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domingo, 9 de junio de 2024

Extremadura...donde la piedra habla de historia

 


La vida es el camino que el hombre recorre en el tiempo. Todo camino marca y mide el tiempo mediante el movimiento, por el contraste de su paisaje, su duración  y su experiencia empírica. Sin movimiento ni cambio no existe "el pasar", y sin pasar, todo se torna quietud, parado, sin duración y sin sentido. Sin horizonte y sin meta todo se difumina en la nada. 
Extremadura es la meta. Tierra de conquistadores, tierra de soñadores. Un lugar maravilloso al oeste de España, limitando con Portugal. Mérida, nuestro destino más proximo, lugar de nuestro hotel, y desde allí soñamos "conquistar" Cáceres, Guadalupe, Badajoz, Trujillo y Plasencia. Es muy bueno trazarse metas y proyectos a corto plazo, retos que nos saquen de la rutina diaria. Y así comenzamos nuestro viaje un grupo de sesenta personas de la Mancomunidad del Río Nacimiento, (Almería), formado por las poblaciones de Abla, Fiñana, Abrucena, y otros más. Pero si la meta es importante, el trayecto acompañado de personas y amigos, lo es más, porque te permite contactar y comunicarte con lo más preciado de un viaje, las personas. Contactar con nueva gente y sentir el fluir de la vida mediante la palabra, el contacto humano y la comunicación, es muy bueno y saludable por poder compartir inquietudes, aspiraciones, vivencias y experiencias personales. Es esencial y enriquecedor para el hombre como ser humano el ser sociable por naturaleza, pues manifiesta lo esencial de nuestra constitución  dialogante. 
Extremadura..., donde la piedra de granito recobra su esplendor y magnificencia mediante un lenguaje que habla por sí solo en la quietud de sus ciudades de corte medieval, solo roto por la brisa vespertina que rememora los besos y amoríos de unos amores prohibidos por la imposición de religiones monoteístas enfrentadas, entre el amor imposible de una judía enamorada y su apuesto caballero cristiano. Extremadura es encantadora. El Granito es el protagonista principal. Emerge de la tierra en forma de palacio, catedral, iglesia o convento, como vestigio testimonial de reconquista entre musulmanes y cristianos, en luchas y contiendas que aún perduran en nuestros días en el nombre de Dios. O para que en el silencio de sus atrios o en sus coros catedralicios, el hombre encuentre mediante la meditación, el recogimiento, y el rezo, el encuentro con su Hacedor. Cáceres, fundada por los romanos y conquistada por reyes cristianos, es una muestra fehaciente de lo que expresamos. También Plasencia, testimonio de ciudad reconquistada, vestigio de un pasado esplendoroso y entrada natural del Valle del Jerte. 
Hablar del Valle del Jerte y no hablar de la floración del cerezo; sería una omisión por mi parte que no podemos permitirnos. En el Valle cada estación compite en belleza y espectacularidad con la que le precede: pero la más espectacular por su belleza y esplendor es el despertar estacional de la primavera con la floración del cerezo; el deshielo, con cascadas, gargantas y saltos varios despeñándose por las laderas, hacen de este Valle un concierto de luz y color al ritmo del agua que se desliza abruptamente por su cauce formado por rocas y cascadas.
El Río Jerte recibe su nombre de la denominación "xerte", "xerete", "Xerit", que significa aguas cristalinas o río angosto. El nacimiento hay que buscarlo en  un par de hilos de agua que se abren camino a duras penas  entre las rocas de la falda del Risco de la Campana, en las cumbres a 1800 m, allí donde los restos de alguna majada delatan la presencia humana. 
El río es hijo de las lluvias y las nieves que tiñen de blanco los picos y las laderas del Valle; un humilde origen para una auténtica fuerza de la naturaleza, sobre la que se sostiene la vida de este valle singular del norte de Extremadura. Asomarse a este sendero de agua y roca, es hacerlo al mismo corazón e historia de este valle a los pies de la Sierra de Gredos. Un viaje que nos conducirá a rincones donde la belleza natural se muestra en todo su esplendor. Y si el río es el escultor del Valle, las gargantas y arroyos que lo abastecen desde su nacimiento son los moldeadores de sus laderas, articuladas en una red hidrográfica de rápida evacuación que viene directamente al río. Extremadura ha vuelto a conquistarnos.



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