El Barrio de Cervantes

Un huesped inesperado

!Bienvenido, Don Miguel,
al barrio donde yo vivo!
seguro que le recuerda
un pasado ya vivido.
!Espero que del espanto
no vuelva por donde vino!

Mi barrio tiene una calle,
llamada Calle Cervantes,
las calles que fluyen en ella,
tienen nombres memorables.
Todas recuerdan la historia,
de aquel Caballero Andante,
de extraordinaria bravura:
El de la Triste Figura,
que por leer tanta novela,
perdió su  sana cordura,
y cayó en la desmesura.

Empecemos por la calle,
llamada de Sancho Panza,
que parte de la glorieta,
en donde hay una estatua
del bueno de Don Quijote,
cansado por ser asceta.
recostado en su caballo,
famélico y fatigado
por tantas hazañas con treta.


También hay un instituto,
que llaman de educación,
cuyo nombre es "Cervantes"
allí trabajé unos años,
como profesor,
con esmero y tesón.
Traté de inculcar valores,
principios y conocimientos,
no sé si lo conseguí,
eso lo dirá el tiempo.

Una cosa he de decirle,
-seguro que su merced
se habrá dado ya cuenta-,
que en este "barrio manchego"
ya no hay molinos de viento,
ni gigantes que desafiar,
ni remedios "cura todo",
cual bálsamo de Fierabras.

No hay reinos que conquistar,
ni castillos que tomar;
no hay mágicos encantamientos,
ni mundos en los que soñar,
ni causas nobles por las que luchar:
todo es medido, cuantificado, racional.
No hay ventas donde dialogar,
ni causas nobles que ganar,
ni Rocinantes a quien cabalgar,
tampoco damas que agasajar,
ni Dulcineas a quien amar...

Por no haber -Don Miguel-,
no hay caballeros andantes,
ni entre nuestros representantes,
que luchen con dignidad,
por todos aquellos principios
de igualdad y de lealtad,
que hacen que todos los hombres
sean considerados por igual.


Sí que hay un instituto,
que llaman de educación,
cuyo nombre es "Cervantes";
allí trabajé unos años,
como profesor,
con esmero y devoción.
Traté de inculcar valores
principios y conocimientos,
no sé si lo conseguí
eso lo dirá el tiempo.

Por todo ello, ruego a Vuesa Merced,
que vuelva por donde vino,
pues no hay mejor lugar,
que el que dispuso el Destino.       
     
    antonio gonzález