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lunes, 1 de agosto de 2011

"DIOS NO JUEGA A LOS DADOS"


 

 

Una investigación japonesa demuestra que un único fotón no puede moverse más rápido que la luz, lo que echa al traste la posibilidad real de trasladarse al pasado o al futuro


Un equipo de físicos japoneses acaba de echar por tierra la fabulosa posibilidad, hasta ahora solo parte de las tramas de las historias de ciencia ficción, de viajar en el tiempo. Experimentos realizados en los últimos años sugerían la eventualidad de que los fotones, las unidades de luz, tomadas de forma individual, podían superar la misma velocidad de la luz en su conjunto, pero los investigadores han confirmado que este salto en las reglas del Universo no es posible. Y si esto no es posible, por mucho que duela a los más entusiastas, tampoco lo será viajar al pasado o al futuro.
Durante la investigación, publicada en Physical Review, los científicos, dirigidos por Shengwang Du, hicieron pasar pares de fotones a través de un vapor de átomos a unas 100 millonésimas de grado sobre el cero absoluto, la temperatura más baja de Universo, según informa la BBC. Y resultó que los fotones individuales cumplían con los límites de la velocidad de la luz en el vacío, lo que significa que siguen el principio de causalidad establecido por la teoría de la relatividad de Einstein, por el que el efecto no puede suceder antes de su causa.

ABC / madrid
Día 26/07/2011 - 14.02h



Decía San Agustín: ¿Qué es el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; si alguien me lo pregunta y quiero explicarlo, ya no lo sé. En efecto, nadie sabe definirlo, pero todos sabemos lo que es porque nosotros mismos somos tiempo, somos seres temporales. El tiempo siempre está presente en nuestras vidas. Es más, la vida transcurre en el tiempo, sin tiempo no hay vida. No solo se impone en la Física sino en todos los ámbitos del ser humano: el conocer, hacer y esperar; todo esto lo hacemos en el tiempo. Es la medida o el sustrato de nuestro acontecer. También está presente en el deporte, la música, y en cualquier otra actividad humana. Sin tiempo, el deporte carecería de valor. ¿Cómo podríamos entender un partido de fútbol sin reglas y sin un espacio de tiempo determinado? Ser más rápido que tu adversario, llegar antes que él, ocupar el espacio del terreno de juego, etc ¿cómo podríamos entender la melodía de nuestra canción preferida sin sus intervalos de silencio en el tiempo? El Tiempo es la esencia de la Música, el ritmo es su acompañante inseparable.Siempre está ahí, aunque no lo veamos ni toquemos. Forma parte de nuestra sensibildad, tanto interna -mide nuestras vivencias o estados de conciencia- como externa. Sin él no existiriamos y tampoco me olvido de su hermano el espacio: juntos forman un dúo inseparables.
A veces su medida es irregular. No se cuantifica de forma matemática. Se hace largo y eterno en momentos de angustia, de dolor -sea físico o psíquico- y corto y efímero en los momentos placenteros y felices, que de vez en cuando disfrutamos los humanos. Su medida es muy subjetiva. El ser humano siempre ha querido trascender y escapar tanto del tiempo como del espacio. La filosofía ha tratado de profundizar en estos problemas asociados  al espacio/tiempo. Nietzsche creía solo en el "instante", de ahí su mito del "eterno retorno". El pasado fue y ya no es porque fue y el futuro tampoco es porque aun no es, y cuando sea será presente. Solo existe el presente o sea el instante que es, emparedado entre el pasado y el futuro.
Otra de las aspiraciones del ser humano es viajar trascendiendo las leyes del espacio y del tiempo, tanto hacia el pasado como hacia el futuro. Es una ilusión que yace  como un reto en su imaginación. Einstein afirmaba que la velocidad de la luz imponía la ley del tráfico del Universo: "nada puede viajar más rápido que la luz". La luz viaja a una velocidad de casi 300.000.000 metros por segundo en el vacío. También un único fotón obedece  esa ley. Ese es el límite de velocidad de toda masa en el universo. El postulado  fundamental de la teoría de la relatividad es que las leyes de la ciencia deben ser las mismas para todos los observadores en movimiento libre, sea cual fuere su velocidad. Esta ley tiene consecuencias notables: la equivalencia de la masa y la energía planteada en la célebre ecuación de Einstein E=mc2, (dónde E es la energía, m la masa y c la velocidad de la luz), y la ley según la cual nada puede viajar más rápido que  la luz. La teoría de Einstein revolucionó nuestra imagen del Universo y sugirió el concepto de de un espacio dinámico en expansión, terminando con las aspiraciones quiméricas de la humanidad. Por todo ello, el ser humano en cuanto materia o "soma" (cuerpo), siempre estará sujeto a las leyes de la física, al reino de la necesidad, al determinismo que rige en el Universo, como parte integrante de él. De ahí que su comportamiento no difiera del resto de entes naturales. El principio de causalidad establecido por la teoría de la relatividad de Einstein, por el que el efecto no puede suceder antes de su causa, es una barrera infranqueable para el ser humano. Otra cosa es el espíritu o reino de la libertad, pero eso es otro problema que será tratado en otro momento. No obstante, Einstein no aceptó nunca que el Universo estuviera gobernado por el azar, de ahí su famosa frase  de que "Dios no juega a los dados".



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