Ayer en el CARRICHETE
llegó Papá Noel puntual,
en su trineo con renos
y un brillo casi irreal.
Entre las nubes se asoma,
sobre la calle del pueblo,
repartiendo besos, abrazos
y un pedacito de cielo.
Busca a los niños que creen,
de mirada transparente,
donde los sueños se esconden
en el corazón latente.
Ellos no esperan juguetes
que el tiempo pueda borrar;
esperan algo más hondo
que no deteriorará.
Es la mirada del niño
que quiere ir más allá,
la que despierta al mundo
con deseos de conquistar.
Es el sueño de una vida
que empieza a caminar,
el futuro que ya late
en quien se atreve a soñar.
El viejo Papá Noel sintió
ayer, en el Carrichete
que en su pecho todavía
vive el niño que un día fue.
Bajo sus rostro cansado,
la nostalgia floreció,
y dos lágrimas calladas
en silencio su disfraz mojó.
Antonio González Padilla
NB. FEliz Navidad a todos los que hicieron posible este maravilloso evento. Gracias por haberme invitado a participar en la alegría de vuestros niños. Mil gracias.
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