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jueves, 25 de enero de 2024

Un niño de 9 años vive solo en casa sin agua ni electricidad






Vivir en el Camino Real de Abla, situado en la provincia de Almería, es un verdadero placer. Es un valle regado por el Río Nacimiento de cual toma su nombre, que corre paralelo entre Sierra Nevada y sierra de Baza. Conecta el altiplano del Marquesado granadino con el Desierto de Tabernas almeriense. Es un valle muy ventoso. Como sucedió en la víspera de San Antonio Abad, donde Eolo -el dios del viento en la mitología griega- soplaba con toda su fuerza intentando arrancar de la tierra a todo aquello que se agarraba a ella: árboles, muros, chimeneas, líneas eléctricas, internet, etc. Ese día, la comidilla de los vecinos, versaba sobre el viento y sus nefastas consecuencias. Desde quien ha de tirar toda la comida guardada en el congelador, después de pasar unos días fuera de casa (no fue éste el caso del otro día, sí de otros días), hasta quedarnos de madrugada desconectados del mundo exterior: sin luz, internet, móvil, y por supuesto sin radio y televisión. De pronto nos damos cuenta de la fragilidad de nuestra naturaleza humana y la contingencia de nuestra existencia sujeta a cambios inesperados, gracias a un agente natural imprevisto. Manifestando la realidad metafísica de nuestro ser contingente como "aquello que es pero puede no ser" frente a lo necesario "aquello que es pero no puede dejar de ser". Lo poco que tiene que suceder para dejarnos varados, inmovilizados, y sin saber qué hacer con nuestra vida. La dependencia y la necesidad que nuestra sociedad moderna ha creado de la ciencia y la técnica para poder disfrutar  del bienestar, y lo poco que tiene que suceder para perderlo todo en un instante. Todo pende de un hilo, que a la mínima se rompe.
No es el caso de un niño francés de 9 años que sobrevive dos años solo en casa, sin agua caliente ni electricidad. Sin padre y abandonado por su madre, el niño se alimentaba de latas de conserva que en visitas esporádicas le suministraba la madre y la generosidad de algunos vecinos.  Los servicios sociales no pudieron constatar esta situación porque el niño era un buen estudiante que cumplía sus tareas y acudía correctamente vestido al centro. 
Tú que lees en este momento estas líneas ¿te has preguntado cómo podrías vivir durante dos años sin agua corriente y electricidad en casa? ¿Te lo imaginas? Ducharte con agua fría, no poder cocinar, comer latas de conserva, etc. Pero si cuando no hay cobertura para tu móvil, el mundo se hunde. Un caso sorprendente y lacerante, que muestra  las contradicciones de nuestra sociedad y el aislamiento en soledad en la que se encuentran muchísimas personas. Un caso que explica la sociedad super informada que hemos construido pero deshumanizada. Hablamos de un niño con tan solo  9 años, un crío que manifiesta la ambivalencia sorprendente de la naturaleza humana, que hace lo peor, pero a veces hace lo mejor. Una lección ejemplar para nuestros hijos sobreprotegidos, educados en el confort doméstico de la modernidad y poco preparados para superar las dificultades inherentes a la contingencia de la vida expuesta al azar. Como sociedad  tenemos el deber de cuestionarnos qué es lo que estamos haciendo mal. Esto es lo que se me ocurre sin tener que profundizar demasiado. Minimizar el valor del esfuerzo, pasar de curso con suspensos en favor de un falso igualitarismo, ningunear la memoria, el bajo nivel en la comprensión lectora de nuestros alumnos, la desvalorización del esfuerzo y el sacrificio, junto al desprestigio de la disciplina, -son entre otras cosas-, las causas principales que explican el fracaso de la educación de nuestros jóvenes y los recientes malos resultados del  informe PISA. 
Este niño francés no necesita la selectividad para acceder a la universidad. De acuerdo con el juez Calatayud,  que considera debe pasar directamente a la Sorbona de París y explicar allí, cómo se superan las dificultades de la pervivencia humana siendo solo un niño de 9 años. Una excelente lección sobre la fe, la motivación, la fuerza de voluntad y el sentido común. ¡Bravo chaval!




6 comentarios:

  1. Me ha encantado tu reflexión, primo Antonio

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  2. Mi enhorabuena, paisano por tu manera de sentir lo que tienes a tu alrededor. Un abrazo

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  3. Amigo Antoine, deberíamos acordarnos más a menudo, de lo Felices que vivíamos en Sociedad, hace cuatro días.
    Saludos

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  4. Es cierto. El ser humano no valora suficientemente lo que posee hasta que no lo pierde.

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  5. Magistral lección de un niño de 9 años, puesta una vez más de manifiesto por las palabras también magistrales de una excepcional persona. Gracias, Antonio.

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