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viernes, 8 de mayo de 2020

¡Quédate! no solo un rato





¡Quédate! no solo un rato

!Madre, cuando me muera,
no quiero ser sepultado
entre ladrillos de barro,
y que mi cuerpo se pudra
bajo un pesado mármol!
!Prométeme que lo harás,
que no me dejarás sólo
en un sitio así encerrado,
triste con mi soledad!

Quiero ser enterrado
debajo de aquel olivo
bajo su frondosa sombra
y por sus frutos querido.
Allí bajo su protección
bajo sus frutos cautivo
creceré entre sus raíces
como germen de un ser vivo.

!Quiero ser libre de verjas
de cipreses y retratos...!
!Quiero ser libre de flores
que también marchitarán
aunque estén hechas de trapo!
¡Quédate conmigo, Madre!
!Quédate siempre...!
!No solo un rato!

        Antonio González




sábado, 2 de mayo de 2020

Desde mi ventana




El poder de la ideología


Hoy, un día cualquiera de abril, después de soportar unas semanas de reclusión forzosa a causa de la pandemia que asola a España, necesito compartir con vosotros estas reflexiones en la soledad de mi retiro, asombrado por la contemplación de Sierra Nevada. Ante mi, una niebla densa imparable que baja de la sierra, engulle en la nada la torre de la Iglesia de Abrucena que en unos minutos desaparece bajo sus fauces. Una magnífica metáfora que explica la pandemia que asola nuestro país y nos sitúa frente a nuestra precaria condición humana, sin tener en cuenta, nacionalidad, raza, religión, lengua o posición social, hasta convertirla en la nada.
"Desde su origen la literatura ha tenido en la paradoja de ese horizonte absoluto su fuente. Escribir  ha sido dar razón de esa precaria condición humana. Su forma límite es la epidemia. la metáfora "peste". Asimilada al pago de una culpa teológica que justificaría lo infinito de su pena". Escribe Gabriel Albiac en ABC Digital, (22/03/20  0,1:51h.) en un magnífico artículo titulado: La Enfermedad como metáfora. Ante la fugacidad del tiempo y la fragilidad de la memoria, el ser humano robó a los dioses la escritura, entre otras cosas, para que las gestas de los pueblos y los hechos más brillantes y significativos de nuestros antepasados, no queden enterrados en el pozo del olvido y sirva como referente pedagógico para las generaciones venideras. Un ejemplo ilustrativo lo tenemos en los grandes relatos de las religiones monoteístas, basadas en el "libro", como es el caso de la Biblia cristiana, la Torá judía o el Corán musulmán. Pero no todos los hechos pasados de la memoria colectiva de los pueblos han sido gloriosos, ni ser dignos de recuerdo, como demuestra la historia.
Fue así como desde una perspectiva de racionalidad, surgió la filosofía en Grecia para desde el caos  de la realidad mitológica poner orden e inteligibilidad en un mundo regido por el azar y la contingencia. El afán de saber pertenece a la condición humana y se manifiesta como contrapunto  a la limitación de su aparato instintual, como dominio de una voluntad de poder. Es evidente  que no solo ella acapara en exclusiva el poder de la razón, también la literatura, el arte o la religión, participan de ella, si bien priorizando la emoción, la forma, el sentimiento y la creencia, frente al pensamiento.
Este vasto saber  al que llamamos cultura, no es sino la respuesta del hombre ante las grandes preguntas metafísicas sobre nuestros orígenes, de nuestra peculiar manera de preguntarnos y de respondernos, que desde los albores de la humanidad hasta en la actualidad se manifiesta en la búsqueda del sentido de la existencia humana. Actualmente los valores trascendentes o del sentido no son exclusivos del pensamiento mítico, filosófico o religioso, la modernidad ha creado otros ídolos o mitos que sustituyen a Dios  y a todo lo que Éste representa para la humanidad. Un nuevo pensamiento fanático llamado ideología se ha instalado en  nuestra tribu, para supuestamente dar respuesta a un hombre moderno  aturdido e indefenso por medio de un lenguaje llamado propaganda, cuyo fin no es la búsqueda del bien común o la verdad, sino la dominación, la voluntad de poder, el engaño y la manipulación de los más débiles, incautos y acomplejados."Los humanos salen del seno materno como el vidrio fundido sale del horno. Pueden ser retorcidos, estirados y moldeados. Ésta es la razón por la que en la actualidad pueden ser educados para que se conviertan en cristianos o en budistas, capitalistas o socialistas, belicosos o pacifistas" (De Animales a Dioses, Yuval Noah Harari) Basta seguir algunos medios de comunicación en esta tragedia del Covi-19 para comprobar cómo las ideologías  se han instalado para moldear el pensamiento de los ciudadanos mediante la manipulación y la propaganda. Ésta es la razón por la que las proclamas desde el gobierno, lejos de explicar la verdadera realidad de los hechos y  e informar objetivamente a los ciudadanos, como corresponde a un régimen democrático, se nos secuestre como rehenes y se coarten las libertades culpando siempre a otros de su nefasta gestión, y no asumiendo sus propios errores. Un gobierno preparado más para la propaganda que para la gestión.
El comunismo y el fascismo son las dos caras que representan este paradigma o manera de pensar como las ideologías más perversas. Su gran enemigo es la libertad, y el Estado es la herramienta que utiliza como medio para imponer su ideología como voluntad de poder y hacernos más dependientes del poder político, como es el caso en la actualidad con la gestión de la pandemia sanitaria. Así el Estado trata de conformar a la opinión pública según sus propios intereses ideológicos bajo el paraguas de la seguridad y el bien común. Todo será resuelto por el todopoderoso Estado con el pretexto de la seguridad y la igualdad. ¿Dónde situamos la libertad, la iniciativa individual, la independencia personal? Entre libertad o seguridad yo me quedo con la libertad, entre individuo o Estado, siempre  con el individuo, pese a que los más ingenuos queden atrapados por ese virus llamado "ideología", más difícil de extirpar que el propio coronavirus al que pretende erradicar.



