Siempre Tú
Para ti, amigo invisible; oculto entre la nube
borrascosa del sentido.
No te palpo en el horizonte más alto.
Y te busco.
Mi voz se deja oír en el ruido de lo cotidiano,
quejido de lo trágico del tiempo entre lo mágico.
La palabra que reinicia el ciclo del deseo,
y espanta con su melodía la soledad callada,
de días que pasan lentos, sin ruido ni viento.
Con paseos que siguen un trecho,
que no conducen a ningún paraíso,
ni a frutos fértiles del huerto.
Disipe tu voz, amigo, todo eso,
y sea tu mano, asidero firme...
en la honda noche de los tiempos.
que no conducen a ningún paraíso,
ni a frutos fértiles del huerto.
Disipe tu voz, amigo, todo eso,
y sea tu mano, asidero firme...
en la honda noche de los tiempos.
antonio gonzález
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