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viernes, 3 de enero de 2025

Escribir... ¿para qué?



¿Es asunto de quien escribe que haya políticos, gobernantes, canallas que sean corruptos y pisoteen los derechos más elementales qué tanto ha costado conseguir a la humanidad ¿Son las palabras las que hieren, esas que escogemos los que escribimos para crear "simpathos", lo suficientemente comprometedoras, que haya "compasión" entre quien escribe y quien lee? ¿Qué se le ha perdido al poeta para soñar despierto en la madrugada a fuerza de ritmo plasmar en el papel esas inconfesables añoranzas del animal hablante?  Entonces, ¿por qué escribir? Duro es escribir y más duro, escribir bien. Vibrar y conectar con el lector llamar la atención en este mundo de ruidos y distracciones varias, donde pasar el tiempo se torna problemático y donde aprovechar tiempo libre para crecer, es harto complicado. Si a esto añadimos que no hay nada que ganar ni nada que vender ¿por qué esforzarse si no hay nada que esperar? "Escribir es un honor y una carga. Pesada. La de saber que nada mal escrito es perdonable. Corrompida la lengua hasta la médula por quienes construyeron esta homogénea habla de esclavos, escribir reviste el riesgo de un amor perverso e imposible". (G. Albiac). Solo la ilusión de transmitir aquello que bulle dentro del escritor en un grito de auxilio que disipe la niebla en la soledad que le envuelve, con la esperanza de recibir el eco ampliado de la palabra que reafirme su mensaje. Escribir es búsqueda de respuestas en la niebla oscura de la nada. Un buscar la mano del otro para no caer en el abismo de la inconsistencia, solo, con la certeza, de que el último renglón, no aún escrito, lo escriba solo. En la soledad absoluta. Es exponerse desnudo en la plaza pública a la espera de la crítica más exacerbada, sin compasión, mostrando sus verguenzas. Crítica y más crítica sin esperar una lisonja. Una palabra de aprobación. Con la peor de las respuestas: el silencio como halago.



martes, 31 de diciembre de 2024

Un año más...




Doce campanadas marcan el ritmo de nuestras vidas. Hoy despedimos el año viejo para recibir el nuevo. Es solo una cuestión cultural: medimos el tiempo porque no podemos pararlo. Lo llenamos de deseos, promesas y ensueños porque la vida sigue y hay que hacerla más liviana. Hay que llenar el vacío de la existencia con algo, para luego encontrar quien sabe la sorpresa. Si nada podemos hacer con el pasado, por ser pasado y no poder cambiarlo. No nos gusta el presente -porque no podamos soportarlo -por lo que sea-; entonces, solo nos queda el futuro con el que fantasiamos a nuestro antojo. 
Hoy es la noche en la que hay que tener presente en la mente y el corazón  a los afectados por la DANA de Valencia, nuestros hermanos. Para ellos empezará un "Año Nuevo", y tan nuevo. Ojalá la novedad consista en sacar el "lodo" de sus vidas, tanto moral como físico: amargura, desencanto, frustración... Un lodo que ahoga su corazón por la pérdida irreparable de un ser querido que nunca volverá y cuya ausencia nadie ni nada puede reparar. Un deseo y un compromiso solidario y desinteresado con ellos, lejos de las promesas interesadas de los políticos. ¡No los olvidemos!
Esta noche correrá el champán y comeremos las uvas entre abrazos, promesas y parabienes -con la sola excepción de no hablar de política, tiempo habrá el próximo año-. Cada uno en torno a la mesa repasará la nota de sus buenos deseos, como desear salud, trabajo, paz y buen entendimiento entre los suyos y los de más allá. No faltarán aquellos que tengan en cuenta a nuestro país España, con el deseo que solucione sus problemas más importantes. 
Unos lo celebrarán en la calle rodeados de alcohol, música y matasuegras, saltando y bailando entre copa y copa. Otros, lo harán con la familia en sus casas bajo el show de la televisión, donde la cama sea un socorro cercano para dormir, y esté cerca por si acaso hay que echar mano de ella. Tampoco está mal madrugar el primer día del año, y pasear por las calles desiertas respirando el aire frío de la ciudad, con la única preocupación de que vuelva el hijo sano y salvo a casa, el alcohol no haga de las suyas, o el coche le juegue una mala pasada.
No podemos olvidar a todos aquellos profesionales hombres y mujeres, que velarán por nuestra seguridad y que estarán vigilantes para que todo siga con normalidad: médicos, enfermeros, bomberos, policías, técnicos de mantenimiento y seguridad,  etc. Nuestro maś sincero agradecimiento.
Hoy es el día apropiado para hacer examen de conciencia sobre el año que se nos va, rectificar aquello que hemos hecho mal, y prometernos a nosotros mismos ser mejores para no caer en los mismos errores. Pocos lo conseguimos. Volveremos a caer y el próximo año volveremos a rectificar. Así somos y así seguiremos siendo. Lo importante es saber levantarse. 
Solo queda desear a mis lectores un feliz año 2025. ¡Qué al final de este año que comienza, sigamos aquí y podamos felicitarnos! 


sábado, 28 de diciembre de 2024

La Navidad, tiempo de encuentro...






Hay días que pasan muy rápido porque el tiempo se nos escapa de las manos, sobre todo, cuando está asociado a emociones placenteras. Días en los que deseamos que las horas sean eternas. El tiempo, ese compañero inseparable del ser humano que nos acompaña mientras estamos vivos: sin él no seríamos nada. Todo nuestro acontecer discurre entre sus raíles. A veces rápido, a veces lento. Ayer pasó muy rápido. Sabemos el dinero que tenemos, pero no el tiempo que nos queda. Afortunadamente. 
Juntarse a comer con la familia o los amigos en estas fechas, es lo mejor que hacemos los seres humanos para pasar el tiempo, compartir con aquellos con los que queremos estar y contarnos nuestras cosas. Por eso la Navidad es tiempo de encuentro. Hacerlo en  "las creencias" en donde estamos instalados -sean del tipo que sean- reafirman la tradición y estrechan la amistad vivida y sentida en la infancia. Comer en La Consentida, -un restaurante almeriense en pleno centro de Almería- es un placer inigualable, que ayer tuvimos el privilegio de disfrutar los amigos de la infancia, junto con nuestras parejas. Sabemos que sus carnes y pescados son exquisitos.  Hoy también constatamos el trato afable  y la atención recibida por parte de quienes regentan el establecimiento y sus  empleados. Desde aquí nuestro más sincero agradecimiento en nombre del grupo. ¡Volveremos!
En la comida se habló de todo y se brindó por todos, por los presentes y por los ausentes. a los que echamos de menos -bien lo saben ellos- Intercambiamos ideas de toda índole. Con respeto y educación, mantuvimos nuestras opiniónes con sus propios argumentos -como debe ser-  siguiendo las palabras de Ortega y Gasset que afirma que "las ideas se tienen y en las creencias se está". Las opiniones argumentadas en la experiencia y en el conocimiento personal, surgen espontáneas reafirmando la posición personal de cada cual tratando de convencer al oponente. Un vano intento, pues cada uno se reafirma en sus propias ideas consolidadas. 
Donde sí hubo consenso fue en "las creencias" porque en ellas se "está", y -entre ellas- se habló del significado de la Navidad. Ésta está basada en los recuerdos, vivencias y sentimientos que hemos vivido en nuestra infancia, y en la tradición transmitida por nuestros padres y antepasados. Con palabras de Ignacio Camacho (ABC 25-12-24): "Donde quepa la voluntad de descubrir un refugio contra el desamparo, una referencia frente al extravío o la soledad, un esperanza ante el fracaso", con valores y principios que hermanan y cohesionan el grupo y reafirman nuestra identidad. Como la Navidad que nos devuelve a la pureza de la niñez, al tiempo ingenuo en el que nuestros mayores nos hicieron creer que el mundo era perfecto, pese a la escasez y a la pobreza de la postguerra. Con independencia de las creencias de cada cual, la Navidad impregna a unos, en esa escala de valores morales humanitarios recibidos dentro de la cultura y civilización clásica greco-latina, -y a otros-, nos hermana en el mensaje ético de redención que Dios-Hombre en la persona de Jesús de Nazaret, nos transmite.  "La fe refuerza el sentido de pertenencia a una comunidad espiritual unida por lazos de origen sagrado  (...) ahí nos encontramos en ese rito amable de intimidad familiar, en ese paisaje de afectos cálidos, en ese rescate emocional de los años perdidos que nuestros padres acunaron con sus abrazos", que saca de nosotros lo mejor que tenemos. 



jueves, 26 de diciembre de 2024

Dimensión teológica del pecado en el A.T.

 




Comenzamos este artículo por una elaboración histórica del pecado en el Antiguo Testamento. Israel consciente de una experiencia de Dios a través de la historia constata que el mal está en el mundo. El pecado ha hecho al hombre malo,  hombre creado por Dios bueno y gozando de todo lo creado por Él.
¿Cómo explicar la entrada del mal en el mundo?. Israel se vale para esto de su experiencia histórica y de ciertos mitos de su tiempo. El pecado entra en el mundo porque el hombre no ha sabido usar del bien de su libertad que Dios le ha dado. Así pues, el hombre pierde su amistad con Dios y como consecuencia de esto el orden y la armonía de la creación y del paraíso quedan rotos. Ahora bien, profundizando sobre esto, observamos que el pecado trae la alienación al hombre. Así en el paraíso, Dios pasa de ser Padre amoroso en contínuo diálogo con el hombre, a ser un Dios temor, un Dios lejano. Pero es más, el pecado ha alienado al hombre con respecto a a la creación: "Desde ahora por tí será maldita toda la tierra" ( Gn 3, 17 ). La explotación y la avaricia serán el denominador común a lo largo de la historia. La unión tan perfecta establecida por Dios entre el hombre y la mujer se convierte en un distanciamiento común, en un contemplarse desnudos, vacíos; la familia queda rota en sus pilares más fundamentales. El hermano odiará al hermano, este es el caso de Caín y Abel, crecerá la rivalidad  en el seno familiar la cual transcendió a los diferentes pueblos,  culturas y razas hasta llegar a no entenderse pues "hablaban diferentes lenguas"  ( Gn 11,7 ) La Torre de Babel,  es el signo  del hombre impotente, pecador, que quiere quiere llegar a ser como Dios. Este es en definitiva el pecado del hombre: pecado de soberbia de querer ser como Dios, y al final se queda en la nada. La impotencia, el desengaño, la desilusión y sobre todo la frustración de la persona que ha roto la alianza con Dios y se encuentra frustrada en lo más íntimo de su ser.
No obstante, junto a este panorama sombrío y de frustracción, el yahvista nos presenta algunos signos de esperanza y de luz. Esperanza que tendrá su culminación en la plenitud de los tiempos cuando la Segunda Persona de la Trinidad se haga hombre en Cristo-Jesús.


