Piaggio anuncia el cierre de la fábrica de Derbi
El traslado de la producción a Italia dejará sin trabajo a más de 200 empleados en Martorelles
"La multinacional italiana Piaggio ha  dado el mazazo definitivo a la industria de la moto en Catalunya. La  compañía ha decidido cerrar la fábrica de Derbi en Martorelles (Vallès  Oriental) y trasladar la producción a Italia, según confirmó un portavoz  de la empresa. La decisión afectará a los más de 200 empleados de  producción y compras que mantenía Derbi.
El  anuncio de Derbi se suma al cierre en negociación de Yamaha y al que  llevó a cabo anteriormente Honda en Catalunya. Con la marcha de las  multinacionales, en la comunidad solo quedarán pequeños fabricantes de  capital catalán como Gas-Gas y Rieju." 
( Martes, 8 de marzo del 2011.Antoni Fuentes)
La compañía ha justificado el traslado  de producción por la necesidad de incrementar el nivel de actividad de  las plantas de Italia, que son más grandes que la catalana y se  encuentran infrautilizadas. Piaggio ha manifestado su intención de  mantener la histórica marca creada por la familia catalana Rabassa.
( Martes, 8 de marzo del 2011.Antoni Fuentes)
El cierre de la fábrica de Yamaha en Cataluña y la marcha de Derbi a  Italia son los dos últimos síntomas de los graves problemas que aquejan a  la economía catalana y que llevan tiempo provocando su decadencia. Un  declive que ilustran a la perfección las siguientes cifras: hace pocos  años, la región aportaba más del 20% al PIB español; hoy apenas llega al  18% y la Comunidad de Madrid ya la supera ligeramente. 
¿Por qué esa decadencia de la otrora región puntera de la economía  española? En primer lugar, por la globalización y la entrada de paises emergentes que compiten con ventaja en costes salariales menores - la  mano de obra bien cualificada  no da ventaja suficiente-, y costes de produción poco competitivos, por la carestía de la energía como consecuencia de una mala planificación del gobierno de España. El resultado es la marcha, no sólo de los fabricantes de motocicletas, sino de laboratorios farmaceuticos,telefonía móvil y electrónica de consumo, que no ven las ventajas de tiempos pasados.
En segundo lugar, el gobierno  catalán optó por una política económica convirtiendo a la región en sede de multinacionales que se quisieran instalar en España y especializar a las empresas catalanas en auxiliares de las mismas para la distribución de bienes y servicios, en vez de impulsar la modernización en una industria propia, promoviendo la liberalización y la competitividad, apostando por un modelo independiente del sector público, tanto de sus regulaciones como de sus ayudas. En definitiva, por no apostar por una economía, libre, abierta y flexible.En la empresa catalana no prima la innovación,  sino el seguir haciendo  lo de siempre y tratar de colocar su producción  en las economías  emergentes, sin darse cuenta de que sus rivales o bien  incorporan  tecnologías más avanzadas que hacen que sus productos sean  más  competitivos o, simplemente, más atractivos, o bien fabrican en esos   mismos países emergentes, donde los costes laborales son sensiblemente   inferiores. Así no se puede competir, se mire como se mire. Por todo ello,  hoy paga las consecuencias de su elección desacertada porque el mundo ha cambiado y ya no es lo que era.
En tercer lugar, para complicar más las cosas, el modelo económico catalán no aguanta,   ni de lejos, la política secesionista, incluida la inmersión   lingüística, en que se embarcaron sus líderes políticos desde que el   tripartito llegó al poder y que continúa con el Gobierno de Artur Mas.   Las multinacionales que en las décadas de los setenta y ochenta se   instalaron en Cataluña lo hicieron porque era parte de España y su   interés estaba en el mercado español. Hoy, esas multinacionales, lo   mismo que miles de pequeñas y medianas empresas españolas, abandonan   Cataluña en busca de otros territorios en los que ni se cuestione la   españolidad de los mismos, ni se les obligue a incurrir en todos los   costes que lleva asociado el catalanismo a ultranza del que hacen gala   los distintos partidos que han ocupado en los últimos años el Gobierno   de la Generalitat. El nacionalismo tiene un coste y, les guste o no a   los nacionalistas catalanes, parte de la factura se paga en forma de   decadencia económica.
Las consecuencias de ésta política secesionista están a la vista: la creación del tripartito de organismos públicos inútiles para  generar  clientelismo y colocar a amigos, correligionarios y parientes,  de abrir  embajaditas aquí y allí para remedar un Estado, de quemar  millones y  millones en una política lingüística y cultural totalitaria y   excluyente, de lucir boato y lujo de nuevo rico provinciano, de   superponer niveles de administración con tal de diferenciarse del resto   de España y de llenarse el bolsillo con ahora el tres, después el cinco  y  en ocasiones especialmente propicias el diez por ciento de lo que se   pusiera a tiro. Treinta años de esquilmar al contribuyente sin el   desgaste de recaudar porque esa desagradable tarea la hace el gobierno   central, mientras que el muy honorable y su corte de honorables y de   ilustres se dedican a gastar a manos llenas en busca del voto y del   bote. 
Les guste o no, Cataluña se desliza por la pendiente de la decadencia,  tanto por razones económicas como por factores políticos y nadie,  excepto ellos mismos, puede revertir el proceso. Pero para ello hacen  falta que abandonen unas posiciones políticas cada vez más extremas y,  además, que renuncien a su proteccionismo secular para abrazar actitudes  más liberales. Las autonomías españolas que apuestan por ello, como  Madrid, Navarra y La Rioja no sólo prosperan, sino que se van situando  paso a paso en la vanguardia de la Unión Europea. Esa vanguardia en la  que, en un tiempo que se antoja ya lejano, estuvo una Cataluña hoy  inmersa en un proceso de decadencia que se niega a reconocer y del que  trata de salvarse pretendiendo colonizar al resto del país.
PRODUCTIVIDAD Y SOLO PRODUCTIVIDAD ,este es el motivo de estas marchas a paises no tercermundistas sino mas adelantados que nosotros y con un indice de productividad mucho mas alto.He trabajado en empresas francesas e italianas ,las italianas con sede en MILAN Y TURIN ,nada que ver con las españolas .El español es un trabajador de un bajo ,bajisimo nivel de productividad, profundicen en este tema y tendran la respuesta ,los Nissan se han bajado los jornales por este motivo.
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