SUEÑOS
Deja que el niño se enfunde,
en sus adorados sueños;
deja que la luna vele,
sus placenteros recuerdos.
Pisa niño, mi algodonado suelo
de brumas, rocío y nácar.
Sigue soñando, mi niño,
tus sueños de ensueños blancos.
Que nadie despierte al alba; déjala
quieta y rendida a la luna, que la mira,
en embelesada locura.
Que el sol no salga, y rompa
la noche frágil de plata, y cambie
la noche en oro, en un oro de hojalata.
antonio gonzález
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