Seguimos nuestra breve exposición, para profundizar en la dimensión teológica del pecado. Podemos definir el pecado como la violación o transgresión de la voluntad de Yahvé, considerada no en abstracto sino en cuanto es expresada por la ley.  Algo importante de resaltar es que al comienzo el pecado no estaba unido al concepto de moral, pues se podía pecar aún no siendo consciente de que se violaba la prohibición. La sola transgresión material constituye ya un pecado. No se tenía en cuenta racionalmente el aspecto higiénico moral de la prohibición, solamente veían que era voluntad expresa de Dios y por eso la observaban. Todo pecado es considerado como una rebelión orgullosa contra Dios.
Al comienzo se distingue el pecado cometido contra Dios del pecado cometido contra los hombres, si bien esto desaparece puesto que es Yahvé mismo quien impone el respeto hacia la persona y los derechos del prójimo. De tal forma que todo pecado hecho contra los hombres es un pecado cometido contra Dios. Todo esto confirma el carácter de desobediencia a Dios que tiene el pecado en el A.T.
Por otra parte, el pecado ha corrompido al hombre y desarrolla en él las malas inclinaciones, lo que propicia nuevos pecados que no cesan de crecer, además de producir también la ignorancia y endurecer el corazón del hombre haciendo de él un ser miedoso, cuando debía de inspirar temor a todas las criaturas.

El pecado en la mentalidad israelita, es causa de enfermedades y muerte. De esto dan fe las consecuencias desastrosas que entrañan para Israel sus infidelidades. Además de poner obstáculos a los favores divinos y atraer la maldición sobre la tierra, el pecado crea un sentimiento de culpabilidad en el pecador, sentimiento que se traduce  como culpa en su corazón y le suscita sentimientos de angustia, cosa que le hace ponerse delante de Dios, reconociendo su culpa e implorando su misericordia para que le libre de los sufrimientos.
Una cuestión difícil que tratar es la solidaridad en el pecado. Sobre este problema existen dos tendencias: la doctrina individualista que afirma que cada cual paga por sus propios pecados. Y la colectivista que afirma que todo pecado individual tiene repercusiones que sobrepasan el círculo del individuo trayendo la ruina de todo el mundo (las catástrofes nacionales son una prueba inequívoca de esta tendencia, aunque en el tiempo de los profetas, especialmente en Ezequiel, se llegue a reafirmar la culpabilidad personal). Sin embargo, es sorprendente constatar, cómo a pesar de los progresos del individualismo se ha mantenido este sentido de la solidaridad en la falta y en el castigo.

Otro de los problemas que surgen en el A.T., es el de por qué Dios permite el pecado y quiere el eterno castigo de los pecadores. Los rabinos responden a esta cuestión poniendo la causa en la libertad humana. La doctrina predominante es que se puede unir a las demás, ve en el mismo hombre la causa propia del pecado: su mala inclinación, su concupiscencia, corazón maligno, ignorancia, etc. De todas formas es en la libertad humana donde está la raíz de todos los pecados. Dios no los ha creado.

Hay una fuerte tendencia a admitir que nadie está exento de pecado, sin poder confiar en ningún hombre, mientras está con vida. De aquí la abundancia de textos bíblicos: oraciones, penitencias y sobre todo los sacrificios de expiación, incluso de los más justos.. Si bien es cierto que había un número reducido que creían ser preservados de todo pecado por cumplir estrictamente la Torá (Ley). Ahora bien, cabe preguntarse ¿cómo han podido llegar a este sentimiento de santidad? Probablemente llevando al extremo dos de sus convicciones constitucionales: la fuerza de la libertad humana, y el efecto santificante del estudio. De todos modos,  esta actitud era de un número muy reducido, ya que la mayoría afirmaba al hombre pecador, cuya santificación estaba, a pesar de la afinidad de mandamientos a guardar, en el amor, único mandamiento para llegar a Dios.



martes, 24 de diciembre de 2024

¡Feliz Navidad, hombres de buena voluntad!



Te hablo de la Navidad. No de la Navidad de los alumbrados de la ciudad, ni la de los grandes almacenes que venden consumo. Tampoco de la Navidad de los regalos, o la de las grandes comilonas de marisco y champán; la del mantecado, turrón, o la lotería. No. Hablamos de esa Navidad que celebra la venida de Dios a la tierra en forma de hombre en Jesús de Nazaret en la pobreza y la humildad. Sí, ya sé que que hay muchos que no creen en Él, pero dejemos eso en manos de Dios. En la película de "Angeles y Demonios" basada en la novela de Dan Browwn, un personaje ateo le dice al Papa que él no cree en Dios, a lo que el Papa le responde: no te preocupes, porque Dios sí cree en en tí.

Créeme si te digo que yo lo he encontrado y no lo dejaré escapar. Mucho tiempo ha sido rescoldo en un rincón de mi corazón, pero finalmente ha prendido la llama por el soplo del Espíritu. Lo único que siento es no haberlo encontrado antes. Algunos me llamarán beato, extravagante, exagerado, cuando no loco. Lo asumo, pero solo pido respeto y comprensión, el mismo que yo tengo con los no creyentes y los agnósticos. Sí, proclamo mi experiencia religiosa y la alegría que siento de encontrarme con Él y sentirlo cerca de mí. Me da paz, serenidad, autoestima y me hace ser mejor persona.

¿Qué dónde lo he encontrado? Pues no. Te equivocas, si crees que lo he hallado en los libros, o en complicados ensayos de filosofía o teología. Lo he encontrado dentro de mí. “ No lo busques fuera en tu interior está la Verdad “ ( Noli foras ire in te ipsum redi, veritas est ) -nos dice San Agustín- Está en el prójimo, en ti y en mí. En nuestros hermanos los hombres. Está entre nosotros (Enmanuel), en la gente sencilla con la que convivimos diariamente. En la sonrisa de tus nietos, en la mirada de tu pareja amada, en el abrazo de un viejo amigo, en el olor a pan recién hecho, en el café de la mañana, en la lluvia y el olor a tierra mojada…

Pero sobre todo está, en la mano abierta del mendigo que pide a la puerta del supermercado, o en la mirada suplicante del enfermo desde una cama de hospital soportando el dolor a la espera del milagro, en la mujer embarazada que besa a su hijo antes de nacer..., y en tantos y tantos hombres y mujeres que sufren la violencia de la naturaleza, arrastrando consigo todo lo conseguido en una vida de trabajo, esfuerzo y sacrificio. Y en todos aquellos que carecen de paz a causa de la guerra, el maltrato personal, la soledad por la pérdida de un ser querido...  

¿Solo está ahí? No. Dios está en la soledad del sagrario, en el silencio de la oración, en el Sacramento del perdón, en la liturgia dominical de la Palabra y la Eucaristía. Todos los días del año son Navidad, porque cada día, Él nace, te cuida, te piensa, te quiere, te perdona más de lo que tú imaginas. Él sí cree en ti. Crée tú también en Él ¡Feliz Navidad, hombres de buena voluntad!







jueves, 19 de diciembre de 2024

Presencia de MARÍA en las Sagradas Escrituras





MARÍA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO


Comenzamos estudiando el texto de Gen 3,15. Lo dividimos en tres partes:

"Pondré enemistad entre ti y la mujer"
"entre tu prole y la suya"
"la cual aplastará tu cabeza mientras tú acecharás su calcaño"

El estudio lo basaremos sobre cuatro puntos, exégesis, interpretación, sentido mesiánico, y sentido mariológico.


1) Exégesis.

La primera parte pone  clara la oposición de la mujer y la serpiente. En el contexto aquí es la mujer pecadora y la serpiente es la del contexto inmediato del yavista. La enemistad de la mujer y de la serpiente se continuará en sus respectivas descendencias.
La descendencia, que no se precisa cuál podrá ser, o bien una colectividad  (sedaq), o bien un solo individuo; por ejemplo en Gen 4, 25;  22, 13 es la que aplica la misma palabra hebrea para indicar la descendencia de un indivíduo, Gen 13 15 una colectividad así parece usarla en Gen 17, 7. 
Puede también entenderse en sentido moral, así parece usarla Is 1, 4  Son todos los significados que puede admitir la palabra hebrea sedaq.

La otra parte del versículo dice. "la cuál aplastará tu cabeza mientras tú acechas sus calcaños. La traducción del verbo "aplastar" y "acechar" está un poco en suspenso, si nos atenemos al sentido del verbo o de los verbos a los cuales se refiere el autor yahvista.  La vulgata traduce "ipsa conteret caput tuum et tu insidiaberis calcaneum eius", es decir aplastar y acechar.  Los LXX, (Setenta) en cambio, traducen con el  mismo verbo  "terein" y conserva el original hebreo. Dice la traducción: terései y tereseis, es decir: ella aplastará y tú aplastarás. 
El original hebreo "sub" significa aplastar. Junto a este verbo hay otro verbo "sa" que no significa tan directamente aplastar como el verbo acechar. No es raro que el yavista haga juegos de palabras. Conocemos el caso de Adán sacado de la tierra, incluso de Eva a la que incluso llama varona, etc.
Por lo tanto puede ser que aquí también el autor esté jugando con estos dos verbos y que haya una especie de interacción de una parte a otra y esto hace que a la hora de traducir, los exegetas actuales no sepan cómo traducir. No se sabe encontrar una traducción que satisfaga.

Feuillet ( o. c. ) por ejemplo, traduce manteniendo la misma palabra, insidiabitur capiti tuo et tu insidiaberis calcaneo eius. El autor está usando el mismo verbo "sub", siguiendo así a la idea de los LXX.
Así se representaría aquí una especie de lucha; no se trata de victoria solo se está poniendo luchas e insidias.
En cambio la otra traducción , la de aplastar y acechar es la que sigue Reckens tal vez  fundándose en el parelelismo de Esaú y Jacob. Es interesante notar que la traducción de Simmaco y Teodoción traducen con este cambio y no siguen el original hebreo de un verbo solo. Ireneo y Cipriano siguen la diversidad de los verbos. Hay que tener en cuenta que el sujeto de esta frase, ciertamente no es la mujer como ha hecho la Vulgata. Seguramente el sujeto es la descendencia. En cambio, los LXX influenciados por el mesianismo de su tiempo no traducen "ipsa" como la Vulgata, sino "autós" = él, el descendiente.
Entonces ya la descendencia la ha concretado en un individuo; en virtud del texto hebreo una traducción así no se puede hacer.


2 ) Interpretación.

