peñuelas
Manantial de agua plateada,
cristalina fuente, en tardes de estío;
ojos gozosos con lágrimas de río,
de veneros que rezuman brío,
en solaz de amores prohibidos....
!Peñuelas! !Desafiante y agreste!
tu caudal es testigo de promesas,
difuminadas en tus aguas,
que se han ido,
raudas como suspiros...
En la palma de su mano
bebí por primera vez;
aún recuerdo aquel instante,
pues sigo teniendo sed,
y no hay agua que la sacie.
Entre sus labios y los míos,
pusiste siempre el frescor,
labios más que sedientos de agua,
sedientos...
del primer beso de amor.
Allá abajo en la hondonada,
junto a la vera del río,
siguen bajando tus aguas
desde la nieve y el frío,
hasta los campos de trigo.
antonio gonzález
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