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sábado, 11 de noviembre de 2017

Cae el telón de una gran mentira





La farsa ha terminado y la función ha acabado. Ahora es tiempo de ajustar cuentas. La tierra prometida en donde manará leche y miel, ha concluido. Pues no, no ha finalizado, alguien tiene y debe pagar esta representación simbólica de la independencia, esta fiesta pagada con el dinero de todos los españoles. Porque todo ha sido un juego simbólico, algo de mentirijilla, evanescente, apariencial. Todos los tejemanejes, las idas y venidas, las sesiones y proclamaciones de independencia no han existido, todo ha sido una farsa, una representación en donde los actores -los políticos secesionistas- lo han pasado fetén (para este viaje no se nesesitan tales alforjas) Ha caído el telón y ha acabado la representación: ahora los espectadores, aquellos que han creído en el delirio de unos  irresponsables, han de volver a casa y enfrentarse con la cruda realidad. Carmen Forcadell está en la cárcel, Presidenta del Parlamento  de Cataluña, que después de admitir el 155 -o sea la Constitución, que tan irresponsablemente conculcó-, ahora la acepta. Según dice literalmente el auto de su señoría- “no es que hayan asumido la intervención derivada de la aplicación del artículo 155 de la Constitución sino que han manifestado que, o bien renuncian a la actividad política futura o, los que desean seguir ejerciéndola, lo harán renunciando a cualquier actuación fuera del marco constitucional”. Un mazazo terrible para los independentistas por parte de una de sus líderes más representativos. Se libra -pues- de permanecer en  prisión previa fianza de 150.000 euros, y pelillos a la mar. Con ello, traiciona sus principios y los cambia a conveniencia, todo por eludir la prisión incondicional impuesta por el Tribunal Supremo: "Estos son mis principios y si no te gustan...los cambio por otros".
Pero no todo ha acabado. Seguirán más capítulos a continuación. Porque, ¿Qué les dirán a tantos miles de ciudadanos catalanes que creyeron en su mensaje, agitando sus banderas y saliendo a la calle? ¿Cómo suturar esa herida tan profunda que ha dejado el procés en tantos ciudadanos que creyeron en él? ¿Cómo curar la terrible frustración que ha ocasionado el dichoso procés entre los ciudadanos de Cataluña y el resto de ciudadanos españoles? ¿Qué van a pensar todos estos ciudadanos cuando vuelvan y descubran la gran mentira del independentismo? Con Carlos Puigdemont en Bruselas haciendo la guerra por su cuenta, -haciendo amigos en la Unión Europea-, con medio Gobierno catalán en prisión preventiva, y con la cantada de Carmen Forcadell aceptando el 155 por dormir en su casa, el panorama no puede ser más sombrío para el independentismo ¿Quién liderará el procés? Han jugado con el sentimiento de la gente y ahora se ha descubierto la gran mentira, el gran fiasco. Como bien dice Ignacio Varela, en el Confidencial: "Se acabó la fantasía unilateral. Aunque ganen el 21-D, ya es inconcebible retomar el 'procés' en el punto inservible en que lo dejaron. El gobierno que salga de las elecciones tendrá que obviar todo lo sucedido desde el funesto pleno del 6 de septiembre. Tendrá que diseñar un nuevo proyecto y aprestarse a realizarlo mediante una doble negociación, con España y dentro de Cataluña, siempre en el marco de la ley. Tendrá que recuperar la abandonada tarea de gobernar, empezando por hacer algo útil para que regresen las dos mil empresas a las que a que ellos echaron de Cataluña. Por eso sería muy saludable que otras personas menos chamuscadas encabecen la nueva etapa.
No se sabe qué sorprende más en el comportamiento de los dirigentes del independentismo: si su abismal falta de grandeza (una causa épica, como fundar un Estado, dirigida por gentes de una vulgaridad aplastante); la ingenuidad de pretender que se puede mutilar impunemente a un Estado europeo de 500 años sin que se defienda con todo su poder; o el cinismo de vender a dos millones de personas la fantasía de un coche volador que los conduciría al paraíso, sabiendo que solo disponían de un vehículo a pedales para recorrer el empedrado camino del infierno". (Ignacio Varela, La confesión de Forcadell y el requien por "el procés". El Confidencial)




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