¿Qué significan estos versos? Para muchos exegetas no católicos se trata de una narracción puramente etiológica: intenta explicar nada más que el hecho de que la serpiente coma tierra, según los judíos. para explicar esto fingen un suceso que lo explique todo.
Según otros, Gunker, Sbinner, etc... sería para indicar la hostilidad que actualmente existe entre el hombre y la serpiente.
Se suele admitir, si se tienen en cuenta también otros datos, que aparecen en la escritura posterior en los que se ve claramente que es un símbolo del demonio tentador como aparece sab 2, 24; que Pablo recoge en Rom 5 y Juan en su evangelio, 8, 14 y en Ap 12, 9.
El autor inspirado, según estos, quiere dar a entender aquí la pena que se ha infligido al demonio por la ruina que ha causado en la humanidad mediante aquella tentación.
Este texto tiene una gran promesa religiosa hecha a toda la humanidad: la victoria como tal de la descendencia de la mujer sobre la serpiente. Esta promesa religiosa ¿está o no está en el texto? En el texto tal como está, con su terminología y contexto inmediato no se puede deducir nada en concreto. La victoria se puede  entender "en él", si leemos con toda la perspectiva del AT y de la revelación en Cristo que aparece luego.
Este texto es como el anuncio de la salvación. Se presenta una lucha entre la mujer y la serpiente. Ciertamente aquí hay, por el contexto inmediato, como les decía  antes, una referencia a la mujer pecadora. Esas enemistades no le interesan al autor inspirado, no tuvieron ninguna importancia ulterior Una de las descendencias es claramente colectiva. Por eso en el versículo posterior se nos presentan las enemistades de las dos descendencias. Una de las descendencias es claramente colectiva. Por una parte se atenúa la comparación entre a
descendencia y descendencia que se ponen en lucha; por otra parte,  hay que entender a las dos en sentido colectivo: serpiente y demonios, la mujer y sus descendientes, la lucha está entre las dos proles.
Sin embargo, en el tercer miembro volvemos otra vez al singular: "ella aplastará".. "tú acecharás". En "la cual o ella" podría ser colectivo. En cambio aparece claro el singular en "tú acecharás". Parece entonces al menos parcialmente que hay que entender la otra parte en singular, ya que si tenemos en cuenta también los capítulos siguientes a este escrito por el yavista, no son capítulos que cuentan la victoria del hombre sobre el pecado, sino al revés, la caída del hombre bajo el pecado y por eso tiene que venir el diluvio. Por consiguiente, indudablemente toda la descendencia de la mujer no aplasta la cabeza de la serpiente sino solamente algunos o alguno en concreto, no la colectividad en cuanto tal.


3 ) Sentido mesiánico.

¿Es o no es profecía mesiánica? Este texto hay que verlo a la luz de todo el AT y en concreto del Pentateuco. La preocupación clara del yahvista ya desde la primera narración es tratar las líneas generales del plan salvífico de Dios.
Y esto en torno a dos verdades: pecado y redención-liberación.  En esta perspectiva del yahvista puede decirse, que esta promesa de Dios hecha  aquí a Adán en la narración del paraíso se repite luego en la que le hace a Abraham en Gen 12, 2 ss;  a Issac en Gen 26, 2-5; a Jacob 13,5 y a los jefes, en general, del pueblo escogido. Esta promesa es: la promesa de una tierra, de un reino, una protección, una bendición, una salvación. Así aparece a lo largo del Pentateuco. Esta profecía del Génesis en la que se nos describe el antagonismo de los poderes es como un esbozo de toda la historia salutis, cuyos hechos se van todos elevando a un plan victorioso de Dios, plan que conduce ulteriormente a un Mesías libertador. Por eso puede decirse que si no está directamente, sí que está en la perspectiva conjunta del Pentateuco y de todo el AT.
Si se compara ahora este hecho concreto con todo el acontecimiento ulterior que se va desarrollando, se ve claramente, que lo que interesa no son tanto los pueblos cuanto los jefes.
Esta singularización se está viendo en este acontecimiento concreto. Aparecen también las ulteriores  promesas que son como paralelas a esta del Génesis. Por ejemplo, Gen 49,10; libertador en singular; Num 24, 17 ;  2 Sam 7, 12-16 ; en concreto se trata de un Mesías libertador, de un salvador. Si todo esto lo consideramos a la luz del NT, vemos que el vencedor definitivo de Satán es Cristo, y con Él nosotros también aplastamos a Satanás  (Rom 16, 20) Entonces podríamos decir de ver un sentido singular, y al lado, una colectividad triunfadora. 


4 ) Sentido mariológico. 

Cuando se trata de determinar este sentido mariológico, solo se puede hacer  en virtud del sentido mesiánico.
No hay discrepancia entre los exegetas cuando se trata  de determinar cuál es la mujer que aparece en el versículo 15. Todos están de acuerdo en que es Eva. Ahora, cuando se trata de determinar cuál es la mujer que quebrantará la cabeza de la serpiente, en sí, o en su descendencia, es cuando viene ya la diversidad de consideración  a ver, si entra o no entra y en qué forma, si entra, la mujer María. Sobre este particular hay tres interpretaciones.

Primero. La mujer  literalmente y primariamente es María, no Eva. Se funda en el hecho de que el autor la destaca. La misma manera de nombrarla con artículo excluye que pueda ser una mujer cualquiera.
Naturalmente estos exegetas ven el sentido de aplastar, no acechar de los verbos. La enemistad entre la mujer y el diablo y no entre el varón y la serpiente, da a entender una mujer que se ha de destacar  en el plan salvífico ulterior, de ahí la falta de alusión a la enemistad del varón.

Segundo. De ninguna manera entra María en esta promesa de Dios, sino que la mujer única y exclusivamente es Eva. Si la mujer del contexto es Eva, Eva es la que sigue en versículo posterior: por lo tanto no hay razón ninguna para poner aquí otra mujer distinta.

Tercero. Hay otras dos interpretaciones que yo no me atrevería a separar. La mujer discretamente nombrada, no literalmente, es Eva. Pero en sentido tipológico es María y otra Marái entra en sentido pleno.

P. Benoit (de exegesis et teología bíblica. Ponencia en el Congreso Mariano de Santo Domingo. 1967) dice en resumen lo siguiente: parte del supuesto de que los libros inspirados que tenemos tienen un doble autor: uno humano y otro divino. El autor humano que claramente nos da la historia; el autor divino que nos da la vida. Ambos autores tienen una interacción, de tal manera, que el primero es el instrumento y el segundo la causa eficiente. Consiguientemente, el hecho de tener dos autores repercute inmediatamente en el libro en dos sentidos. Uno corresponde al autor humano y el otro al divino.
El autor divino rebasa en dos aspectos al autor humano: No mueve siempre al hombre. No le da al hombre los principios en sí, sino que le da  realidades y verdades concretas que son las que quedan después, no la entera mentalidad de Dios.

De ahí que en el libro cada texto humano es parte del libro total que Dios quiso escribir, que es todo el libro inspirado que el AT y el NT. Este libro Dios lo intenta escribir a lo largo de los siglos y lo escribe mediante muchos autores. En cada texto Dios no abre al autor humano toda la revelación, sino una verdad particular; pero esta verdad particular la ve formando parte de esa revelación progresiva que Dios va haciendo a lo largo de los siglos y mediante la cual Dios se revela más plenamente a los hombres. De no coincidir totalmente la actuación humana y la divina es erróneo buscar en el texto solo lo que entendía el autor humano. El hombre entendió algo, pero no todo lo que Dios quiso encerrar en eso texto o al insertarlo en su plan de la revelación. Dios no está escribiendo el Génesis, sino todo y ha escondido cosas que el autor humano no ha captado, pero que están ahí. 
Esto da origen a dos sentidos: el sentido humano aquello que el hombre como autor percibe  y el sentido divino aquello que Dios esconde en el texto y que el autor no ha podido comprender y abarcar pero es tan real y literal como el otro.. Este secreto divino encerrado dentro de los textos ha de entenderse a través de la revelación ulterior.

Así nos encontramos frente a dos formas de sentido: típico y plenior. El típico cuando se trata de cosas, hechos y personas que apareciendo en la historia de la salvación tiene un significado, un sentido histórico, inmediato que el autor humano comprendía y que ulteriormente aparece como significado o contenido de otras realidades más ricas y más espirituales. Ejemplo : el paso del Mar Rojo. El autor ha visto el hecho de su historia; Dios ha encerrado la verdad del bautismo porque es el que en 2 de Pedro nos revela que en aquel hecho él entendía encerrar el bautismo. Lo mismo la relación Adán-Cristo, etc...
En sentido plenior no se trata ya de hechos, personas o cosas, sino de palabras que tienen un sentido inmediato, que percibe el autor sagrado, pero que ulteriormente aquellas palabras y frases en revelación ulterior nos van dando un contenido mucho mayor, por ejemplo, la presencia del espíritu. Así el contenido del senior plenior no es un capricho del exegeta ni de los Santos Padres, sino que es la revelación misma que se explica, se hace entender profundamente con la revelación posterior de Dios autor de todo el libro sagrado. 

Es importante señalar que es la misma escritura la que da el sentido ulterior "retrotraible". El nexo entre el sentido humano y el divino debe aparecer en la palabra escrita... ¿o basta que aparezca en la Tradición de la Iglesia?  Un caso clave para aclarar este punto es el de Eva-María, que se encuentra en la patrística primitiva. Muchos exegetas, apoyándose en Justino, Ireneo, etc... defienden que Eva es figura de María en un sentido típico. Eva representa a María: por contraposición (desobediencia - obediencia, (árbol del paraíso - árbol de la cruz: muchos ven en Juan una revelación clara entre Eva junto al árbol y María junto a la Cruz. 
Por semejanza  (Eva junto a Adán para la regeneración). En Juan y en Lucas tenemos ciertos casos en que muy probablemente se da este sentido típico. Por  ejemplo, en Apocalipsis, 12,  la mujer representa a Israel, la iglesia, y María. Si Juan tuvo presente esta relación, estamos ante un caso evidente de sentido típico.
Otros ven el binomio Eva-María en sentido pleno. El énfasis que pone el autor inspirado hace pensar en alguien distinto de Eva. Por ejemplo, en Gen 3,15, lo relacionan con otros oráculos regios mesiánicos, que puede ayudar a conocer quién era la mujer. Las bendiciones de Dios a los Patriarcas alcanzan siempre a una mujer -Sara, Rebeca, Raquel- que es compañera en la realización de los designios de Dios. También en los pueblos orientales se concede una gran importancia  a la madre del rey. En la Bíblia, cuando llega el complimiento de la promesa en el Nuevo Testamento, encontramos una mujer llena de gracia asociada a la obra del redentor. El paralelismo Eva -María con el otro Adán-Cristo. 

Los  Padres al explicar la profecía del Génesis 3, 15, dicen que se cumple en La Anunciación, Lc. 1, 28
Profecía de la doncella que concibe: ( Is. 7, 1-25, especialmente 7, 14 ). Ante todo, cabe preguntarse si este pasaje es o no mesiánico, y de qué manera entra en él María. Para poder contestar con mayor o menor claridad, hay que tener en cuenta los antecedentes históricos de esta profecía, que son los siguientes. Los reyes vecinos de Judá -Siria y Samaría- tienen que pagar un tributo al Asirio. Como no pueden, tratan de hacer una coalición con el rey de Judá, Ajaz. Este se opone a tal coalición y los reyes de Siria y Samaría se  oponen. El profeta Isaías dice a Ajaz que no teme y pida una señal a Yahvé, pero el rey rehusó para no tentar a Dios (aunque en realidad oculta que él había puesto su confianza en el pacto con el rey Asirio) Entonces Isaías  anunció la profecía. (Isaías  7, 14.)

