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martes, 5 de diciembre de 2023

A esa mujer callada



                  
A esa mujer callada
que parece que no mira
pero estás en su mirada.
A ella estas palabras
que flotan en el tiempo
y no se las tragará la nada:
allá donde penas y dichas
sean más que palabras,
donde cielo y tierra
anulen el tiempo...allá, allá lejos,
donde no habite el olvido
y quede el recuerdo. 
A esa mujer virtuosa
que sin ruido ni alharacas
dejó una armonía silenciosa.
Fue todo corazón
alegría fuente de gozo
amor entrega y dedicación.
Nunca olvidamos su canto
aquellos que la vivimos
y la sentimos en el llanto.
Cuando el viento arreciaba
se nos fue sin hacer ruido
nuestro corazón mutaba
de verde a color ocre herido.
Su llama se extinguió
esa tarde sigilosa
y de pronto se apagó. 
¿De quién estamos hablando?
-algunos  preguntarán-
¿por qué la añoramos tanto?
Hablo de aquella mujer
que amasa el pan con sus manos
que lava ropa en el río
y la tiende al solano.
Hablo de aquella mujer
que entre fogones y brasas
atiende con diligencia
a sus quehaceres de casa.
Hablo de aquella mujer
de título "Sus Labores"
que cuida a sus cinco hijos
en tiempos de penuria y sinsabores.
¿Aún quieres conocer 
el nombre de esta mujer
que sembró en este mundo
esta copiosa semilla?
Su nombre: Francisca Matilla.

    
     Antonio González Padilla



Dedicado a la Madre de mi mujer, Francisca Matilla, en el aniversario de su fallecimiento. Sirva este poema como reconocimiento a su entrega y dedicación de los que nos sentimos orgullosos de pertenecer a esta gran familia.  







sábado, 5 de junio de 2021

Cuatro Rosas




Cuatro rosas he dejado
en la tumba de mamá,
a nuestra madre querida.
Cuatro rosas de sus hijos
a nuestra madre sentida,
que jamás olvidaremos
como una madre sufrida,
con esa mirada afable
de ternura... tan querida.

Porque siempre estuvo ahí,
con su vida y su ejemplo,
acompañada tan solo
por sus infinitos desvelos..., 
en horas interminables
de largas noches de invierno,
con sus inseparables "amigos",
el cansancio, la soledad,
el sueño.

!Descansa, madre querida,
después de tu dedicación, 
mientras tus hijos velamos
tu sueño reparador!
¡Después de dar tanto amor
estarás siempre muy viva,
siempre,
en nuestro corazón!

      Antonio G. Padilla




lunes, 3 de mayo de 2021

El Milagro de Madrid



El milagro de Madrid
tiene piernas,
cabeza y corazón,
y una mujer entregada
con vocación y pasión.

El milagro de Madrid,
tiene piernas que llegan
a aquellos que necesitan,
una mirada,
una mano,
el calor de un gesto humano...

El milagro de Madrid,
se ha gestado
por la solidaridad de un pueblo,
por la unión de tantas manos,
que juntas todas
han remado,
en la misma dirección. 

Y en su puente de mando,
Isabel Díaz AYUSO
-su capitana motriz-,
quien ha dirigido el timón,
con ese gran corazón...,
que no cabe bajo su franja...
tan rojo y guarda,
como su amor por Madrid.

      Antonio González



sábado, 24 de abril de 2021

Quien pudiera como el río...




¡Quien pudiera como el río
ser fugitivo y eterno!
descubrir caminos ocultos
besar riberas sin guetos,
de mundos que son opuestos.

¡Quien pudiera como el río
ser fugitivo y eterno!
buscar debajo sus aguas,
y en sus verdosas riberas
palpar la vida que emana.

¡Quien pudiera como el río
ser fugitivo y eterno!
contemplar cada mañana
tus pies pisando su seno,
la mirada de tus ojos, reflejada,
en su diáfano espejo.

¡Quien pudiera como el río
ser fugitivo y eterno!
reflejar en sus aguas
los amores que han partido...
y que nunca más han vuelto, 
como riachuelos perdidos.

Rasgos que en sus troncos
el tiempo ha dejado escrito,
clamor mudo pronunciado
en el silencio entre olvidos.

¡Quien pudiera como el río
ser testigo, ojo y oído!
de aquel pasado presente
que se agolpa como ausente,
de todo aquello que he sido
de todo aquello vivido.
     
