En quirófano
!Qué difícil es traspasar,
la línea roja entre dos partes,
aquellos que están enfermos,
de los sanos y saludables!
Ayer viví una experiencia,
que quiero que compartáis,
valorad lo que tengáis,
y no lo dilapidéis.
De pronto, estaba desnudo,
vestido con bata verde,
unas zapatillas blancas,
gorro blanco transparente.
Una enfermera muy amable,
nos indicaba el camino,
subíamos en un ascensor,
para encontrar el destino.
Con nuestro atuendo especial,
allí cada uno hablaba,
con los nervios en tensión,
según su experiencia y labia.
Uno de aquellos pacientes,
con su cara entristecida,
-dijo con voz temblorosa-
!Echo de menos mi casa,
y mi gente más querida!
En aquella sala de espera,
éramos todos iguales,
sin móvil, reloj o cartera,
ni títulos ni vanidades.
El silencio se adueñó,
se instaló en nuestro ánimo,
y en profunda meditación,
luchábamos contra el desánimo.
Ya dentro en quirófano,
tendido y con mascarilla,
perdí la noción del tiempo,
merced a una jeringuilla.
Al despertar en la camilla,
dos ángeles me saludaron,
y con rostro sonriente,
y voz amena, me despertaron.
No, no estaba en el infierno,
pues malo, malo, no he sido,
tampoco estaba en el cielo,
aún no lo he merecido.
Estaba con mi gente,
estaba junto a los vivos.
Me sentía tan feliz,
que a la salud de todos,
nosotros,
levanto mi copa de vino.
Antonio González
Dedicado a los profesionales de la Clínica Nª Sª de La Salud de Granada, por su dedicación y buen hacer profesional. Con especial recuerdo a los médicos y enfermeras de quirófano. Gracias de todo corazón.
