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jueves, 13 de junio de 2013

La Cláusula Suelo




Peor que atracar un banco, es fundarlo. Algunos pensamos que los bancos se mueven mas que por el negocio, por la usura. ¿Por qué los bancos ganan millones en tiempo de crisis y miles de millones en época de abundancia? Preocupación deberían  tener a los que les han suprimido la "cláusula suelo"  de sus hipotecas, porque lo que se ahorren aquí ya se encargarán los bancos de equilibrarlo mediante otros servicios. De todos modos, enhorabuena a todos aquellos que lo han conseguido. ¿Qué es la clausula suelo? La Cláusula Suelo en un contrato de crédito hipotecario es una limitación mínima del Tipo de Interés que afecta directamente a la cantidad que usted paga por su crédito y que figura en el documento de formalización de la misma. Si tiene una Cláusula Suelo en su crédito hipotecario, por mucho que bajen los tipos de interés, usted seguirá pagando la misma cuota y no podrá beneficiarse de las bajadas de los tipos de interés. Evidentemente, es legal. Pero lo que se cuestiona de estas cláusulas no es su legalidad, sino si las mismas tienen CARACTER DE ABUSIVAS, máxime cuando se fijan unos "suelos" reales (más o menos del 3%), y por otro lado "techos" que podrían considerarse totalmente irreales (del 10% al 15%).Por ejemplo, si usted tiene una Cláusula Suelo fijada en el 3% y el Banco Central Europeo baja los intereses al 0,75% usted seguirá pagando un interés del 3%.Sin embargo si el interés oficiale subiese (caso muy improbable) por encima de su Cláusula Techo, usted no pagaría más que lo fijado en este aspecto. De esta forma el banco se asegura de que usted no pague nunca menos intereses de una determinada cantidad. Por lo que el banco sigue ganando aunque el interés oficial disminuya.  La banca siempre ha sido así. Su actividad ha consistido en pedir dinero a bajo interés y prestarlo al interés mas alto posible mediante intereses , a veces, abusivos. Es su negocio. Paradójicamente, -y aunque parezca lo contrario- valora mas el tiempo que el dinero. Pero, ¿Cómo? Todos estamos atrapados a jugar una partida en un tablero de juego llamado economía, pues nacemos, vivimos y morimos en él. En el mundo capitalista que hemos construido se nos identifica a las personas como "recurso", de ahí el "Departamento de recursos humanos" que todos conocemos en nuestras empresas. Valemos lo que producimos. Somos unidades de producción que vendemos nuestro tiempo en el trabajo (Tripalium) mediante un salario, para después comprarlo y disponer de él. Hemos cambiado la abolición de la esclavitud por el salario. Nos pasamos la vida para adquirir cosas de dudosa utilidad, que nos quitan tiempo para nosotros y nuestros seres queridos, y que luego crean desasosiego e intranquilidad por miedo a perderlas, sin darnos cuentan que todo es a cambio de malgastar nuestro tiempo y nuestra libertad. "Hemos construido un sistema que nos persuade para gastar dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos para crear impresiones que no durarán en personas que no nos importan" E.H. Gauvreay. En una espiral infernal en la que nos encontramos atrapados, la avaricia no tiene límite, la codicia no tiene mesura, creando un malestar que nace de una insatisfación existencial de la persona, que nada tiene que ver con el materialismo, y sí con otro tipo de valores más profundamente humanos. "La riqueza material es como el agua salada; cuánto más se bebe, más sed da" A. Schopenhauer. Es posible que el sistema nos haga ser ciudadanos dóciles y sumisos, dispuestos a acatar sus mandatos, carentes de conciencia crítica, contando siempre con el respaldo de la legalidad. Una forma sutil de control social para que no descarriemos. Quienes se arriesgan a pedir un crédito o una hipoteca y no poder pagarlos, se exponen a perder su libertad o a ser desahuciados. "La deuda es el arma que utiliza el sistema monetario para conquistar y esclavizar a la sociedad, y el interés, su principal munición" Peter Joseph. Las condiciones de las hipotecas sujetas al euribor han de suprimir la cláusula suelo porque no se entiende que en un pacto entre las partes siempre se favorezca al más fuerte. El primer paso ha sido dado por BBVA, Cajamar, y Nova Caixa, después vendrán otros. Los bancos han de financiar y prestar dinero a un interés razonable, sin caer en la usura ni la codicia. Pedir dinero al 1%  al BCE, para después comprar deuda pública al Estado por un 4% o más,  sin arriesgar, es lo fácil y seguro. Pero renunciar a financiar a las pequeñas empresas y ayudar a la gente emprendedora a desarrollar sus proyectos, por el alto riesgo que conlleva, eso es otra cosa; o eliminar la cláusula suelo de todas las hipotecas  -hayan recurrido o no- a los tribunales, con carácter retroactivo, también. El Estado debe encontrar los mecanismos legales para obligar a las entidades financieras a que fluya el crédito, empezando por sus propios bancos nacionalizados y rescatados con dinero público; posteriormente, a los otros. Lo que no se puede hacer es, repartir beneficios entre los accionistas, y socializar pérdidas en tiempos de crisis.



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