       Antonio González



lunes, 22 de marzo de 2021

Amar la VIDA



¿Dónde está la esperanza después del desengaño?
Amores que han pasado 
                          efímeros en palabras,
deseos frustrados de promesas vanas,
recuerdos olvidados que el viento ha llevado,
sonrisas sepultadas por lágrimas y llantos.
¿Qué recogeré en el huerto cultivado?
Entre los surcos de la tierra 
no encuentro fruto hallado:
solo sudor en la tierra solapado.                       
                    La vida se escapó...
en el quehacer diario. 
¿Qué meta conseguir cuando todo es pasado?
Amar la VIDA
             como presente dado.

                    Antonio González


miércoles, 3 de febrero de 2021




Amor encontrado...

Solo de imaginar tu mano hurgando,
por rincones de mi cuerpo excitado,
siento un jadeo en mi cuerpo reanimado,
por ansias de ternura atormentado.

Brotan mis deseos solapados,
en mi cuerpo agitado sin sosiego,
y reaviva el amor casi apagado, 
en el rescoldo de ceniza y fuego.

Envuelta en la hoguera del amor reavivado,
mi alma se consume de éxtasis encendida,
deleitada por el sabor del fruto recobrado.

De dicha y de gozo mi alma queda henchida,
recobra el deseo de un cuerpo ajado,
que supura más que sangre, fuego por su herida.

           Antonio González Padilla



jueves, 28 de enero de 2021

Su última mirada




Yo le cogí la mano, y le quise expresar algo:
en su última mirada, sus ojos me hablaban
de impotencia, temor y quebranto, me suplicaban...
no articulé palabra, ahogado en mi propio llanto. 

En aquella habitación, toda vestida de blanco,
no veía el azul del cielo, ni olía a tierra mojada,
ni a verde prado de heno, o arena de mar salada,
y añoraba esa montaña con alto pico nevado.

No había ventana de arreboles encendidos,
sol al amanecer, o puestas al atardecer,
luciendo en su resplandor esos paraísos perdidos. 

-Déjeme doctor mirar, el rostro del ser querido,
antes de tomar la senda y llegue el anochecer, 
donde la palabra sobra, y donde todo es olvido.     
           
               
                Antonio González Padilla



viernes, 22 de enero de 2021

Nieve




Y esa nieve blanca
que blanquea la montaña,
se convertirá en llanto
y cubrirá su rostro ajado,
en primavera;
despojada de su manto,
tomará el camino
para mover la piedra del molino,
que a la vera del río,
ocioso, sentado espera.
Y así colmar artesas de harina blanca,
y hornear el pan de trigo,
fruto de la sementera.

          Antonio González 



martes, 29 de diciembre de 2020

La Pérdida




Sueños de infancia quemados
en el rincón del hogar,
la ilusión hecha ceniza,
los sueños entre la llama y el viento,
se van.
Pavesas hacia las estrellas,
en un intento vano
para encontrar su brillar.
La pérdida en su lugar.

            Antonio
           González Padilla




lunes, 21 de diciembre de 2020

Cuando la tormenta pase



Cuando la tormenta pase,
y sus olas embravecidas
por el viento, amainen.
Cuando el mar quede aplacado, 
y el reflejo de la luna duerma
acunado entre sus manos,
entonces,
volveremos a estrechar
ese abrazo esperado,
esa mano tendida,
y a sentir el calor ya olvidado
de lo cercano.

Cuando la tormenta pase,
y la niebla se retire hacia las cumbres,
la luz regresará al valle,
y volveremos a reconocer la sonrisa
en nuestras calles,
de los que pasen a nuestro lado
sin mascarillas velados.

Abiertas tenderemos las manos
sin codos o gestos lejanos
a los cercanos,
y tocaremos la humanidad en su piel 
que tantas veces apretamos
y que casi hemos olvidado.

Cuando la tormenta pase, 
el trueno quedará mudo, sin voz, 
y volverá el susurro
de la palabra cercana
a nuestros oídos
tan extraña y añorada.

Y los niños volverán a jugar,
a balancear su cuerpo en los columpios
y a deslizarse por el tobogán:
sus risas sepultarán los silencios 
de nuestros enmudecidos
parques yermos.

Y nuestros padres o abuelos,
dejarán sus miedos encerrados
en aquella habitación que fue tormento,
ahora olvidados.

La vida brotará por doquier,
un resurgir en la próxima primavera,
preludio de copiosa cosecha...
que llenará el lagar y la era.

          Antonio 
          González Padilla



sábado, 7 de noviembre de 2020

La moza de la verbena




¡Moza que me guiñas el ojo
en la verbena del pueblo,
y cada vez que lo haces
agitas mis pensamientos!