miércoles, 29 de abril de 2020

Dicen que ya soy viejo




Dicen que ya soy viejo

No tengo abundante pelo, mi cabeza está calva;
arrugada está mi piel, desde un tiempo visto canas;
dicen que ya soy viejo y que no estoy para nada,
pero son habladurías, que no inquietan mi alma.

Escribo al alba, antes de que salga el sol,
hago poemas, relatos, y artículos de opinión;
camino durante horas por prescripción,
duermo, como, y bebo, con cierta moderación. 

Entreno mi mente con lógica y con pasión,
después de muchos años como profesor,
me resisto a ser trasto en un olvidado rincón.

No he dejado de ser mi propio forjador,
pese al cambio, la apariencia, la ficción:
"el yo" que desde niño, escucha la misma voz.


                 Antonio González



lunes, 27 de abril de 2020

La chaqueta de Zara




La chaqueta de Zara

Se puede ser capitalista
y beber Coca-Cola,
se puede ser comunista 
y que no te guste el vodka,
se puede ser cristiano
y no creer en los Reyes Magos.
Se puede ser de izquierdas
y no dar una a derechas.
Cuando tratas con tu gente,
a veces, en pequeñas cosas,
puedes ser hasta incoherente
y todo se te perdona.

Lo que no está bien hacer,
Pablo Iglesias,
es azuzar a la gente
a ser anti-capitalista,
y ser tú un incoherente
siendo contigo indulgente.
Lo que no se puede hacer
es criticar a Amancio Ortega
por las bravas,
-como es tu proceder-
y vestir chaqueta de Zara.

     Antonio González



jueves, 23 de abril de 2020

Libros



Libros

¿Quieres salir del encierro 
en el que un mal perverso
encierra tu libertad
y cercena tu derecho?

¿Quieres romper los grilletes 

que te impiden ser humano,
te oprimen la garganta
y te ata de pies y manos?

¿Quieres salir del asedio

del confinamiento,
del no saber qué hacer
porque te domina el tedio?

¿Quieres conocer el mundo

vivir nuevas aventuras
en un viaje interminable,
conocer nuevas culturas?

Viajar en avión o en tren,

subir al pico más alto,
bajar en el profundo mar,
vivir en un bosque encantado.

¿Quieres conocer buena gente

que te reciba en sus brazos,
amigos que te abracen
sin bajar nunca los brazos?

¿Sueñas con esa mujer

inteligente y hermosa,
que siempre vuelve hacia ti
a pesar de tantas cosas?

