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viernes, 8 de diciembre de 2023

!Qué no se salgan con la suya!




España tiene un problema. Un problema muy grave: tenemos como presidente del gobierno a un sátrapa. "Para millones de españoles ya no es nuestro adversario político, sino nuestro enemigo. Nadie puede abusar de la Ley de todos sin convertirse en un gobernante odioso y odiado. Por mucho que despliegue sus plumas de pavo real" (Antonio Robles, Libertad Digital). Este sujeto no puede salir a la calle para tomarse un café sin ser abucheado. Su futuro no se lo deseo ni al peor de mis enemigos. ¿Dónde se meterá cuando lo echen a patadas del poder? sitio no habrá en la tierra donde  esconderse o estar tranquilo. Ayer en una entrevista en Antena 3 TV, se atrevió a decir una sarta de mentiras a las cuales no estoy preparado ni educado para soportar. Se atrevió a decir a Susana Griso lo siguiente: "El PP, si no hubiera dependido de los votos de Vox para poder sacar adelante la investidura, y solamente del nacionalismo periférico, hubiera aprobado la amnistía" Después, se quedó tan ancho. En España tenemos un refrán que le va como anillo al dedo: "Cree el ladrón que todos son de sus misma condición". No, no lo soporto y la mayoría de españoles, tampoco. Ya no se trata de estar de acuerdo con una postura ideológica o con una determinada ley que puede en un momento determinado ser erradicada o cambiada, "sino de vender impunidad a unos a costa de los bienes de  todos, con un descaro y una falta de escrúpulos para traficar con las emociones, la hacienda y la patria de todos. Es una cuestión de piel. Insoportable, soberbio, vanidoso, endiosado, impertinente, redicho, fatuo, cursi, petulante, resabiado, pedante, engolado, odioso, mentiroso, hasta decir basta, manipulador, tóxico, amoral...y muy rencoroso, le importa tres carajos lo que sintamos o pensemos. El  mundo está para servirse a voluntad sin reglas ni vergüenza." (Antonio Robles, Libertad Digital). No. Es la actitud chulesca, prepotente enmascarada con una pose de humildad  franciscana, que nadie se cree, ni siquiera los propios socialistas y el resto de españoles que no  soportan que el prófugo Puigdemont se salga con la suya y se vaya de rositas a su casa. La soga del secesionista aprieta cada vez más al cuello de Sánchez quien se siente asfixiado y no sabe como soltarla. Difícil tiene vender este producto indigno de la amnistía, que consiste en evitar poder juzgar actos presuntamente delictivos, negar la legitimidad del Poder judicial en democracia y la igualdad de todos los ciudadanos ante la Ley. España no está por la labor de tragarse tan enorme sapo, -esto lo saben en Moncloa- aunque los plazos a duras penas sigan cumpliendose, Junts seguirá apretando cada vez más. ¡No se saldrán con la suya!







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