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sábado, 31 de mayo de 2014

El Tajo de Ronda




Hablar de Ronda es evocar su serranía, el Tajo, y los toros. También de Vicente Espinel, Giner de los Ríos, Rios Rosas, José Mª el Tempranillo, Pedro Romero y Antonio Ordónez. Tenía ilusión por conocer esta tierra tan nuestra, tan propia y cercana, sus parajes naturales, la fiesta, sus costumbres, su gastronomía, sus gentes. Así la canta V. Espinel: "Salud y paz, peñascos, montes, breñas, arboledas, corrientes; salud, paz y alegría, nobleza, amigos, sangre, patria mía". Ronda no se entiende sin el agua del Río Guadalevín y su obra maestra: El Tajo. Un paraje natural forjado por la erosión del agua desde hace millones de años en la época terciaria, creando una garganta espectacular donde el agua verdosa transcurre lenta  y monótona entre riscos  y matorrales al ritmo  y sonido que marca su relieve, buscando en la herida abierta de la tierra, su libertad. "El Tajo no tiene compromiso con los guías. Uno se asoma a él y puede encontrar en el fondo miedo, vaticinios, oraciones o versos" (J.M. Pemán). Un puente  de 98 metros de altura y 70 de anchura trata de unir las dos partes divididas de la ciudad, tratando de unir la inteligencia humana  lo que la naturaleza predispuso de forma arbitraria al margen del libre albedrío del hombre. Un desafío a la altura. Todo bajo un cielo azul entre el mar y la montaña, sus valles verdes de primavera, entre altiplanos rocosos hacen de este lugar andaluz un marco inigualable de belleza, cantado por poetas viajeros románticos y escritores como Rilke, Teófilo Gautier, Mérimée, Hemingway y Orson Welles... 
La Plaza de Toros, la más antigua de España, es testigo mudo de grandes  faenas. Un desafío al arte entre Ronda y Sevilla. Así lo canta José Bergamín: "El arte del toreo fue maravilla porque lo hicieron juntos Ronda y Sevilla. Unieron dos verdades en una sola con Illo y con Romero Sevilla y Ronda. De Sevilla era el aire de Ronda el fuego: y los dos se juntaron en el toreo". Pisar su albero, adentrarse en los toriles o la escuela ecuestre, es sentir el palpitar de la vida entre el miedo, la muerte, la gloria y el arte: "Serranía redonda, plaza de Ronda. Y la luz del toreo mide su onda.(...) Tu vences, paz de Iberia, mi Ronda pura, plaza de luz sin feria, rosa que dura" (Gerardo Diego





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