ni un recuerdo a su generosidad! !Ni un brindis con los caldos que salen de sus entrañas! Nos hemos aprovechado de él creyendo que era eterno, fuente de inagotable manantial... 
La culpa de todo la tiene Franco, y ese malévolo gobernador de provincias, que cada vez que los paisanos buscaban trabajo los enviaba al extranjero porque se necesitaban divisas. Cansados de sequía, los escolares pedíamos al Generalísimo, en un viaje por nuestra tierra, con nuestras banderitas nacionales y alimentados gracias a la leche  en polvo de los americanos: "!Franco más agua, más árboles!" Pero el General pasó y no se paró ni siquiera a saludar a su amigo de armas el General Saliquet, vestido de gala entre su sable y su gran mostacho. Aún queda inscrita en una  vieja pared de una caseta de carabineros la eterna aspiración de ésta tierra: "Más Agua, más árboles". Sólo nuestro viejo pozo de Montagón escuchó nuestra demanda, en un lugar donde cielo y tierra siguen jugando al escondite.