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sábado, 7 de noviembre de 2020

Por un plato de lentejas



No hay país en el mundo que no defienda su lengua. Miento, hay un país llamado España cuyo gobierno no defiende su propia lengua, el español o castellano, en todo el territorio nacional. Un gobierno que negocia y mercadea con aquello que no le pertenece: el uso del castellano, como lengua oficial del Estado,  en todo el territorio nacional. Un gobierno legítimo, sí, pero cuya legitimidad parlamentaria no le faculta para comercializar con los independentistas catalanes el uso del castellano como lengua oficial en Cataluña, como así lo establece el artículo 3 de la Constitución Española: "El castellano es la lengua oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla". Mercadear con los nacionalistas la eliminación del castellano oficial a cambio de un puñado de votos para aprobar los presupuestos del Estado, no solo es una torpeza en la que cae el gobierno de Pedro Sánchez, sino una deslealtad constitucional y una ignominia que no tiene nombre, que deshonra al PSOE y a los partidos que lo sostienen en el gobierno. Claro que conociendo quienes lo apoyan, no es de extrañar, son los mismos partidos independentistas que quieren romper España, Unidas-Podemos, ERC, PNV, Bildu. Es evidente, que con tales viajeros, no se puede viajar. Un gobierno, que si para mantenerse en el poder tuviese que cambiar el himno o la bandera de España, no dudaría en hacerlo. Su límite no tiene hartura. Es cierto que "de facto", el castellano está proscrito y desterrado de la escuela, excepto en el recreo y también en la calle, ahora, lo que  se pretende es hacerlo oficial por quienes han jurado acatar y defender la Constitución. Y no me vale que el castellano sea hablado en la calle por todos los catalanes, no se trata de eso, sino que sea oficializado por ley su erradicación en la vida pública  de la escuela, la administración, la sanidad, la justicia, etc, etc. Tampoco podemos olvidar la nefasta gestión política ejercida durante cuarenta años de democracia por el PSOE y el PP con los partidos nacionalistas de Cataluña y las Vascongadas, cediendo y concediendo privilegios y competencias hasta dejar al Estado central esquilmado y vacío de contenido, recibiendo como respuesta la deslealtad, la exclusión, el desprecio a las instituciones del Estado, cuando no vanagloriándose de sus logros en plan chulesco, y que si pudieran, volverían a dar otro golpe de Estado en Cataluña. Un país extraño y paradójico el nuestro, donde el sentido común brilla por su ausencia gracias a la mala gestión de los que nos gobiernan, que lejos de solucionar los problemas, los generan. Como muestra, un botón. ¿Cómo entender que el idioma común de todos los españoles no sea estudiado, conocido y protegido en todo el territorio nacional -incluida Cataluña- como parte integral de España? ¿Dónde se ha visto semejante disparate? no en los países de nuestro entorno, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, etc ¿Es esto de sentido común? ¿Habrá que ir a un país de América para estudiar español? ¿Cómo podemos explicar a nuestros socios europeos que aquellos que dieron un golpe de Estado en Cataluña, para erradicar el castellano como lengua vehicular, -entre otras cosas- ahora sean quienes marquen las pautas al gobierno de España, a cambio de aprobar los presupuestos del Estado? De locos. Exigimos una explicación, Señor Sánchez, no nos tome por idiotas. !Deje de gobernar con aquellos que solo buscan la ruina y la destrucción de España! Conforme un gobierno de concentración nacional y olvídese de aquellos que solo buscan la diferencia, el odio, y la división entre españoles. Lo lamentable, es que todo haya sido por un plato de lentejas.



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