¿Quieres encontrar al hombre

que enamorado de ti,
seas tú su razón de ser
y no pueda vivir sin ti?

Pues coge un libro en tus manos,

con él cumplirás tus sueños,
tú serás el protagonista
de esta aventura de ensueño.

      Antonio González



     !Feliz día del libro!  



  

domingo, 19 de abril de 2020

Gritos de Silencio



Gritos de Silencio


Embrujo tienen tus calles, tus plazoletas encanto.
¡De tu belleza prendido yo tengo mi sentimiento,
al despertar Abla mía te añoro en mi pensamiento!
cuando una tarde de abril traemos a nuestros Santos.

Cuando sale de la ermita, la Virgen del Buen Suceso,
y el día languidece tras ponerse en la montaña,
de iluminarias la noche se llena al contemplarla,
mientras el cielo se viste por este acontecimiento.

De gris plata está la luna sentada en el olivar,
le acompañan tres luceros que brillan cual de ellos más.
Son nuestros Santos Patronos, que vienen para enjugar,

lágrimas de abulenses que desconsolados están,
porque sus Santos Patronos en la ermita han de quedar:
son los gritos del silencio que por sus mejillas van.


                      Antonio González



NB.  Dedicado a todos los abulenses, que añoramos "La Traída" de nuestros patronos Los Santos Mártires, por causa del Covid-19.




miércoles, 15 de abril de 2020

Mariposa loca



Mariposa Loca

¿Dónde naufragar...
si no hay isla desierta 
o playa de arena donde varar?

La luna amputada que vela en la noche,
se esconde entre nubes y oculta tu escote,
en la oscuridad. 
Fumando en la esquina de una cantina,
aguardas en la noche envuelta en el humo
de un cigarrillo bebiendo tequila.

¡Espera a su hombre!

Quien le prometió volver junto a ella, 
en esa batalla lidiada en la cama
en el que el instinto se hace deseo
y soeces palabras...

!Me muero de ganas!
!Partirme la cara por esa mirada
que mira y remira!
Plegadas las vela del barco a cubierto,
soy tu pirata, que llegado a puerto,
te rasga la falda con una estocada;
y espera el momento de asaltar tu alma,
de abordar tu cuerpo.

!Te conozco, mariposa loca!
después de libar tantos labios y bocas
en jardines ajenos,
y no haber olvidado el salobre deseo,
dejado en tu boca con tragos de ron,
aquella noche de celo y pasión, 
en un viejo hotel,
de sudor bañados, entre luces de neón.

               Antonio González




miércoles, 1 de abril de 2020

Yo estaré allí




Yo estaré allí...

Escucha, hombre desesperado,
sí, a ti me dirijo,
tú que estás desorientado
y te preguntas por Dios:
¿Piensas que te ha abandonado
y se ha quedado sin voz?
Razones tienes para dudar,
pues su silencio es un hecho
por quien sufre este tormento,
y se pregunta el por qué
está solo con su miedo
sumido en el abatimiento.


"Cuando el dolor es un clamor,
no permaneceré allí clavado
en una cruz crucificado,
en un templo mudo sin voz
de un recinto sagrado
insensible a vuestro llanto.

Soy Jesús, el samaritano,
soy tu hermano,
aquel que sufrió el dolor
y sabe cómo te sientes
cuando mueres asfixiado. 
Por eso me encontrarás:
junto a una silla de ruedas
en una sala de espera
o una UCI de hospital...
en ese crucial momento
en el que un facultativo
te comunica un pronóstico
de zozobra y desaliento:
Allí estaré yo.

Seré la voz que en tu cama
te consuela y te calma,
seré la mano que coges
cuando el abismo te traga
en el vacío de la nada.
Mis ojos mirarán por ti
cuando la oscuridad te abrace
y te apriete la garganta,
mis pies serán los que te lleven
consuelo, fe y esperanza,
para cuando te cuestiones
y no encuentres esa palabra."

Sé que te estás preguntando:
¿Por qué a mi me ha tocado
estar postrado en una cama
lejos de mi gente amada,
ser número en una gráfica
que habla de muertos y desgracia?

