De siempre el hombre se ha orientado en la tierra mirando al cielo. Los astros han sido siempre sus fieles aliados para dirigir el rumbo y finalizar con éxito los viajes emprendidos y las grandes empresas. La posición de las estrellas ha servido de referente y de luz en el largo obscuro túnel de la historia, no sólo para posicionarse y saber dónde estamos, sino para orientarse y saber dónde dirigirse. El hombre es hijo híbrido de Cielo y Tierra.
Desde la Edad Media, la tumba del Apóstol fue un referente que alumbró a la Europa cristiana como símbolo motivacional para consolidar la hegemonía de la cultura cristiana en Europa, frente al peligro del Islán, y salvar así el legado clásico recibido de nuestros antepasados. Es un reconocimiento y una deuda que tiene el mundo civilizado occidental con el cristianismo, y la contribución para éste fin que representa el "camino de Santiago", como elemento dinamizador de cohesión en una sola fe de los diversos pueblos de Europa.
Hay serias dudas históricas sobre la tumba del Apóstol en Santiago de Compostela. Hasta la etimología del nombre de "Compostela", crea controversias. Pero lo de menos es la certeza histórica de la leyenda del Apóstol, lo demás es la creencia de todo el pueblo cristiano, que hizo de la peregrinación un acontecimiento histórico de integración y cohesión, que trascendió pueblos y fronteras con connotaciones religiosas, culturales, económicas y sociales. Y eso es lo que vale: lo que yo personalmente he vivido, junto a mi familia, y que quiero compartir con todos vosotros.
Reiniciamos el viaje desde Ponferrada (León) y después de un descanso reparador en el Hotel "El Temple" y desayunar en compañía de unos amigos de Madrid, tomamos dirección hacia la tierras de Lugo, con la incertidumbre de aguantar a pié nuestros primeros veinte kilómetros entre Becerreá y Sarriá. La lluvia nos impidió tan loable propósito y sólo se quedó en diez kilómetros; para nosotros fue un motivo de alegría ver como habíamos superado el primer obstáculo.
La Pensión AS RODAS (Las Ruedas), nos esperaba con los brazos abiertos. El dueño, un señor joven, nos dio la bienvenida invitándonos a un albariño que nos supo a gloria, en aquel lluvioso día gallego.
A las ocho de la mañana, todos en pié para desayunar y empezar una nueva etapa entre Sarriá y Porto Marín de 24 kilómetros. Reiniciamos el camino en las afueras del pueblo de Sarriá, entre una tupida selva boscosa y las primeras pendientes que hacían fatigoso el andar. Superadas las primeras dificultades, se llega a una planicie morfológicamente menos agresiva y de horizontes más amplios, gratificada con el encuentro de peregrinos de todas las nacionalidades, y alguna que otra casa-bar para beber y reponer fuerzas.
Era nuestro bautismo de inmersión en el camino. La diversidad de gentes y de paisaje, hacían que todo fuera más fácil. La sonrisa y la solidaridad de gentes tan diversas y de diferentes culturas y procedencias, hacían la comunicación, humana, cálida y sencilla, sin que la barrera del idioma fuese un impedimento infranqueable: bastaba la mirada y sobraban las palabras. Disfrutábamos de la empatía natural del compañero de viaje, sin ni siquiera saber su nombre: no lo necesitábamos. "Buen camino, peregrino", era el saludo franco y espontáneo que surgía en nuestros oídos, de gargantas cansadas por el esfuerzo, animándonos mutuamente para luchar contra el espacio y el tiempo. Eso, y los mojones que de forma monótona se alinean por el camino, marcando la distancia de mas a menos, entre un sitio determinado y la ciudad de Santiago, era acicate complementario para superar pequeñas metas.
Durante el camino, había momentos para todo, como la vida misma. Para el encuentro, como tener la suerte de encontranos con las Chicas Canarias de Tegueste. La alegría y la gracia personificadas de Mary Hernández, Pili y la Mamá de Imanol, eran contagiosas. De lo más sano y mejorcito del camino... Nunca quedábamos, pero siempre nos encontrábamos inesperadamente en cualquier lugar del camino, celebrando nuestro encuentro con una copa de albariño o ribeiro. Su magnifico reportaje fotográfico del Camino, lo recomiendo: aficcionteguestera3.blospot.com !Un saludo y un abrazo afectuoso, compañeras de camino!
También para el recogimiento, la meditación y el recuerdo. Señales, pequeños montículos de piedras y fotos de personas jalonaban su identidad a lo largo del trayecto. De vez en cuando una pequeña iglesia o capilla, adosada junto al cementerio, eran testigos mudos, cómplices del silencio interior de los caminantes y de sus mundos separados por el tiempo. Silencio roto por un riachuelo travieso y alegre de agua cristalina, que entre piedras, musgos y líquenes, seguía su cantinela ruidosa al margen de los peregrinos, perdido entre la maleza hacia no se sabe dónde.
El viento, la brisa, la lluvia nos sonreían o nos amenazaban, ajenos a nuestras cuitas. El sol, la luz, el frío , el calor, amigos inseparables según gusto y condición, eran el trasfondo de nuestro esfuerzo. Las vacas, ovejas y caballos, también eran testigos ajenos a nuestro caminar, ocupados en comer placenteramente en el prado, parecían ser más libres que los humanos, si no fuera porque su conducta era debida al férreo yugo del instinto determinista.
Y así, poco a poco y día tras día, fuimos quemando etapas: Porto Marín-Palas de Rei; Palas de Rei- Melide; Melide-Pedrouzo; Pedrouzo-Lavacolla; Lavacolla -Santiago.
Muchas gracias, la verdad que fue un verdadero placer conocerlos en el Camino, y poder compartir tantas cosas.Ojala pudieramos coincidir otra vez.
ResponderEliminarHola, hoy le escribo con la intencion de desearles unas felices fiestas, y que tengan un muy buen año 2013. A ver si nos encontramos de nuevo en el Camino.Saludos a la familia.
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