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sábado, 23 de enero de 2021

Podemos...




Todo iba bien hasta el 15 M...,
y de repente, apareció una ola
que rejuveneció a este mundo
viejo y trasnochado,
una revolución de jóvenes preparados,
progresistas, inconformistas,
con un libro de Marx y Engels en la mano.
Pero muy pronto, decepcionaron...

Se llamaron revolucionarios...,
discutían sobre el mundo
en tiendas de campaña
en la Puerta del Sol instalados.
Sabia nueva para un árbol envejecido
al que había que trasplantar, 
enmohecido.
¡Todos estaban indignados!
frente a una crisis de hondo calado,
que afectaba al sistema, -según ellos-
obsoleto y momificado;
aunque olvidaron,
que no hay más indignado,
que el padre de familia que pierde su trabajo,
y no llega a fin de mes porque está en paro.

Rechazaron a aquellos
que no compartían ideología,
"fascistas" los llamaron,
por no pensar como ellos,
y no seguir el paradigma bolivariano. 
A los que no compartían sus postulados,
los ningunearon,
enfrentando a padres e hijos,
a monárquicos y republicanos,
¿Su modelo?
Crear una república bolivariana,
fagocitar la monarquía,
y eliminar la propiedad privada,
y cuando los votos no eran de su agrado,
cercaban el Congreso de los Diputados,
sin respetar las leyes democráticas
que todos nos hemos dado.

Del 78 no aceptaron su transición,
ni la monarquía, ni la Constitución:
todo es enfrentamiento y confusión,
¿Eres gobierno u oposición?
Todo en él es contradictorio
confuso y en perpetua revisión.
Crearon dos Españas antagónicas,
rompiendo el consenso
que nuestros padres se habían dado,
y desenterraron odios y barricadas,
en un país que solo pide olvidar,
y empezar a construir en paz,
trabajo y libertad.
Y su líder, alineado con el separatismo,
un tal Pablo Iglesias, el felón,
compara la fuga de un golpista,
un prófugo de la justicia,
un vividor, un cuentista,
-como lo es Puigdemont-
con aquellos republicanos exilados,
que por defender sus ideas
tuvieron que abandonar, 
cuna, familia y hacienda
con dignidad y valor.

¿Será torpe en su necedad
este ignominioso bufón,
o mejor, este avispado ramplón,
que por vivir en Galapagar
renuncia a su condición,
traicionando lo más sagrado
que un hombre debe guardar
principios tan bien fundados?
Él se llama progresista,
pero solo es un podemita
que no respeta el Derecho,
y desde su posición,
manipula y envilece
todo aquello que toca
en favor de sus memeces.
Sembrando de confusión
a una España autonómica,
donde a las nacionalidades
les otorga el rango de nación,
en un reino de taifas,
que más recuerda la Edad Media
que el progreso y la razón.

El Podemismo es una lacra
que sufre nuestro país,
una pandemia, un cáncer,
que corroe nuestro vivir,
cuanto antes lo extirpemos
antes podremos salir
de esta asfixia sofocante,
que impide nuestro convivir.
Solo busca división y confusión,
entre mujeres y hombres,
entre empresarios y obreros,
entre homosexuales y heteros,
y entre todo lo que huela a género.
Cavando una fosa entre generaciones,
emponzoñando a españoles,
y olvidando el respeto
a sus normas y tradiciones.
Y mientras el mundo se muere...
su ocurrencia es la eutanasia,
una ley que propugna por la muerte
y secuestra la esperanza.      

       Antonio G. Padilla




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