Y cuando me acerco a ti
a la espera de un requiebro,
tu mirada se entristece,
tu rostro cambia de aspecto.

Allá arriba en el balcón,
junto al del ayuntamiento,
la mirada de tu madre 
no te quita ojo un momento.

Dicen aquellos del pueblo
que guardas tu castidad,
para entregarla al más rico,
a cambio de una heredad.

Son malas lenguas que corren
con envidias y maldad,
según tu madre le cuenta
a vecinas del lugar.

Lo que unos y otros no saben
que aquella tarde de estío
me la entregaste a mi
cuando perdimos el sentío.

¡Vente conmigo, mi moza,
debajo de aquel moral,
donde Tú y yo sellamos el amor,
bajo el frescor de su umbral!

Antonio González Padilla


jueves, 15 de octubre de 2020

Mirando al cielo




¡Qué tristeza, qué dolor
ser hoy agricultor!
¡Qué ingrata la madre tierra,
que ajena a nuestro clamor
sigue sus leyes impertérrita,
sin ninguna compasión!
Quien mejor sabe de ello
es el pobre agricultor,
que ha de trabajar la tierra
desde el amanecer,
hasta que se pone el sol.
¡Qué mal pagado está el campo!
¡Qué ingrata su labor!

Por más que uno hecha cuentas,
nunca sale a su favor,
por quien trabaja la tierra
y deja en ella el sudor.
Cuando hay mucha cosecha, 
y el año viene muy bueno,
después de muchas peripecias,
la abundancia baja el precio
y ésta pierde su valor.
Y cuando el año es muy malo
por la sequía, la epidemia o el calor,
la escasez en el mercado
tiene poco que vender
con un buen precio valorado.

Unas veces el comprador,
otras el intermediario,
cuando no el asentador,
y finalmente el vendedor:
siempre hay un ordenador,
que desde un despacho
determinan su valor,
ajeno al trabajo, al tesón,
al pundonor y coraje del agricultor.
El caso es que en el mercado
su valor ha aumentado tanto,
que a veces, puede ser comprado,
por algunos afortunados,
al ser un producto caro.

Mientras, el pobre agricultor,
sigue mirando hacia el cielo:
pide agua de lluvia,
que mezclada con sudor,
haga crecer la semilla,
que con tanta fe sembró.
Y se encomienda al destino,
con esperanza e ilusión,
a que éste sea favorable
a su esfuerzo y su tesón.
Sabedor, que dependerá siempre, 
de alguien que le es ajeno,
unas veces de la tierra,
y otras, del azar del cielo.

   Antonio González Padilla



viernes, 9 de octubre de 2020

Cuando yo no esté...


Y cuando yo no esté, 
mis olivos seguirán creciendo,
sus troncos enraizarán bajo la tierra,
y sus ramas 
se fortalecerán buscando el sol,
y al final del otoño,
cada año aliviarán su ramaje doblado
para convertirse en zumo dorado.

Cuando yo no esté,
la parra seguirá trepando,
por esa pared de piedra encalada
buscando la seguridad frente al viento,
protegiendo de orfandad sus racimos
con sus pámpanos y tiernos sarmientos.

Y bandadas de pájaros volando
pasarán por lo alto del cielo azulado,
buscando territorios cálidos 
al otro lado del mediterráneo,
en la búsqueda de un oasis templado.

Cuando yo no esté,
el reloj de la torre sonará en el valle,
medirá el tiempo con monotonía,
sin desfallecimiento,
pausadamente,
durante la noche y el día.

Y por el Camino Real,
los caballos seguirán trotando,
petricoreando el asfalto con sus cascos,
al compás de su marcial paso.

Cuando yo no esté,
ya habré pasado el puente de 
Los Santos, por última vez,
y no acompañaré su "Traída",
esos, a los que tanto amé
a lo largo de mi vida.

Y yo, desde mi vieja butaca,
con un libro en mis manos,
seguiré observando
esa montaña nevada,
que me tiene extasiado.
 
Cuando yo no esté...
la vida seguirá pasando.

      Antonio González




domingo, 13 de septiembre de 2020

Encuentro



Encuentro


Busco el placer de tu presencia,
y no lo encuentro.
Aturdido lo busco,
pero aún no ha llegado,
ese momento.
Paso el día contando los instantes,
esperando una señal,
que alivie ese tormento
de tenerte solo en mi pensamiento.
Las horas pasan lentamente,
las manecillas del reloj,
no avanzan,
ralentizando cada momento,
lo que me crea añoranza. 
A pesar de todo,
cada vez veo más cerca ese día,
en el que nos abracemos,
tomemos café, nos riamos,
y atropelladamente hablemos,
porque tendremos tantas cosas que decirnos, 
que nos precipitaremos
en una cascada de palabras...
nuestra amistad sellaremos
con silencios:
será una sola mirada,
quien reúna tantos momentos.


