Pues ahora hay que exigirle a los socialistas que obren en consecuencia, con los numerosos casos que afectan a su partido, mucho más graves de los que se imputaban a Francisco Camps, y que le han llevado a dimitir tras ser imputado por el caso de los trajes supuestamente regalados por miembros de la «trama Gürtel», el PSOE se ha quedado sin argumentos para no actuar en los casos de corrupción que le salpican. Ya no hay justificación para el «tú más» y ahora tendrá que practicar la máxima del «yo también», y asumir sus responsabilidades políticas. Camps, al presentar su dimisión, ha elevado el listón de la ética política, que ahora tendrá que aplicarse el PSOE si quiere desprenderse de la losa de corrupción en la que se encuentra atrapado. Casos de prevaricación, cohecho, falsedad documental, injurias etc, aparecen a lo largo y ancho de España, involucrando a cargos del PSOE, siendo Andalucía la de mayor número de implicados, y que yo sepa, ninguno, por el momento, está dispuesto a dimitir. Ya no tienen coartada.
El caso Faisán, el caso Ibiza Centro en Baleares, la trama de los ERE en Andalucía. Son ejemplos ilustrativos, en donde , bien los socialistas o en coalición con otros , se han visto involucrados hasta las cejas, y no ha habido dimisiones. Parece que algunos, con carnet de progresía de izquierdas, tienen bula para erigirse como paradigma ético de comportamiento, dando lecciones a diestro y menos a siniestro del buen gobierno. La importancia de estos casos de corrupción socialista no admite comparación con el caso de los trajes de Camps. Es evidente que traicionar el Estado de Derecho, avisando a los terroristas a escapar de la acción de la policía y la justicia, -caso Faisán- o robar el dinero de los parados en provecho propio, -caso EREs de Andalucía- son delitos gravísimos, nada comparables con el cohecho impropio del que se acusa a Camps. Sin olvidarnos de los regalos del Sr. Bono y los favores del Sr. Chaves a sus hijos.
El listón del PP está ahí, muy alto, para desgracia de los Socialistas y prensa mediática a quienes le han quitado los argumentos, dejándoles con las vergüenzas al aire. La Señora Valenciano, preguntada ayer por los casos de corrupción de su partido, dijo que no tocaba sino las explicaciones de Mariano Rajoy. ¡Pues, sí que toca, siempre toca, Señora Valenciano! En adelante, tendrá que dar explicaciones convincentes a la ciudadanía, midiendo por el mismo rasero a su partido como a la oposición.
Dicho esto, hay que reconocer que para los intereses electorales de Mariano Rajoy, es lo mejor que le podía pasar. Hubiera sido insoportable ver a Camps sentado en el banquillo de los acusados junto a Correa, "El Bigotes " y el Sastre, en plena campaña electoral: eso han ganado. La autoridad de Rajoy queda fortalecida en el partido y le deja las manos limpias y libres para las batallas que se avecinan.
En cuanto a Camps, hay que admitir su torpeza en como ha reaccionado en este caso. Independientemente de que sea culpable o inocente, lo evidente es que no puede probar que pagó esos trajes, tampoco sus acusadores pueden demostrar que no los pagó. Su situación era incómoda, insostenible e indefendible. La ciudadanía, y en concreto los electores y simpatizantes del PP, no pueden permitir que se vulnere el código ético y su credibilidad. Tampoco mantener un Presidente de comunidad que fuera culpable de cohecho impropio, por mucha mayoría obtenida en las urnas. Estas dan legitimidad en la representación política, pero no invalida a la ética. O asumía la culpa y pagaba, con lo cual era culpable y reconocía haber mentido-hecho deleznable en el código ético de un político- o lo sentenciaban y era culpable igualmente. Tal como se han desarrollado los acontecimientos, ha sido lo mejor para todos. Excepto para los Socialistas, claro está.
Por favor no hagamos heroes a los villanos por hacer lo correcto cuando no les queda más opción, el señor Camps estaba entre la espada y la pared y no le quedaba otra que dimitir, de hecho a elegido la opción más cobarde, lo correcto hubiera sido aceptar su culpabilidad en el caso y dimitir.
ResponderEliminarEn parte, estoy de acuerdo con su crítica. Lo que no puede ser es que la Fiscalía General del Estado, no valore todos los casos de corrupción por el mismo rasero, vengan de donde vengan y afecte a quien afecte,sin establecer diferencias, con objetividad, equidad y justicia.No obstante lo dicho, yo no condenaría a nadie a priori y menos si se declara inocente. La presunción de inocencia está vigente en nuestro ordenamiento jurídico y hay que respetarla. Dejemos a los jueces hacer su función.
ResponderEliminar26 de julio de 2011 09:41