Que nadie se lleve a engaño

y menos justificar,
que esta pandemia mortal
su origen esté en el pecado,
o ser víctimas de un Dios
justiciero y enojado.
¿Acaso no sabes, hermano,
que el único privilegio
que cuentas como mortal,
es saber que eres libre
y el precio que has de pagar
es prever que morirás?

La enfermedad es una metáfora

que a todos nos ha de tocar:
hombres, ancianos y niños...
a todos por igual.
No es la belleza o fealdad,
ni la bondad o la maldad,
o la posición social...
quien decide esta contienda
de desenlace fatal.
No es el tener más o menos,
ser sabio, ignorante, o necio,
es nuestra naturaleza
quien determina este precio.

       Antonio González 



lunes, 30 de marzo de 2020

Pisaremos la calle



Pisaremos la calle 


Pisaremos la calle, nuevamente,
de lo que fue nuestro pueblo asolado,
y en una hermosa plaza liberados,
lloraremos por los amigos ausentes.
Nos sentaremos en el banco de la plaza,
para contemplar las palomas del cielo,
como beben en la fuente del pueblo
y remontan el vuelo en lontananza.
Columpiaremos a nuestros nietos en el parque,
y sus cabellos al compás del movimiento
se moverán alegres y revueltos,
y todo volverá a ser como antes.
Nos juntaremos los amigos del pueblo
y comeremos esas habas del huerto,
que con tanto afecto se sembraron
a la espera de que llegue este momento.
Respiraremos el aire limpio del bosque,
y volveremos a pisar la arena de la playa,
nos perderemos por ese sendero de montaña
en el que amanece,
y escucharemos el sonido de las ramas,
cuando el viento las mece.


                   Antonio González



sábado, 21 de marzo de 2020

Pero ella no lo sabía


"El hombre no es más que una caña, la más débil de la naturaleza, pero es una caña pensante. No hace falta que el universo entero se alce en armas para aplastarlo; un vapor, una gota de agua bastan para matarlo. Mas, aun cuando el universo lo aplastara, el hombre seguiría siendo más noble que lo que lo mata, puesto que él sabe que muere y sabe la ventaja que el universo tiene sobre él. El universo nada sabe de ello".                                               Pensamientos para la religión y otros asuntos.
                                                                                  Blaise Pascal


Pero la primavera  no lo sabía

Hace ya unos años, en este día
llegó la primavera sin que ella lo supiera,
el invierno murió sin una queja,
las plantas se alegraron de aquel día,
se inició una gran fiesta, 
y entre ellas hubo una explosión de alegría.
Pero la primavera no lo sabía...

Aquel día, la gente hacinada en hospitales,
se moría...sin aire en sus pulmones,
solos en una cama fría,
tan solos, como el día en que nacían,
así partían, y cómo morían,
con la mirada perdida.
Pero la primavera no lo sabía...

Ajena al dolor, ella, 
seguía abriendo los surcos de la tierra
preparados para la sementera,
derretía las nieves de las cumbres,
y un manto de esperanza se extendía
por todos los confines de la tierra.
Pero la primavera no lo sabía...

Confinados los padres y los niños
el pánico y el miedo compartían
desoyendo al Cínico Diógenes
que nada necesitaba,
dejando las estanterías vacías
en carrera desenfrenada.
Pero la primavera no lo sabía...

Y mientras, el cielo se nublaba
oscurecido ante millones de miradas,
a la espera de una señal, una esperanza,
que el cielo les negaba,
los astros y planetas sabedores del dolor
y el desespero, no lo compartían.
Pero la primavera no lo sabía...

             antonio gonzález



domingo, 15 de marzo de 2020

Desde mi ventana



Solos

Nostálgico pasado de un tiempo huido
de encuentro entre la gente
de buenos amigos.
Memoria que se aleja de un tiempo
perdido,
en agujeros negros;
deriva hacia islas sin nombre
por océanos desconocidos,
que alejan el tacto y el contacto,
la cercanía y el calor humano: 
Una loca carrera iniciada
por una sociedad desquiciada,
que huye con pavor de un ignoto destino,
sin saber a donde ir y qué le aguarda...
Mientras a una generación,
mata,
y lo peor no es morir, sino como se muere.
!Solos!