¿Es mesiánica esta profecía? Hay dos versiones sobre la misma, las dos contradictorias: unas que sí y otras que no.
Robert, es de los que sostienen que sí hay mesianismo frente a los que afirman que sería un hijo del rey o del profeta. Según él, es insostenible esta opinión y solo la interpretación mesiánica es aceptable. Las razones para esta afirmación de Robert están en el mismo texto de Isaías; por otra parte se pueden fortalecer en una comparación con Miqueas.

En el contexto de Isaías aparece una tal figuración de este personaje que no podría concretarse en un sucesor inmediato de Ajaz o del profeta. dados los epítetos misteriosos que colocan a ese ser en la esfera de lo divino, del que se espera el comienzo de una era de justicia y paz (que en la mentalidad profética es la era escatológico-mesiánica). Estos epítetos misteriosos se completan con otros pasajes cercanos del mismo Isaías:  

Is. 9 - 5 :  "Un niño nos ha nacido... y se llamará Admirable, Consejero, Dios poderoso,                                               etc..." 
Is. 11 ,2 :  "Se posará sobre él el Espíriru de Yahvé: Espíritu de Sabiduría, de Consejo,                                                etc..."
Is. 8, 8 :    "Tierra de Enmanuel",  (En el AT la tierra de Judá es tierra de Yahvé, no del                                                rey).
Is. 8,23 :    De este hombre se espera la victoria definitiva.


Comparación con el profeta Miqueas. Probablemente contemporáneos, en una época cercana a la fase del exilio, en la que aflora más la esperanza mesíánica.  Ambos (Mq. 5,15) anuncian a un libertador de la familia de David que traerá la paz. Isaías afirma la destrucción hasta que llegue el libertador; Miqueas, la invasión.
Isaías predice que la doncella concebirá y dará a luz al Salvador; Miqueas que Yahvé los abandonará hasta el tiempo en que dé a luz, lo que tienen que dar a luz. En ambos el Hijo es instrumento de salvación divina.
Por otra parte, Mateo 1. 22-23, cita la profecía de Isaías,7,14, haciendo referencia a Cristo, de donde se deduce que la profecía tiene valor mesánico.


¿De qué manera entra María en esta profecía?

En la Sagrada escritura se utilizan tres nombres para expresar la virginidad:

VETULA:   mujer que conserva su virginidad sea de la edad que sea: indica indirectamente la                                      virginidad.

NAHARA:  mujer adolescente, sea o no virgen.
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ALMAH:  mujer adolescente sea o no virgen. Nunca para una joven casada. No significa que sea                              virgen, sino mujer joven, aunque tal vez supone la virginidad.

En Isaías 7, 14 se usa ALMAH, que los setenta traducen al griego por "parthenos"; la Vulgata por  ". "Virgo". Las traducciones de Aquila, teodoción, y Simmaco, por joven.

Aparte del hecho de que los Setenta emplean también "parthenos" para designar a una mucha casadera llegada a la madurez ( Gen 24, 43 ) y que no puede demostrarse que el traductor de Isaías pensara en una virgen, ni siquiera en una concepción o parto virginal, hay que tener en cuenta que la cita en Mateo es, en primer término, una cita de reflexión a fin de referir a la historia religiosa del Antiguo  Testamento  unos hechos que él halló y contó independientemente de la palabra del Antiguo Testamento. El judaísmo de la época precristiana interpretó Isaías  7, 14 en el sentido de nacimiento virginal. Las traducciones griegas posteriores del Antiguo Testamento, en lugar de "parthenos" escribe "veavís", como ya se ha dicho.

Spinettoli parte de este supuesto. El capítulo 7 de Isaías nos ha llegado revuelto, no tal como lo escribió el profeta. afirma que hay críticos que no admiten el orden tradicional en que nos ha llegado, sino este otro dividido en dos partes  u oráculos:

a)  Formado por los versículos 1 - 12 , 13, 14 a,   y 16  (omiten el 15)

b)  Formado por los versículos  17 - 20.  23 - 25.  14b, 15

Sin embargo esta ordenación presenta dificultades, de las que la principal es saber si hay suficiente  fundamentación para hacer este orden.

Con este orden Isaías da al rey Ajaz una señal de liberación en virtud  de la promesa mesiánica y como preanuncio de ella. La garantía de que se saldrá de la situación actual es que el pueblo israelita es portador de la promesa. Hay, pués, una superposición de los dos planos (esto aún sin contar con la ordenación rebuscada de Spinettoli). Al superponer los dos signos nos dan el sentido total del pasaje. Siempre se están haciendo superposiciones de la realidad y el símbolo. En cuanto a la lectura de Spinettoli no nos encontramos las condiciones del capítulo. 

En un campo más concreto mariológico, se alude a una mujer que tiene algo que ver con el Mesías. ¿Anuncia o no el profeta una concepción y un nacimiento virginal? sobre todo en el nacimiento es muy difícil llegar a una conclusión clara. Se pueden sacar tres ideas:

1).  Una unión de la mujer con el Mesías.

2).  Tal vez una alusión a la concepción virginal.

3).  Sobre el nacimiento,  nada limpio.


Miqueas 5,  1 - 6 .  En este texto se anuncia: 

Primero:  que de Belén saldrá un libertador. Hay una referencia a la dinastía antiquísima de Israel.

Segundo: que dominará a todo Israel, al que aglutinará.

Tercero Hay un castigo anunciado que terminará con la aparición de este nuevo ser en Israel. Consecuencia de esto será  una era de paz. ( de nuevo Asur es el símbolo de los enemigos de Isarael y su prototipo ).

Cuarto, en el Nuevo  Testamento se aplica este texto a Jesús.

Es curioso que tanto Miqueas como Isaías están haciendo alusión a una mujer unida al Mesías, que está en la conciencia del pueblo. (Importancia de la madre del rey en las civilizaciones antiguas). Por tanto Isaías y Miqueas son una manifestación de esta conciencia latente en el pueblo.



BIBLIOGRAFÍA:  


                               Robert,  Santa Virgen en el AT en Manois,  María.   Tomo I  pp  23-39
                              
                               Ceuppens,  Mariología bíblica .  Turín 1942
                               
                               Feuillet,  Fundamentum Mariologiae in profetiis veteri testamenti, en María                                                et  oecumenismo 1962  

                               Ortensio de Spinetoli,  María en la Biblia. 1964 . Pamplona     

                              Cazelles, Génesis 3, 15. Exégesis contemporánea en ètude marial 14  (                             
                                                1956 ) pág. 91-99
                               
                               Laurentin,  cfr.  bibliografía general.

                               Rigaux La mujer y su linaje en Gen, 3 -15   Revue Biblique  (1954)

Para preparar una exégesis de la Anunciación:  ( Significado del "llena de gracia", "Dios está contigo", "presencia del Espíritu Santo", etc ) importante para varios dogmas. También en Mateo, Anunciación de José ).
                               Carol , María en el NT

                               Galot, Marí en el Evangelio. Ed.. Apost. se la Prensa.
                          
                               Max Thurien, María,  madre del Señor, imagen de la Iglesia.




Un molino en "Los Hernández"

 


Un molino en los Hernádez


No hay vida sin paisaje, como no hay cuadros sin marco. Vida y paisaje van inseparablemente unidos. Si la vida es el transcurrir o pasar el tiempo, el paisaje es el hontanar donde todo acontece, te acompaña, como la sombra que inseparablemente acompaña al cuerpo. Ninguna puede renunciar a la otra.  
El valle por donde discurre el Río Nacimiento es de una belleza cautivadora. Situado entre Sierra Nevada y Sierra de Baza, es tierra de enlace y transición entre el valle del Zenete y el desierto de Tabernas; el mismo que gracias al "Western" se convierte en Nuevo México, Arizona, Texas o  Colorado; tierra de Apaches o Sioux y del VII de Caballería. Tierra de vaqueros, pistoleros, gringos y mexicanos; de estaciones de ferrocarril de la Union Pacific Railroad Company, que sólo proyectan vida virtual gracias a la técnica del celuloide, donde  realidad y ficción, verdad y apariencia, son lo mismo. 
Tierra de promesas olvidadas, de esperanzas frustradas, de ilusiones rotas, unas veces por la adversidad de la naturaleza y otras por la desidia del hombre. De plantas arraigadas al suelo, adaptadas a las inclemencias del tiempo, tan fuertes y sufridas como los hombres y mujeres que habitan y trabajan esta tierra. El  esparto, la adelfa, la retama, la alcaparra, el tomillo y la jara, son entre otras, una muestra  de lo que decimos. Ser tierra de transición le permite tener un clima seco y soleado, a la vez que inestable y ventoso. 
El valle encajonado entre dos sierras, es un pasillo donde las nubes se mueven y pasan con tal celeridad, que apenas tienen tiempo para descargar su apreciado tesoro, pero cuando lo hace sobre todo en Sierra Nevada, almacena la nieve del invierno, que amamanta durante la primavera las tierras de olivos, almendros, y frutales de las tierras fértiles del valle. La vida queda pegada a la luz, la tierra, el color  y el olor, como la planta a la tierra de la que vive y se nutre, en simbiosis y armonía entre los opuestos. El río, harto de ser un aprendiz, seco y sin agua, se reivindica como río, con agua, sin rebelión demagogia o ruido de indignados. Es solo el grito del modesto en la naturaleza que lucha por el reconocimiento de su dignidad. Temperamental en las avenidas de otoño, mira con sana envidia a la Rambla de Los Santos -más pequeña que él- pero con la suerte de convertirse en andante cantarín en el deshielo de primavera, entre guijarros y meandros, sus aguas cristalinas siguen su curso adaptándose a la orografía del terreno, unas veces plano, otras inclinado. Su alocada carrera, tiene destino; su aparente libertad, está determinada, prefijada por la ribera que le conduce inexorablemente al mar. Su bravura de juventud, queda apaciguada, mitigada..., intuyendo su final. Como la vida misma.

En un recodo del río, antes de llegar al Puente de Las Juntas, donde confluye con la Rambla de Los Santos, en el margen derecho, nos encontramos con El Molino de Los Hernández. Situado en la ladera de la Acequia de los Caces, utiliza el fluir constante de su agua, para mover las pesadas piedras de molienda.   

Allí, sentado junto a la puerta semicircular del molino, nos espera Antonio "El Moli" -así se llama nuestro protagonista- cuyo oficio ha sido ser molinero desde toda la vida, siguiendo la tradición familiar de sus abuelos, padres, tíos y hermanos. 
De sonrisa amplia y ojos vivarachos, Antonio nos recibe  en su molino con afable expresión en su rostro, dispuesto a responder a nuestras preguntas con la sabiduría y experiencia de quien ha crecido entre costales de trigo toda su vida, y aportarnos vivencias, recuerdos, y hábitos adquiridos de tres generaciones familiares de molineros. Éste es Antonio.

