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miércoles, 4 de mayo de 2016

Ridículo diplomático de Puigdemont






Uno de los retos más importantes durante mi carrera docente era explicar las funciones que tiene el conocimiento en la Crítica de la Razón Pura de Kant, a jóvenes cuyos intereses y motivaciones estaban en otro sitio y no precisamente en éste gran filósofo alemán del siglo XVIII. En concreto, cuando debía exponer la parte relativa a la sensibilidad como facultad de las formas "a priori" o  trascendentales, y la aplicación del espacio y el tiempo como "formas puras" del conocimiento sensible, recuerdo, que utilizaba una pregunta retórica que les hacía reír y despertaba su curiosidad y atención. Que el espacio y tiempo son formas y no conceptos -le decía yo- se demuestra porque son la condición de toda experiencia, o sea, que no hay experiencia ni hecho físico sin que éste esté situado en el espacio y en el tiempo, por eso son las condiciones que posibilitan a toda experiencia. A continuación dirigiéndome a ellos les ponía estos ejemplos: "Os he visto" y ellos sorprendidos me preguntaban "¿Dónde nos ha visto? en ningún sitio, les respondía; "¿Cuándo nos ha visto" en ningún momento, entonces se quedaban mirándome sorprendidos y comprendían que no se puede ver a alguien ni tener experiencia  sobre algo si no es en el espacio y en el tiempo.
El viaje a la Unión Europea del Señor Puigdemont, Honorable de la Generalitat, se ha efectuado sin las condiciones a priori, de todo viaje posible, hacia ninguna parte; simplemente no cumple las funciones más elementales que todo viaje ha de tener: saber hacia dónde se va, qué ser, y por qué. Ninguna autoridad de Bruselas le ha recibido, ni a él ni a su "ministro de Asuntos Exteriores" el Señor Raúl Romeva; y aunque él lo niegue, manifestando que no era esa su intención, lo ha solicitado en la persona de Jean- Claude Juncker, que por cuestiones de agenda no le ha recibido, como así lo ha manifestado una portavoz de Bruselas (manera diplomática de decir que no, por si alguien aún no se ha enterado, o lo que es lo mismo, un eufemismo). !Honorable, no mientas, que la mentira tienen las patas muy cortas! El nacionalismo que es una mentira básica no puede renunciar a su identidad, que es hacer de la mentira una verdad. El problema es mucho más complejo, pues muestra a las claras como el nacionalismo visionario desquicia el principio de realidad y obnubila la mente tergiversando la realidad sobre lo que se cuece en el mundo: ¿Acaso pensaban que iban a ser recibidos por alguna autoridad relevante o no iban a ser desmentidos? El problema  no es que mientan -que lo hacen con todo descaro- sino que tomen a su público por imbécil, y no sepan como se las gasta la Unión Europea. La paletada es de órdago y el desconocimiento es peor. Una simple llamada a la embajada de España y ya en Europa sabían quienes eran "los ilustres visitantes". "A estos ni agua" que mañana tenemos aquí al representante de los Corsos, al independentista Bretón, al de los Vascos españoles..., etc. -se dirían las autoridades europeas-. Al final, fueron recibidos por un independentista flamenco que toca la misma partitura desquiciada que ellos. No esperen en la prensa catalana -la del editorial único- una muestra de mínima crítica: ni la hay ni la habrá. El sentido del ridículo no tiene límites, y hasta mis alumnos entenderían que no se dan las condiciones  a priori de espacio y tiempo para que dicho reconocimiento sea posible. De todos modos, no todo es negativo, viajar por el mundo es bueno y cura muchas necedades entre ellas aldeanismos chovinistas. A ver si aprenden.




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