          Antonio González



sábado, 12 de septiembre de 2020

Palabras de más



Palabras de más...

¡Oh corazón hambriento,
que huyes de la hambruna,
te agarras a un clavo ardiendo
en soledad sin fortuna!
Deja que mi mano agarre,
tus profundos sentimientos,
y juntos, muy dentro de ti,
comparta inquietudes y sueños!
Déjame escarbar muy dentro,
en lo más profundo de ti,
ábrete a mi, es el momento,
de compartir soledad.
De remar juntos, mar adentro,
para descubrir el lugar,
donde una simple mirada
las palabras estén de más.

      Antonio González



miércoles, 9 de septiembre de 2020

Amor de otoño


Amor de otoño

Amores que se esfuman en otoño
como hojas que cambian de color,
amores arrastrados entre el verdor
de la ribera, por aguas del arroyo.

Blancura espumosa en la cumbre,
bravas en su ímpetu de juventud,
hoy mansas aguas en la quietud,
un pasar de dulce mansedumbre.


Tranquila en su camino hacia la mar,
con paso firme a la desembocadura
con la alegría del que sabe caminar.

Certeza firme en la andadura;
y descansar, después de tanto bregar,
en aguas que acunan la luna. 
             
              Antonio González


lunes, 7 de septiembre de 2020

Solo Silencio

 


Solo Silencio


Me paso el día recordándote y, 

solo encuentro el vacío de tu 

ausencia,

no hay señal de tu presencia.

Ni una canción, ni un poema de 

amor:

solo silencio.


Es noche en el desierto, sin calor.

Viento y arena resecan mi pasión,

febril tarea que llena de espejismo

ilusiones y sueños,

frustración.


En medio de la tempestad y el 

viento,

no encuentro la salida,

en esta tormenta que agita mi 

cuerpo.


Busco y no encuentro ese corazón,

ese momento,

esa boca jugosa,

que muerda mi pecho con deseo,

y encuentre mi corazón abierto.


¡Solo silencio!


          

             Antonio González





domingo, 30 de agosto de 2020

Ella, siempre está ahí




Ella, siempre está ahí...

Cuando te olvides de mi
y te alejes de mi lado,
no olvides nunca que fui
tu consuelo, alegría y llanto.
¡Qué triste es el partir,
y olvidar tu rostro plácido!
¡Qué pena olvidar de pronto
lo vivido en tantos años!
Cómo en un instante dado,
el tiempo se nos escurre
como agua entre las manos,
sin poderlo retener
a pesar de intentarlo.
¡Qué triste soledad,
que después de muchos años
vuelve como necesidad!
Ella siempre aguarda, espera,
el momento de asestar
esa "puñalá" trapera.
Soledad la llaman unos,
otros la que siempre espera...
ese golpe oportuno,
para instalarse a mi vera.

    Antonio González

viernes, 22 de mayo de 2020

Muñeca de trapo




Muñeca de trapo

Dejé mi muñeca de trapo
en el rincón de mis sueños,
el amor, un muchacho, y un beso,
acaparó mi embeleso.

Una noche salí despacito,

de puntillas con todo sigilo,
para no despertar su abandono,
en silencio, sin hacer ruido.

Aparqué mis tiernos cuidados,
mis tareas abandoné,
las de un mundo encantado
del que pronto me olvidé.

Allí quedó guardada 

en una caja de cartón,
mi muñeca de trapo,
sin paseo al aire libre, sin sol.

Vagué por senderos furtivos,

olvidé la promesa no dicha,
en un carrusel de risas y gritos
de alegrías y desdichas.

Un día mi chico se fue...
me dejó muy despacio:
lo que un día hice yo
a mi muñeca de trapo.

     Antonio G. Padilla




miércoles, 20 de mayo de 2020

Nunca vuelve



Nunca vuelve

El hombre nunca retornará a la vida,
una vez muerto.
No es árbol que se corta
y luego retoña.
No es agua que se traga la tierra
y luego mana,
o se evapora en el cielo.
Ahí sigue el cielo, aquí la lluvia.
Sólo el hombre cuando muere,
muere para siempre.
Nunca vuelve.

         Antonio G. Padilla