-!Hola, Antonio! es un placer dialogar contigo sobre este hermoso lugar que tanto ha significado para ti y para tu familia. ¡Háblanos de tu molino!

-¿Cuándo se construyó este molino?

-Creo que el molino tiene una antigüedad de unos 200 años. Es una fecha aproximada, porque hubo otras familias de molineros antes que fuera arrendado por mi abuelo con una familia numerosa compuesta por siete hijos. Todos nacieron allí. El molino empezó con mi abuelo, mi padre y mis tíos.  Transcurrido algún tiempo, los hermanos  de mi padre se fueron desentendiendo de las labores del molino y con sus familias emigraron a otros lugares porque no había para todos. Quedando mi familia como única arrendataria de la propiedad. Fueron mis padres quienes mantuvieron el arrendamiento con los Señoricos Los Lázaros, verdaderos dueños de la propiedad, lo cual hizo que mi familia se involucre de lleno en las labores del molino, como algo propio.

-¿Podrías contarnos cuáles fueron tus primeros recuerdos en este hermoso lugar?

-Cuando tenía 9 u 11 años, ya estábamos implicados toda la familia. En concreto, mi hermano y yo  repartíamos la molienda con los burros en los lugares más cercanos. En la medida que íbamos creciendo, mi padre nos implicaba más en las tareas del molino, ya fuera moliendo o distribuyendo lo molido a los clientes más alejados. Cargar los costales de una fanega (cuatro cuartillas) -alrededor de 34 kilos- no es nada fácil: se necesita más maña que fuerza. Es una técnica que tuvimos que aprender no exenta de dificultad, mediante un movimiento y giro del hombro acompañando al costal sobre el lomo de la cabalgadura y depositarlo de forma transversal. 

-¿Como era un dia cualquiera de trabajo? 

-Todo dependía de las 21 horas de agua que los regantes de Doña María, propietarios del agua de riego de la Cimbra de los Caces, utilizaban. El agua pasaba por la acequia durante todo el día y toda la noche, Tiempo que nosotros aprovechamos para ponernos en marcha, sin perder un momento. No había, por tanto, un horario preciso; dependíamos de la energía del agua, y de su paso por la acequia. Una vez que  las piedras se movían por la inercia del agua, ya no se paraba. Esto no es todo, antes de moler había que lavar el trigo y quitarle sus impurezas y después secarlo en el sequero apropiado para ello-.

-Te explico. Sobre las 15,30 horas, llegaba el agua al Molino Moral, situado un poco más arriba que el nuestro. Una vez llenado el cubo, el agua seguía su curso hacia el nuestro sobre las 17,30 horas; era el momento de llenar nuestro cubo hasta rebosar a los dos aliviaderos. La fuerza del molino dependería de la presión que ejercía el agua almacenada en el cubo, pero la sobrante la utilizamos para lavar el trigo de sus impurezas antes de ser llevado al sequero, ser secado en su punto y posteriormente ser molido.-

-Nuestro trabajo no acaba aquí- En el molino no trabaja solo el agua. Detrás de todo este proceso hay muchas horas de trabajo, preparación y dedicación. Las piedras, se desgastan de forma más rápida de lo que nos imaginamos, por lo que había que picarlas cada cierto tiempo, montarlas sobre el banco de tallar, y hacerlo con una cábria con dos medias lunas para levantar las pesadas ruedas de piedra, picarlas con piquetas de acero hasta conseguir la rugosidad necesaria para moler el grano.

-Y dime, Antonio-,  ¿Cómo se cobra por vuestro trabajo? 

-Cobramos por especies. Un tanto por ciento de lo molido se quedaba en casa. Otras veces, se cobraba en metálico, pero era lo de menos.

-Observo que no tenias tiempo para aburrirte tú y los tuyos...

-!Para nada! Alternamos el trabajo del molino con las labores del campo y el cuidado de los animales de carga -imprescindibles para la distribución de la molienda- más los animales de corral, gallinas y conejos, que nos proporcionaban huevos y carne. Tampoco faltaba la cabra, imprescindible para la leche. Todos alimentados con los productos que generaba la molienda de nuestro molino. Tampoco podemos olvidar las tierras de olivos que rodeaban al molino y el pequeño huerto dedicado a las vituallas y hortalizas, siempre necesarias para una correcta alimentación. ¡Todo gracias al agua!
En un ciclo abundante de lluvias que regaba nuestros campos y alimentaba nuestras cimbras..., ¡hoy, lamentablemente esto pertenece al pasado!

-¡Antonio, es increíble!  Es una economía doméstica donde el mercado de abastos estaba demás para vosotros. Prácticamente lo teníais todo en casa.

-Es cierto..., casi todo. En cuanto al aburrimiento ¡nada de eso! Alternamos el trabajo monótono de la molienda con la música. Mi padre y mis tíos eran unos virtuosos con la guitarra y el laúd. En casa celebramos las fiestas con gran algarabía. "El Pasodoble" y "La Canción Española" no podían faltar en nuestras veladas y fiestas. La música y el baile cumplían una función extraordinaria de expansión y divertimento, muy necesario para amenizar aquellos años de la postguerra, donde se trabajaba duro para salir adelante: la necesidad y la penuria reinaban por doquier ¡Qué poco necesitábamos para ser felices...!

Antonio sigue hablando en su interior..., reflexiona  introspectivamente sobre aquellos años ya pasados que no volverán. Su rostro se ilumina en la medida que sus palabras brotan de su boca precipitadamente: Mueve vivencias, sentimientos, y recuerdos en sus entrañas, con la misma fuerza que lo hace el agua cuando mueve las piedras de su molino...

-¡Muy bien, Antonio! Ha llegado el momento de la despedida. Ha sido un placer conversar contigo y revivir juntos aquellos momentos que han significado tanto para ti y para tu familia. Espero que tus palabras sirvan para que el gran público conozca mejor la función y el papel que los molinos cumplieron en una época tan complicada para nuestro país. Una industria doméstica tan agradecida como necesaria para entender la economía rural de nuestro pueblo ¡Gracias, y hasta siempre, Antonio!

Un sol radiante y un cielo azul, acompañan nuestro encuentro. El molino es testigo de nuestras palabras. Sus piedras permanecen inertes y en silencio, bajo la bóveda blanca de sus paredes encaladas. Esperan el agua con nostalgia, con la sabiduría de quien sabe, que agua pasada no mueve molinos.


                                                                   Antonio González Padilla




sábado, 7 de diciembre de 2024

Recuerdos de un nostálgico





Una parrilla orientada al sol que más calienta



Abla está asentada sobre una ladera mirando al sur-este. Los romanos, -sus fundadores- bien conocían la perfecta orientación que más convenía para establecer un microclima en invierno y en verano. Su estructura urbana está condicionada por la orografía del terreno, en un montículo que domina el valle de su entorno, con dos grandes calles paralelas (formando bancales) de este a oeste, cortadas por callejones perpendiculares de arriba a abajo o viceversa. Si las arterias son las calles del pueblo los callejones son sus venas. Estos serían sumideros naturales para la evacuación de las aguas de lluvia, a veces torrenciales, que desembocan en la rambla desde los castillos (nombre genérico de la parte alta del pueblo). Así nacieron de forma natural los callejones a los que ahora se les quiere rotular. Cumplen una función de articulación en el entramado urbano de comunicación, ventilación y refrigeración, creando corrientes de aire frío para aminorar los días calurosos del verano.
Nuestros ediles, mirando por el bien de nuestro pueblo, han recabado que los numerosos callejones necesitan tener un nombre y no se les ha ocurrido otra cosa que preguntar a la plebe qué nombre habría que ponerles. (por esto de que están de moda las consultas, por higiene democrática, o porque el pueblo siempre tiene razón).  Vistas así las cosas, no les falta razón, y la consulta a mis paisanos, estoy seguro que cabe en las competencias del consistorio y no será rechazada por el Constitucional, (sabia decisión de los ediles que evitan tropezar en la misma piedra que otros ya hicieron). !Cuantos rótulos hubo que cambiar después de la liberación para que no quedase resto de república o de "rojos" en favor de los héroes de la contienda!; un gasto superfluo en tiempos de hambruna y con cartillas de racionamiento, que al régimen (maleducado) no consultó a los ciudadanos porque no tenía costumbre de hacerlo, y porque le importaba un higa lo que pensara la gente. De todos modos la consulta hubiera sido un fracaso, porque: ¿Qué más da el nombre de una calle con el estómago vacío? (pensaba la gente del pueblo).
Ya en la transición del 78, de la dictadura a la democracia, se volvieron a rotular las calles y plazas principales del pueblo, y se hizo apelando a la historia, a la tradición y la religión. Recuerdo que nadie levantó la voz ni para bien ni para mal, cosa que tenía su explicación, porque cuarenta años amodorran mucho el espíritu crítico. Por proponer que no quede. A falta de  hombres ilustres o de políticos célebres, (a los que puede que luego sean imputados por tener una cuenta en Suiza, y tengamos que cambiar el nombre), propongo nombres geográficos como, "callejón del Chorrillo", "de la correntía", "del torrente", "aguas bravas", etc. Nombres alusivos a la "Madre Naturaleza". Con ello, conseguimos no tener que cambiar los rótulos por razones ideológicas, (con el ahorro consiguiente)  y si hay que culpabilizar a alguien, que sea a la madre naturaleza común a todos los mortales. ¿Hay algún nombre más idóneo y pragmático que "El Callejón de los Muertos"? Su nombre no es debido a que todo el que viva en él se muera antes, sino porque era el más apropiado camino hacia el cementerio, cuando se transportaban los féretros a hombros. Hoy hasta eso ha cambiado: los llevan en coche y por carretera. !Por favor, que nadie le cambie el nombre a nuestros callejones!





Parvas y cigarras                                     


                                                               La trilla parte la espiga,
                                                               al aire el bieldo voló,
                                                               se aventa en la era el trigo,
                                                               la haza, yerma, quedó.


