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martes, 15 de septiembre de 2020

A nuestra Tía Dolores


En este día de septiembre,
Tía Dolores, te has marchado,
en el que la iglesia reza
al Cristo crucificado.
Te has marchado en silencio,
por la mañana, al despertar,
a las puertas del otoño,
cuando el membrillo dorado
está a punto de madurar,
y el racimo de la vid, ha madurado,
como fruto de la tierra,
presto para ser recolectado
y prensado en el lagar.

Hoy te quiero recordar
tal como fuiste: generosa, cariñosa,
con esa voz fuerte y melosa,
dispuesta siempre a ayudar
a quien llamase a tu puerta
abierta de par en par.
Los que fuimos trashumantes
nunca nos sentimos extraños
gracias a tu hospitalidad,
a tu cariño y tu trato.

Hoy sentimos la orfandad,
el poso triste y amargo,
que nos produce tu ausencia
y por eso te lloramos.
Los niños que en la escuela
les enseñaste a leer,
hoy llorarán por su maestra
que les enseñó a crecer.

Pero no todo es tristeza,
amargura, sollozo y llanto,
pues sabemos con certeza,
como tú nos ha enseñado,
que allá al otro lado del puerto
donde tu barco ha zarpado,
encontrarás el descanso,
la paz, tu sueño soñado,
que por ser buena persona,
Tía Dolores, te has ganado.

   Tu sobrino, Antonio


NB. A mi querida Tía Dolores, maestra de escuela, fallecida en Barcelona el día 14 de septiembre de 2020. A sus hijos: Alberto, Lourdes Belén y Nuria, un fuerte abrazo.




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