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lunes, 15 de julio de 2013

Ética, Ejemplaridad, y Honestidad





El caso Bárcenas está haciendo un daño inmenso a España y no solo al PP. Mi opinión personal  -aunque ésta bien poco vale- es que Rajoy está siendo chantajeado por un sinvergüenza, ladrón y embustero, que dice una  cosa para después decir la contraria. Lo que demuestran los  famosos sms editados por el periódico El Mundo, entre Rajoy y Bárcenas, es, que desamparado por el PP, éste ha decidido tirar de la manta para morir matando; eso sí, la manta de los del PP porque de la suya..., ni hablar. Los tiempos en la cárcel se hacen infinitamente largos y dan lugar a hundimientos psicológicos cuyas  consecuencias son impredecibles. Después de comprobar que sus exigencias no han sido atendidas por Rajoy, ha decidido contarlo todo ¿Debemos creerle? Yo no lo creo; porque quién ha mentido una vez y otra vez seguirá mintiendo para sacar rédito y ventajas personales. Con las cuentas corrientes intervenidas por el juez, en la cárcel, abandonado por todos, sólo le creen aquellos que sacan tajada de sus declaraciones y acusaciones; aquellos que están más interesados  por sus  intereses y sus réditos políticos que por  el bien de conocer la verdad. ¿Por qué el PSOE no ha creído a Bárcenas antes, cuándo negaba la participación del PP y sí lo cree ahora cuándo le acusa? ¿Cuál será su interés? Al PSOE le ha faltado tiempo para pedir la dimisión de Rajoy, y de IU, ni hablo, porque hace mucho tiempo que se han echado al monte. Independientemente de lo que cada uno crea, lo importante es dejar a la justicia que pruebe los hechos y llegue hasta el final. Y aunque estos han prescrito desde un punto de vista penal, queda la ética, que es lo primero que se le debe suponer a un gobernante. Quién no tiene una conciencia clara de lo que es bueno/ malo para sí mismo, no puede tenerlo para los demás; quién no sabe lo que debe hacerse o  lo que ha de evitarse, tampoco puede regir los destinos e intereses de la colectividad. La correlación entre el ámbito privado y público es fundamental en la actividad política, entendida como servicio de los intereses generales. La integridad empieza por uno mismo. La corrupción socava la integridad moral de una sociedad. Supone la quiebra general de los valores morales. La corrupción pública, en cuanto supone lucro indebido del agente y su disposición a mal utilizar las potestades públicas que tiene encomendadas, es una práctica inmoral, ante todo; una violación de los principios éticos, sean individuales o sociales. Es cierto que la ética ha quedado relegada a la subjetividad del individuo en la sociedad moderna, pero no deja de ser el mayor antídoto contra la corrupción de la actividad política, siempre que los ciudadanos en cuanto agentes sociales vigilen para que los valores de verdad, honestidad, honradez, tolerancia y respeto, sean cualidades adquiridas, primero por el individuo y después por toda la clase dirigente. La política, como actividad humana, puede ser perfeccionada y convertirse en el más noble de los quehaceres humanos  o en la empresa más tiránica y abyecta. Depende de cómo la gestionemos. Tampoco podemos olvidar la ejemplaridad en los gobernantes, porque si ellos no son guía y ejemplo de los ciudadanos ¿Quién va a serlo? Ética, ejemplaridad y honestidad, son virtudes que debemos exigir a nuestros políticos y más al presidente del gobierno de España. Por todo ello, Rajoy debe de dar las máximas explicaciones en el Parlamento Español, con independencia de la acción judicial.




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