Julio es el mes de la parva, el mes de las eras, el mes de la mies. La tierra cambia su vestido verde florido de mayo por el amarillo-ocre del estío. Campos dorados mecidos por el viento soñoliento del verano, espigas encorvadas en sus tallos por el peso de los granos, luchan frenéticas por alcanzar el sol y lucir su talle cimbreante. Es tiempo de siega, de recoger lo sembrado, de recolectar  lo trabajado. 
Al apuntar el día, cuadrillas de segadores con sombrero de paja, armados de hoces y dediles, se aprestan a cortar la mies lo más bajo posible, dejando el rastrojo a ras de tierra. Una brecha se abre en el mar dorado de las espigas granadas y gavillas de mieses apiladas entre surcos, aguardan ser transportadas por arrieros a la era. Las eras "El Cerrillo", "San Marcos", "Las Postreras" o "Las de Enmedio", se convierten en protagonistas obligadas de faena, de arrieros, haces, parvas, horcas, botijos y niños. 
Reparadas por el deterioro del invierno, aguardan la llegada de los trillos con sus cuchillas afiladas, mordiendo la mies hasta doblegar su cerviz. Entre el canto de las cigarras, los chasquidos del látigo y el suave corte del trillo, pasa el día, no sin antes darle vueltas a la parva con la horca, una y otra vez, para que el corte sea uniforme. Después de rotar y rotar sin rumbo definido, a esperar el viento propicio de levante para aventar y separar el trigo de la paja con la horca, envasar y trasportar el grano al granero y la paja al pajar. 
Otro año menos de hambre. Con el aceite en las tinajas, el trigo en el granero, y el cerdo en las porquerizas, las necesidades están cubiertas. Por eso la chiquillería muestra su alegría jugando al marro en la plaza entre botijos y algún que otro bocadillo de pan, aceite y azúcar, que sabe a gloria; conscientes, que aquella harina con que hacen el pan, quita hambres y llena bocas, fruto del sudor, trabajo, y constancia, de un pueblo y sus gentes, en briega perenne contra la adversidad, la escasez, y los imprevistos del campo, en armonía con su madre tierra. Aquellos eran otros tiempos..., sujetos a las horas del reloj de la iglesia, esperando en la puerta de la casa un nuevo amanecer para subir a la era, los jornaleros, dejan pasar el tiempo lentamente, sabiendo que lo que ocurra mañana ya ocurrió ayer.



La Siega

El sol despunta en mañanas ardientes,
donde brazos jornaleros humedecidos
por el sudor que corre por sus frentes,
se afanan en un mar de espigas salientes.

Son hoces movidas por hambruna creciente
al cambio de un salario mísero subsistente,
en cuadrillas famélicas de jornaleros nutridos
con gachas de maíz y agua en botijo ardiente.

Mar de espigas amarillas degolladas por la hoz
yacen hacinadas en islas dispersas,
en apaciguadas hazas después del degüello feroz.

Rastrojos silentes muestran la calva terrena,
que espera impaciente una vez rapada,
para ser fecundada de nuevo en la sementera.


                     


La guerra de las almencinas

Si algo tienen de positivo las épocas de crisis, es que agudizan el ingenio y la creatividad de aquellos que las sufren. Los niños de los años cincuenta, no eran ajenos a la crisis que vivía la España de la postguerra. Las chuches y los caramelos, no eran una excepción a la escasez de alimentos, y no siempre se podían adquirir. Pero los niños de mi pueblo sabíamos cómo sustituir esta carencia. En otoño, pandillas de adolescentes comenzaban la peregrinación al campo, buscando el dulce fruto del almecino. Este es un árbol de clima mediterráneo, resistente al calor pero no al frío. Su fruto es la almecina de color verde, después amarilla y finalmente, cuando está madura,  negra, muy dulce y agradable con un pequeño hueso. Apenas salíamos del colegio, andábamos grandes  distancias para ocupar el territorio y tomar posesión de los almencinos, al grito de  "lo hemos visto antes", y así ahuyentar a las pandillas rivales. Cuando veíamos alguno bien cargado de almecinas negras, trepábamos rápidamente hasta las copas, -desafiando el peligro de las alturas- para llenar nuestros bolsillos,  y tener suficiente munición para empezar la guerra de los huesos mediante canutos de caña. Era un rito de lucha y guerra entre pandillas, compitiendo por ser mejores y ofrecer a las niñas los trofeos de nuestro esfuerzo. El tiempo en el pueblo se medía por los frutos del tiempo. La relación entre el pueblo y el campo enriquecía a ambos. Los niños, estábamos tan pendientes de los frutos, como el agricultor de sus cosechas. El conocimiento del territorio era esencial para que la operación llegase a buen puerto. Conocíamos donde estaban los guardas del campo, costumbres y horarios y por supuesto, los dueños. Porque no nos limitábamos a coger las almencinas, sino también toda clase de frutos de otoño -poco valorados- como los higos, seguíamos con las azofaifas, los chumbos, los membrillos, las zarzamoras y las majoletas. Había que tener cuidado y no confundir con los escaramujos o tapaculos, so pena de no poder cagar, como Dios manda.  Nuestros principales enemigos eran las pandillas rivales y también los guardas del campo, cuya autoridad era paralela al temor que les teníamos. Entre nuestras conquistas estaba el despistarlos para tener las manos libres y coger  los frutos prohibídos. Había normas entre nosotros, no escritas, pero que se respetaban escrupulosamente en un código que nadie se atrevía a transgredir. Conocíamos el campo y los pagos como la palma de la mano. Sabíamos  donde cazar jilgueros (colorines), verderones y gorriones. Conocíamos las fuentes y manantiales dónde saciar la sed o refrescarnos durante el verano. Caminos, atajos y cuevas donde descansamos, lejos del control de nuestros padres, y donde podíamos hablar de todo lo que se nos ocurría. Ahora pienso que nuestra niñez fue maravillosa, en contacto con la naturaleza, los animales y los frutos del campo. El aprendizaje y la socialización en los grupos de pares, sirvió para adquirir una cantidad de valores emergentes, que en otro ambiente dudo hubiéramos podido aprender: La solidaridad, prodigalidad, amistad, altruismo, esfuerzo, sacrificio, paciencia, compromiso con los pactados, emulación, competitividad...
Cuando volvíamos al pueblo con los bolsillos repletos de almencinas, nos pavoneamos de ser los mejores, ante las chicas, antes de iniciar largas batallas tirándonos los huesos de las almencinas con los canutos de cañas. !Me río yo de la lucha de clases entre proletarios y burgueses! La que se armó en el cine de invierno mientras proyectaban una película de pistoleros, fue de órdago. Los del palco lateral, iniciamos una batalla campal contra los burgueses de butacas, llamándoles de todo menos bonicos, a la vez que les saeteamos con nuestros canutos con huesos de almencinas.
Ahora, cuando paseo por los campos de mi pueblo, en el otoño de mi vida, me surgen estos recuerdos de mi niñez. Cada árbol, camino, fuente o piedra, es un testigo silencioso y mudo, aparentemente. Porque bien que grita y habla un lenguaje, que solo puede ser escuchado con los oídos del corazón.





"La Faena de Abla"o la metamorfosis de un pueblo



UVA MARINERA

Velas de navíos desplegadas
en mar verdoso de altivos tallos,
que cobijas tesoros en tu fondo,
en racimos de uvas racimadas.

Nacidas aquí, mirando al otro lado,
a la espera de madurar y dar el salto,
como tesoro hallado en "El Dorado",
de tierras y mercados fundados.

"Uva de Barco", en la llanura preñada,
regada por heladas aguas de riachuelo 
por pechos de sultana amamantada...

En la Nueva Tierra, la mejor bandera,
es llevar tu dulzura del terreno,
con vocación marinera, a la otra ladera.

            
          


Todo aquel que se siente abulense sabe muy bien a qué me refiero cuando utilizo el nombre de "la faena". Dicen los historiadores, que en la península ibérica podía pasar una ardilla de rama en rama, de árbol en árbol, desde el norte hasta el sur, sin tocar el suelo. España era un bosque inmenso poblado de todo tipo de árboles. Lo mismo sucedía en el campo de mi pueblo: un inmenso parral, una mancha verde de pámpanos, sarmientos y tallos, extendidos  a lo largo y ancho de su vega como queriendo abrazar el sol y el aire. La mancha verde cubría cualquier trozo de tierra ocre y la tapaba a la vista del sol,  para lucir entre todo su esplendor un bosque de parras, alineadas en estricta formación, alternando con puntales y madres el peso y la tirantez del parral. Era el parral. En su hondura  umbrosa,  se escondía el tesoro más apreciado de las familias abulenses. Allí, se juntaban ilusiones y trabajo, esperanzas y esfuerzos, frío y calor, alegrías y decepción. Era el centro de atención especial de cientos de familias, el cuidado, la dedicación y el esmero de tantos y tantos campesinos de mi pueblo, "la niña bonita" que atraía la atención de todos desde su aparición como brotes en el mes de marzo hasta su madurez en el mes de octubre. Su corona, "La Faena", como meta. Todo estaba preparado para este tiempo del otoño, donde se rendían cuentas.  No siempre era agradecida.  Se pueden contar los años con los dedos de la mano, en los que ayudó con prodigalidad a  atajar las necesidades y las hambres de los abulenses. Siempre había una mala explicación para el mal fario de la cosecha.   Cuando no era la muestra  eran  las heladas y hasta el tórrido calor del verano, el maldito mildiu, o los precios de risa de los compradores e intermediarios...Casi siempre perdía el agricultor. No conozco un fruto más delicado que la uva de mesa, ni que requiera tantos cuidados y tanta atención. Sus desgracias eran las nuestras, sus logros también. Entre tantas dificultades, hoy no queda una parra en pie; algunos pocos olivos, almendros y para de contar...Hoy nuestra agricultura ha perdido su identidad. El pueblo adormece de espaldas al campo, en un atardecer sombrío que le ha abocado hacia una noche oscura, cuyo amanecer no se vislumbra.
Desde el invierno,  comienza su andadura con la poda, dejando en cada parra tres brazos con cuatro o cinco yemas. Cortando los sarmientos viejos y dejando los nuevos, futuros iniciadores de la nueva cosecha. Después de la poda, toda la familia se aprestaba a recoger los sarmientos muy necesarios y útiles para encender la chimenea, cocinar, calentar el hogar e incluso aviar el brasero de la mesa camilla. Cuando aparecen los primeros brotes, hay que sulfatar para eliminar la filoxera y mantener los troncos y ramas en buen estado. Entre tanto hay que  regar las parras  y pasados unos días, labrar con el arado tirado con un par de mulos o asnos, ya que en aquella época no existían los tractores y los pocos que había tenían dificultades para  hacer una labor sorteando los puntales, las parras y las alambradas que cubrían el parral. Vuelta a empezar, cuando la muestra aparece hay que dar polen racismo tras racimo El polen es la espora masculina de las flores que el viento y los insectos se encargan de diseminar hasta colocarlo en el pistilo, parte femenina de la flor, y así provocar la polinización. Lo hacía toda la familia artificialmente para no dejar ningún cabo suelto a la naturaleza. Luego azufrar para exterminar el  oídio del racimo, procurando hacerlo entre 18º y 35º, siempre de madrugada y sin un ápice de viento...
Así hasta llegar a la estación término... hasta el otoño, donde los racimos de uva de mesa variedad "barco" se prestaban a ser recolectados. La Faena. !Bendita faena!  Síntesis de tanto trabajo y esmero; meta de esperanzas presentes y de sueños fallidos. Abla, nuestro pueblo, se acostaba cansada, monótona, aburrida, campesina...!De pronto, se despertaba tras un estallido de alegría, industriosa, arrogante, laboriosa y ruidosa! En cada casa, hogar o familia, en cada barrio, calle o plaza, el ajetreo de hombres, mujeres, niños y animales, anuncian "la faena". Multitud de mujeres se apilaban en el almacén, entre cientos de cajas,  dispuestas a envasar la cantidad ingente de "Uva de "Barco"  en platós, que previamente habían sido recolectadas y pesadas, en el mismo parral, para posteriormente ser exportadas a Europa y América. Arrieros con asnos, mulos y yeguas, sacaban a la vera de los caminos cajas de 25 kilos de uva, previamente cortadas por cuadrillas de cortadores con celeridad asombrosa. Había que darse prisa porque otro parralero esperaba impaciente "echar su uva", y los fríos del próximo invierno amenazaban con su presencia. Era el momento esperado durante un largo año. Allí, a pie de parra, se pesa previamente -acordando el precio- que siempre era mucho para el comprador y poco para el vendedor. A veces se vendía a ojo, sin pensar; con la duda de si se acierta, se gana o si se yerra, se pierde. En aquellos instantes se ventilaban muchas cosas, cuál de ellas más importantes para las familias: la deuda al tendero de todo un año (para tener crédito y seguir "fiando") las deudas de pan, ropa, así como los gastos de abonos y fertilizantes,  y las trampillas de cada cuál. El dinero caía en una semana más que en todo el año como maná en el desierto. ¡Había que ver la cara de satisfacción de los abulenses después de un largo año de duro trabajo! 




