Lágrimas en el cielo

Por aquí andamos entre Las Perseidas, la superluna, las moscas  y los tábanos. Los cielos en su regularidad fenoménica, sigue asombrando al ser humano en el transcurrir del tiempo perecedero y a la vez eterno. España se despereza tendida al sol de sus playas entre fiestas, mojitos, pescaito frito y paellas de mariscos, y el peligroso viaje de Mas (Ulises) hacia su Ítaca particular. Todo sigue su curso en un eterno devenir. Entre discusiones de fútbol, corrupción, paro, ébola y hasta disputas sobre por qué la Semana Santa depende de la regularidad de los cielos  y la influencia de la tradición pagana; algo tan importante para los lugareños, como el sexo de los ángeles para los medievales. ¿Alguien da más? Ahora asistimos a ese fenomenal espectáculo nocturno de estrellas en movimiento como las llamadas "Lágrimas de San Lorenzo" (Las Perseidas). Según la tradición el Santo fue quemado en una parrilla y los cielos se pusieron a llorar: La observación científica del firmamento secó para siempre las lágrimas del santo, la imaginación poética de la superstición y la tradición,  dejó paso a la certeza de los cálculos y a la observación del universo y de la naturaleza como un libro abierto. No todos pueden contemplar las estrellas sin temor.  Los cielos de Gaza e Israel, también lloran pero sus lágrimas son en forma de misiles y bombas que destruyen seres humanos, vidas de niños, escuelas y hospitales, en una guerra que nadie sabe cuando empezó y menos cuando terminará; miles de niños mueren  en el regazo de sus madres, reflejando en su rostro el horror, el miedo y el sin sentido de esta guerra. Mientras,  los astros, ajenos a nuestras contiendas, descubrimientos, explicaciones, y disputas, siguen su curso en un viaje cuyo destino solo ellos conocen.