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sábado, 9 de noviembre de 2019

Atravesó la bahía




Atravesó la Bahía

Atravesó la bahía, tu barco,
de buenas obras cargado,
se lanzó a mar abierto,
dejándonos allá en el puerto
un nudo en la garganta
de lágrimas y sollozos,
la pena, lágrimas en un mar de llanto.

Te fuiste sobre la ola
de un mar en calma, plateado,
marinero en tierra fuiste
agricultor aventajado,
tenías ganas de partir
aquella tarde otoñal,
la del membrillo dorado,
sin volver la vista atrás.

Allá queda el olivar
verde turquesa de mar,
huérfano y afligido
agitando su ramaje
como olas de la mar. 
En surcos de sudor regadas
las mieses del aquel trigal,
lloran desconsoladas
en una era vacía
sin espigas que aventar.

Una gaviota sin rumbo
vuela sobre la bocana
del puerto desorientada,
mientras la puesta de sol
deja una estela plateada
por donde el barco partió.

Aquí en el muelle quedamos,
nos preguntamos el por qué
esa urgencia en la llamada,
tantas veces requerida
tantas veces iniciada,
por comenzar ese viaje 
con las velas desplegadas.

Nos dejaste en el puerto
con el pañuelo en la mano
agitado por el viento,
el mismo que ventea velas
y permite a tu velero
avanzar por mar abierto,
buscando esa libertad
que colma todos tus sueños.

Esperamos en el muelle
a que escampe el temporal,
con la certeza obligada
de un día, también, 
poder zarpar.

     Antonio G. Padilla




N.B. Dedicado a mi querido suegro Antonio Guzmán Lao, fallecido el 23 de octubre del 2019




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