       Antonio González



martes, 25 de febrero de 2020

Abla, o la nostalgia de un paraíso perdido





Abla... o la nostalgia
de un paraíso perdido


Abla es mi pasión y mi retiro,
mi sino y mi sentido,
el pueblo donde me inspiro,
mi poema, mi canción,
mi meta, mi destino,
el sitio apacible donde hablar,
Y encontrar el refugio
del que un día he partido.

Abla es ese amor nostálgico

de un paraíso de infancia perdido:
juventud, pubertad,
y primeros amigos, fantasía,
creatividad, e inocencia de niño.
Abla, es mi casa y su plaza.
La tienda de mis abuelos,
con ese mostrador envejecido,

por el paso del tiempo y el destino.
Después fue "teléfonos",
donde se hablaba de todo...
En aquella casa, la soledad
siempre estaba ausente:
bulliciosa y parlanchina, ruidosa,
comunicativa, 
la tristeza y la alegría, compartían habitación;
de su locutorio salía la gente contenta,
satisfecha o afligida, consternada o mohína.

Abla,  es su plaza de tierra y barro,

campo de fútbol, marro.
y aquellos juegos de niños, y charcos...
Una plaza tan vistosa y grande
con balcones y banderas, noble,
de esa España de posguerra engalanada,
para el festejo de vacas bravas,
con su matador favorito, Vaquerito,
-si el tiempo no lo impedía,
que con regularidad lo hacía-.
Y hasta campo de batalla...,
de cuatreros y vaqueros, de indios,
juego de niños de película americana.

Abla, la de su plaza apañada,
sin fuente de agua
ni prócer a quien dedicarla,
preparada para lo que  hiciese falta;
lugar de mis correrías,
testigo de mis fantasías...,
centro de trajín y vida, con farmacia,
médico, ayuntamiento, fonda y barbería,
con placetilla con trancos
lugar obligado de encuentros,
cuentos, y habladurías.
Plaza de toros y mercado,
"para todo" la llamamos: 
lo mismo sirve a las fiestas
con cunicas, casetas de turrón y helados,
(los más ricos, porque son del Tío Juanico),
que lugar devoto del Paso en Viernes Santo.

Abla la de mis calles escarpadas
y casas encaladas, con balcones de geranios,
y solanas de selvas enristradas,
con sabor a higos secos, tomates desecados, 
uvas pasas y semillas de calabaza.
Coronada por "Castillos" sin muralla
ni atalaya, sin torre del homenaje,
aspillera o patio de armas,
con pitas como lanzas en sus faldas,
recostada en la ladera,
rodeada de eras, huertos, pitas y terreras. 

Abla, eterna pasión de este rapsoda,

de pelo blanco y cabello escaso,
aquí esperaré mi ocaso,
y finalmente,
cruzaré el Puente de Los Santos,
de bellos ojos llorosos,

camino del camposanto,
sin retorno, ni ambages
sin pagar a Caronte el barquero
las dos monedas, sin equipaje. 

Abla ese refugio, de mi soledad callada,
sin retorno ni coartada,

inspiración y musa,
y frente a mi ventana: Sierra Nevada.
Creación inspirada al alba,
con la magia y la palabra,
de este amante trashumante,
que siempre vuelve a encontrarte.
Lejos del ruido y el estruendo
en la quietud del pueblo, 
en contacto con sus gentes,
con ruidos formados por silencios,
vacunado,
y de vuelta de tantos y baldíos intentos.
!Siempre empezando...!

Abla, es la carretera un domingo por la tarde
con las mozas paseando a su vera,
sus vestidos a estrenar
y sus zapatillas nuevas,
luciendo su belleza exultante.
Y la fuente...esa fuente: Las Peñuelas,
enamorando...
que mira el paso del tiempo y el agua
pasando por su acequia,
reflejo de promesas de amores y quimeras,
como pasan los años, los rostros y sus gentes,
en nuevas primaveras... en acelerada carrera.

Y... ¿Cómo olvidar tu Paseo
y su alineado arbolado,
preñado de gorriones en verano,
entre dos fuentes para quitar la sed,
llenar cántaros, o abrevar el ganado?
¿O ese "tranvía" estacionado
mercado para comprar
carne o pescado?

Abla o La Traída de Los Santos,
con el Tío Paco desfilando de legionario,
y la Niña de fuego, sobre sí misma,
para acabar en la desnudez y el trueno,
y terminar partiendo
hacia un lejano firmamento,
perdiéndose en el cielo.


