Aquella flor se marchitó
Linda flor que te abriste,
al rocío de la mañana,
buscando la luz del sol,
saciando tu sed temprana,
al abrigo del calor.
Dime como lo consigues,
pues me siento abandonado,
ya que una flor tan hermosa,
dejó mi corazón apagado,
con el fuego aún no sofocado.
Aquella flor se marchitó,
no bastó mi amor por ella,
buscaba otros rocíos,
otras mañanas de sol,
otros cuidados y entregas.
Los cuidados prodigados,
en buena tierra plantados,
la mirada y las caricias,
de los ojos y las manos...,
no bastaron.
ANTONIO GONZÁLEZ
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