            
          

   

Entre fardos y garabatos


Es tiempo de recogida de la almendra. Esta se ha adelantado por la sequía; el fruto abierto de piel reseca está apunto de caer solo basta varearlo para que caiga como maná del cielo en fardos extendidos a los pies de los almendros. El ruido de las varas y garabatos en los almendrales intentando golpear las ramas y hacer caer las almendras, anuncia el despertar de las labores del campo ralentizadas el mes de agosto. Los campos se llenan de fardos extendidos para que no se pierda ni una almendra. En bancales, laderos, y secanos, se cosecha este precioso fruto, que luego hará las delicias del turrón de navidad. Las vacaciones se han terminado. Cambio de ciclo, de actividad, de trabajo; apenas hemos encerrado a la Virgen del Mar en su santuario después de pasearla por las calles de Almería, la gente se apresta a la recogida de la almendra, después vendrá la vendimia y luego la aceituna. Un ciclo interminable. Este año hay poca cosecha y el precio será como siempre; se oye que pagarán el kilo a 1,50 euros, porque  hay poca cosecha.; cuando hay mucha, baja el precio. Nada nuevo. Así sucede todos los años, uno tras otro. En navidad subirá el turrón, como todos los años y el kilo de pepita valdrá 4 euros en el Corte Inglés de Granada, y siempre la misma excusa, que la almendra hay que importarla desde California. No solo hay que recogerla, luego hay que pelarla para que no se encienda, secarla y envasarla. Hecho esto, regatear para venderla a buen precio, ahora que pesa, y no esperar a que baje el precio o pierda peso; un dilema difícil de acertar. 
El clima tampoco ayuda. La Alpujarra Almeriense  es muy inestable en los meses de febrero y marzo. La variedad "valenciana" de floración temprana, no es rentable porque los fríos tardíos la hielan. Aquí son dos las variedades que mejor se dan "la Marcona" y "la Desmayo largueta", las que se distinguen por su época de floración más tardía, por su tolerancia a heladas y, especialmente, por su autocompatibilidad. Otro aspecto es la baja productividad debido  fundamentalmente a tres causas, las heladas, la deficiente polinización y la sequía, unida frecuentemente a una nutrición deficiente, Por eso,  "Belona" y "Soleta" son dos nuevas variedades de almendra que se distinguen por su calidad y que pueden ser una alternativa a las tradicionalmente cultivadas. La floración tardía tiene dos ventajas principales, la primera es que un retraso de la floración permite a los árboles escapar a la totalidad o a la mayoría de las heladas tardías y la segunda es que con ello la floración transcurre cuando las temperaturas son más benignas y, por lo tanto, más favorables para el proceso de la polinización y de la fecundación de las flores.



La terraza del cine de verano

Hoy, hurgando en los recuerdos de nuestra infancia, hemos de recordar los olores a jazmín de la Terraza del cine de verano de Abla. Junto a la vera del paseo se encuentra uno de los lugares mas bellos y entrañables de nuestro pueblo. Su entrada a ras del Paseo, inicia un largo pasillo en L que desciende entre jazmines hasta la explanada donde se encuentra la pantalla. El desnivel del terreno y el follaje de los árboles, crean un lugar arropado por las plantas, alejado del mundanal ruido del Paseo, para crear un clima de recogimiento  y centrar toda la atención de los espectadores en aquello que se proyecta en la pantalla: muestra en su interior lo que sucede en el mundo de fuera, descubriendo en nosotros un mundo tan lejano a la vez que cercano. Al llegar el anochecer, su pantalla blanca entre jazmines, se llenaba de luz y sonido para descubrir los tesoros, que gracias a la técnica del celuloide, se mostraban en todo su esplendor a mis ojos inquisidores de aventuras, de mundos lejanos e imaginarios.

La puerta de madera tosca y fuerte, había que franquear para después lanzarse en carrera por una pendiente rodeada de jazmines y miles de flores blancas que porfiaban por mostrar la esencia de su fragancia. Aquel pasillo de sombras, olores y colores, la chiquillería lo pasábamos raudos y veloces para llegar a la explanada de tierra mojada y ocupar aquellas sillas de anea incómodas y viejas y contemplar una gran pantalla blanca rodeada de flores y plantas, y alguna que otra salamanquesa expectante. A cada lado, se ocultaban dos grandes altavoces, que anunciaban el comienzo del espectáculo con canciones de Rafael Farina y Antonio Molina.
Al fondo, se encontraba una pequeña edificación cuadrada, diametralmente opuesta a la pantalla con dos grandes ojos y una pequeña puerta lateral. !Parecía mentira, que aquella pequeña habitación, creará un mundo virtual que nos dejaba boquiabiertos! Cuando la sesión empezaba, milagrosamente haces de luz se proyectaban en la pantalla blanca, amorfa y vacía y la llenaban de vida, ritmo y movimiento. De pronto aparecía el telediario semanal  o NO-DO, que magnificaba las excelencias, logros, y gestas del régimen, aunque lo que más interesaba a la chiquillería era la revista deportiva. Partidos del Real Madrid o Barcelona que habían sido jugados dos o tres meses antes.
La aparición del "Gordo y el Flaco", era un acontecimiento ritual que no podía faltar, recibida con algarabía y aplausos y admiración por los más jóvenes. Sus travesuras y aventuras se mantenían en el recuerdo semanal, hasta nueva sesión. Los personajes de Laurel y Hardy representaban a dos tipos a menudo muy tontos, eternamente optimistas, casi valientes en su perpetua inocencia. Su humor era físico, pero su tendencia a sufrir todo tipo de accidentes quedaba compensada por su gran amistad, sus tiernas personalidades y su devoción el uno por el otro. Eran dos niños adultos; un gordo y un flaco, cuya inocente forma de ver la vida les situaba siempre a merced de "furiosos propietarios, pomposos ciudadanos, policías airados, mujeres dominantes y jefes apopléticos".
Pasados los preámbulos, comenzaba la película, por lo general de "espadas" o del "oeste". La vida se paralizaba entre "indios y vaqueros," "espadachines y damas," acción y pasión, "amores y odios". De pronto se proyectaba en la pantalla una escena subida de tono y cuando la tensión se mascaba en el aire, la pantalla perdía la imagen en la negrura de la nada. No, no era una avería; era D. Juan el cura que velando por sus parroquianos, ponía la mano sobre el objetivo para que no se viera el beso que incitaba a las  bajas pasiones, produciéndose a continuación gran cantidad de silbidos y abucheos. Nunca comprendimos esa tutela de la Iglesia por la moral y buenas costumbres, a no ser que se hiciese como ejercicio, que alimentaba nuestra imaginación desbordante de niños y mayores. 
Ya teníamos nuestra fuente de inspiración para nuestros juegos semanales: todo se repetiría en la realidad, como la vida misma. 


"Y en las mismas mil pesetas..."

Hoy es día de mercado, -solía recordar nuestro padre en casa- cuando los días cinco y veinte de cada mes llegaban puntuales en el calendario. El pueblo transformaba su aspecto tranquilo y rutinario por la eclosión de transeúntes y mercancías, que afloran por doquier, ante los ojos asombrados de un niño de los años 60: una manifestación de abundancia en tiempos de escasez, y un homenaje a la opulencia y la cornucopia. Aquel evento era un acontecimiento multitudinario, extraordinario y festivo, que el pueblo celebraba con júbilo, dando la bienvenida a todos aquellos visitantes que venían de toda la comarca para vender sus productos autóctonos: comerciantes, agricultores, carpinteros, ceramistas, zapateros, carniceros, mercantes, afiladores, charlatanes, traperos y rapsodas; todos llegaban con la ilusión de ganar unas pesetas para seguir viviendo; todos pugnaban por convencer a los asiduos compradores locales, foráneos, cortijeros, o simplemente mirones, de la excepcional calidad de sus productos agrícolas, frutas diversas, hortalizas frescas y toda clase de productos elaborados de la huerta, la ganadería, y la apicultura. Mucho o poco -según se mire- para gentes acostumbradas a vivir el día a día y a soportar las penurias propias de una posguerra de la que muy lentamente se salía a duras penas. 

    Para un pueblo tranquilo de la Alpujarra almeriense, como es Abla, la actividad diaria se desarrollaba entre el campo y la escuela. En el pueblo prevalecían las voces y los sonidos que identifican su actividad con la monotonía inconfundible de la forja del yunque del herrero, las campanadas pausadas del reloj de la vieja torre de la iglesia, o el canto habitual de los niños de la escuela recitando las tablas de multiplicar, junto a la voz inconfundible de Don José, el maestro, cuya severidad era más aparente que real; (un hombre íntegro. Maestro Escuela de padres e hijos, su autoridad moral e intelectual era incuestionable. Debajo de su aparente ferocidad por imponer la disciplina, se escondía la humanidad de un hombre ejemplar que creía en el valor de los principios educativos y culturales del conocimiento). Cuando cometiamos una falta de disciplina, o éramos incapaces de resolver un problema de cálculo matemático, Don José utilizaba el “Don Benito”, una regla de madera temida por todos los niños de la escuela (sobre todo cuando golpeaba en el filo de los dedos) haciendo válido el dicho que "la letra con sangre entra". Lo que más nos divertía de la escuela era cuando explicaba la historia de España, o cuando nos incitaba a salir a la pizarra para resolver un problema de cálculo o de sintaxis gramatical, premiando al alumno más capacitado. Lo que menos, el canto matinal de "El Cara al sol” o "El Prietas las filas", bajo la tutela de los cuadros de Franco y José Antonio. Algunos recordamos las quejas de Don José a nuestros padres, cuando comprobaba la dedicación de sus hijos en las tareas propias del campo, relegando los estudios y deberes de la escuela; observaba con impotencia como muchos niños privilegiados por una inteligencia natural, perdían la oportunidad de una buena formación por la pobreza de sus familias, la desigualdad de oportunidades, o ambas.