Abla es su terraza de verano,
con olor a jazmín
Antonio Molina o Machín,
cantando...

El NO-DO obligado, con el Gordo y el Flaco
deleitando a la chiquillería,
gritando.
Y en cabina... Don Juan el párroco,
con la censura en su mano,
escamoteando las escenas escabrosas,
preservando a los abulenses de visiones
libidinosas, películas rosas, 
cosa natural de un cine parroquial,
como estricto guardián de la moral.

Abla, lo mejor de Almería,

aunque no tiene playa ni mar,
sí alquería,
y en su serranía está la "Sierra Nevá":
pinares, retamas y arbustos, cañaverales,
la paloma torcal o el águila real,
armonía entre cielo y tierra
conviven en libertad.
Y a través de sus barrancos y su prodigalidad,
sus aguas riegan el valle, dando aceite,
uva y pan,  y algún que otro mosto
producto de su lagar.

Abla orgullo y pasión

lugar de mi devoción
de santos, vírgenes y procesión,
Abla, pueblo íbero-romano cristiano,
devoto de sus tres Mártires soldados,
Apolo, Isacio y Crotato,
aquí venerados,
en la Ermita de Los Santos.
Con San Segundo como copatrón,
obispo de profesión,
humilde por vocación
que renunció a ser primero
por humildad y evangelio.

!Abla! alpujarreña al solano,

crisol de culturas entre moriscos y cristianos.
Abla tú eres la uva de barco, marinera,
exportada a las Américas -la otra ladera-,
la que dio pan y quitó penas,
la de su gente creativa
que apuesta por su faena, a veces,
arrebatada por una helada traicionera.

Abla, iglesia mudéjar, decapitada,

sin palabra: con la voz de tu campana
callada... hecha metralla,
convertida en mil batallas
ahora reparada, gracias a tu nueva torre 
que se yergue con altivez y gracia,
entre tus casas blancas.

Abla, eres tradición: en navidad

con el Belén de Don Juan, el Baile de Ánimas,
el tío David con el Bute y el Rey Mago Baltasar.
Las lumbres de San Antón y San Sebastián:
hogueras con rosas, jamón y mosto en porrón;
San Isidro labrador, las novenas de la Virgen, 
la Semana Santa y la Soledad,
la Merendica, o la Verbena de San Juan. 
Eres el saber vivir de sus gentes,

-buena gente- donde religión y tradición,
son maridaje y unión.

Donde todos tus domingos y tus fiestas

de guardar, no faltaba el arroz con conejo, 
el gazpacho o la fritá,
-¿Qué más da?-
y como sobremesa, la partida de cartas
o dominó en el café de Lerenes, José o Nicolás;
para después disfrutar, el ponche en la carretera
de sandía o melocotón,
y hablar del tiempo, la faena, la uva...
o del sermón del cura.
¿Hay quién dé más?

Hoy nada ha cambiado para este nostálgico

de pueblo:
sigo siendo el niño adolescente,
que un mes de agosto perseguía quiméricos sueños,
leyendo a los clásicos al pie de la torre,
mientras atendía a "la central de teléfonos".
Eso sí, caducaron algunas ilusiones y vinieron otras.
Hoy es una de ellas.
Vosotros, mis amigos, habéis tenido la amabilidad
de acompañar a este tejedor de sueños,
que solo sabe trazar efímeras líneas sobre el agua.
Platón las llamó: palabras.
Las palabras desaparecen. Todas.
Quede una sola esta tarde: !Gracias!



             
Antonio González Padilla



Mi más sincero agradecimiento a todos los asistentes a la presentación de mi libro, "Claudia o el vuelo de los vencejos".
Y una especial mención de reconocimiento y admiración a David Padilla, mi editor, y autor del prólogo; y a Dani Royen por el excelente trabajo realizado en la elaboración  y publicación de este libro.
Igualmente mi agradecimiento al Ayuntamiento de Abla, representado por su alcalde, y a la Asociación Martirium, que tan generosamente han participado en este evento.
No quiero olvidar a todos aquellos que se ocupan de las infraestructuras del Centro Cultural Abulense, que tan diligentemente han colaborado para la realización de este acto. ¡Muchas gracias a todos!