    Ya en el mercado, al ser de día, cuando el sol aún no había roto la oscuridad, comenzaban a llegar arrieros con rostros cansados y soñolientos después de haber pasado toda la noche arreando a sus monturas, para una vez llegados a su destino, aliviar a las bestias de sus pesados capazos, y ocupar el lugar más idóneo de la plaza del pueblo para la exposición y venta de sus productos a los ojos de los curiosos e interesados visitantes. Un rito tradicional que se repetía dos veces al mes ante los  asombrados ojos de los niños que aguardaban expectantes este acontecimiento.

   !Vamos niñas, hay naranjas precoces! -gritaba un vendedor de rostro cansino, llegado  de un pueblo llamado Nacimiento- con sus productos recién recolectados  de las fértiles huertas a orillas del río que da nombre a su pueblo. Pirámides de montones de naranjas se alineaban en la plaza del pueblo sobre fardos extendidos en el suelo, contrastando su colorido con el ocre de la tierra y el polvo fino del suelo. Jumentos cansados por el esfuerzo y la distancia recorrida, atados a las rejas de las fachadas de las casas, junto a los aperos de transporte y rodeados por sus propios excrementos, rumiaban como pensativos su desdichada vida de trabajo. Hombres de rostros curtidos por el sol cubiertos por boinas que un día fueron negras y hoy palidecen a la par que la piel de sus dueños quemadas por un sol abrasador. Manos encallecidas, agrietadas y huesudas, que lo mismo aran la tierra que venden sus naranjas y limones a precio por docenas, o pesan con balanza romana unos kilos de tomates, cebollas o acelgas, a quienes se arrimen a su puesto. Pies desnudos y calzados con abarcas o esparteñas ceñidas en torno a la planta del pie. Mujeres vestidas con un sinfín de vestidos de colores en relación a su edad, con la cabeza cubierta por el luto como testimonio de la pérdida de un ser querido. Cestos vacíos para llenar y portar a casa con viandas, después de mil y un regate por el precio del producto siempre caro para unos y barato para otros. Mercado, un mundo por descubrir. Meta final donde el trabajo queda recompensado después de una larga espera de incertidumbre de éxito o fracaso en un corto intervalo de tiempo; la frustración del agricultor por mal vender sus productos por debajo del coste de producción, y tener que volver con la mercancía sin vender y destinarla para alimento de los animales, o el éxito de haber vendido sus productos a buen precio.  Nunca en tan poco espacio se concentraba tanto producto, fruto del esfuerzo y el tesón de gentes que se afanaban por ganarse la vida. Todo se jugaba en un instante, en un momento…, una mala operación o una decisión desacertada en el precio, podía  dar al traste con las ganancias de todo un año de trabajo.

     !Jureles, sardinas, pintarrojas frescas! gritaban los "pescaeros" del Paseo, desde su puesto abierto al público, más parecido a un tranvía averiado que a un puesto de mercado, elevando el tono de sus voces para convencer a los más indecisos a comprar. Un coro de voces de tonos graves y agudos, desafinados y polífónicos, convocaba a los visitantes a comprar sus productos autóctonos por su calidad y artesanía, a la altura del más exigente gourmet, con palabras como: ¡Queso de cabra! ¡Hay miel de caldera! !Higos chumbos!.

    ¿Hay quién dé más? Sonaba la voz de un charlatán bajito y rechoncho, con un megáfono en su mano, tratando de atraer la atención del respetable, desde un camión con el portón trasero abierto a modo de escenario. !Y una manta más!, -añadía- manifestando a la vez en su rostro  el esfuerzo y la dificultad de una oferta imposible de rechazar por ser una ganga. Al mismo tiempo, la gente se arremolinaba en torno al camión atraída por la curiosidad, la fuerza de sus palabras, o los gestos y aspavientos del charlatán. Antes de que alguien pujara por la última oferta, aquel hombre volvía  sobre sus pasos a la vez que pronunciaba aquellas palabras mágicas de ¿Hay quién dé más?. A continuación entraba bajo el toldo para presentar, a su juicio, una descomunal oferta irrechazable para el público, el ajuar completo de una novia. Al ver que nadie pujaba ni levantaba la mano, volvía a introducir su oronda figura en el toldo del camión y aparecía ante todos con un traje de pana negra de caballero, por el mismo módico precio con el que empezó la subasta: ¿Hay quién dé más?. Aquel hombre era el charlatán del mercado. Hombres y mujeres, mayores y niños, nos quedámos boquiabiertos tanto por la capacidad convincente de su verborrea, como por la cantidad de lotes en oferta, compuestos  de mantas, toallas, colchas, manteles y trajes de caballero, que aquél  hombre ofrecía a precio irrisorio, mientras pronunciaba las siguientes palabras: "Y en las mismas mil pesetas...esta manta de Palencia, más un juego de toallas, un pijama de caballero, una bata de señora, cuatro juegos de sábanas"...; (luego proseguía, viendo que nadie aceptaba la oferta, porque ya lo conocíamos y esperábamos que aumentase el lote) Efectivamente, así lo hacía: "Más una chaqueta de cheviot, para vestir, mas dos pares de calcetines...!" !Oh aquella chaqueta gris de pata de gallo, que se metía por los ojos!. Si a esto añadimos, el poder de la palabra por la retórica del charlatán y la mímica de sus gestos, entonces, tenemos todos los ingredientes para caer como incautos en el cepo del engaño. Las mantas no eran de Palencia, más bien abrigaban lo justo; y en cuanto a la chaqueta de cheviot, después de mojarse en un primer chaparrón inesperado, encogía de sisa y mangas.

    Gente. Mucha gente hablando de sus cuitas. Saliendo de sus silencios y su soledad… que el campo obliga. Socializando, compartiendo problemas, alegrías y tristezas. Debajo de un árbol frondoso del Paseo, el zapatero instalaba su pequeña silla, con un cojín de color indeterminado por el uso, para hacer más confortable su trabajo, y un tronco de madera entre sus piernas, Sebastián "El Catite" -así se llamaba-, sin él, el mercado hubiera sido otra cosa distinta. Rodeado de neumáticos viejos de coche, y sin más herramientas que un yunque,  de madera, cuchillo, martillo y grapas, transformaba con sus manos habilidosas aquellas gomas desgastadas por el uso de la carretera, en abarcas para calzar los pies de los que luego recorrerán los surcos de la tierra para la siembra, la siega o la trilla. Mis ojos de niño se abrían de par en par observando embelesado aquel acto creativo propio de un mago o un artista, que transformaba la materia vieja y amorfa en sandalias nuevas que a mi me parecían las más bonitas del mundo (¡”comerás recortes de Catite si no te aplicas en la escuela”! -me advertía mi padre- cuando las notas no eran de su agrado). ¡Aquel sí que era un verdadero maestro, práctico y eficaz, muy distinto a Don José el maestro, que en la escuela solo se limitaba a enseñarnos a leer, escribir y calcular, sin producir nada! Mi mente de niño no estaba preparada para valorar el valor de la educación y del conocimiento. Tardé un tiempo en comprender que mi padre tenía razón. 

    O "El Frasco", quien se afanaba por vender tapaderas de madera para cántaros, morteros, y cucharas de palo, a las amas de casa; cuando le preguntaban por el precio de sus tapaderas, tardaba un siglo en contestar a causa de su tartamudez, que llevaba  con mucha dignidad. 

    O "El Tío de las ollas", (así llamábamos al alfarero), aunque en su negocio se vendía toda clase de cacharros de barro, todo lo necesario para equipar la cocina y la mesa más exigente: fuentes, platos, tazas, cacerolas de barro, pucheros, ollas, cántaros; cerámica muy apreciada en la comarca por la calidad del barro cocido y la artesanía de sus adornos pintados a mano. 

   Pero no todo eran productos de alimentación o compraventa de objetos para el hogar, también se podía alimentar el morbo y la curiosidad escuchando a los rapsodas, recitar en verso los grandes crímenes y desengaños amorosos de la época que ponían los pelos de punta a los oyentes, previo pago de unas octavillas por el módico precio de unos céntimos de peseta. Crímenes horrendos, amoríos baldíos, celos, odios y envidias, que acaban unas veces bien y otras no tanto. "El Caso", periódico de sucesos de la época, no hubiera podido hacerlo mejor. 

    Hoy sigue habiendo mercado en Abla, porque la vida sigue; pero ya nada es igual. Ni mejor, ni peor. Distinto. El problema es que ha cambiado todo tan deprisa, que algunos nos resistimos a aceptarlo. Hoy, cerramos nuestros ojos y nos sumergimos en aquellos años de nuestra infancia donde la felicidad no estaba comprometida con la posesión del tener, sino del ser. Era muy poco lo que necesitábamos para ser felices. Sin saberlo, seguíamos el dicho del clásico “Que no es más feliz quien más tienen sino quien menos necesita”. Sirvan estas palabras, para refrescar la memoria nostálgica de un pasado, que para muchos fue parte de nuestra infancia. 



Aquellos árboles del paseo de Abla


Aquellos árboles del Paseo tenían vida propia. Fueron testigos de los juegos de mi infancia y en el lento discurrir del tiempo, asistían impávidos  acomodándose a todas las estaciones del año. Eran robustos, gigantescos y mudaban de traje y de color según la estación. Alineados en formación en dos hileras, hacían del paseo de mi pueblo un lugar tranquilo y apetecible tanto para niños como para mayores.
 Allí sentí por primera vez la fuerza de la naturaleza, rugiendo en los días de tormenta,cuando el viento los sacudía como queriendo arrancarlos de sus propias raíces. Parecían gigantes salidos de las entrañas de la tierra. Ellos se agarraban al suelo desafiando a los elementos, permaneciendo erguidos, desafiantes y nunca perdiendo la compostura, eso sí, moviendo sus ramas como brazos de gigantes molestos, ahogando con su estruendo el suave tañer de la campana de la iglesia.

En las tardes de primavera y verano sus ramas se aquietaban y sus movimientos bruscos irregulares se convertían en un plácido movimiento, permitiendo el paso de la brisa suave que refrescaba las largas  y calurosas tardes de verano. Un coro de trinos vespertinos hacían del paseo una caja acústica sin  orden ni concierto, miles de pájaros se acomodan en sus ramas buscando un lugar donde pasar la noche después  de una larga jornada de lucha por la subsistencia.

Por la mañana el Paseo se convertía en mercado y sitio de reunión de las mujeres convocadas por pescaderos y carniceros. A un lado de la arboleda se erigían dos construcciones rectangulares, parecidas a dos vagones de tren que servían como plaza de abastos. Sus múltiples ventanales abiertos al exterior servían como mostrador para que tanto carniceros como pescaderos ofrecieran su mercancía. Unos ganchos de hierro pendían en el centro de la nave como garfios que servían para colgar las reses ya degolladas y ofrecidas para su venta. En el centro de la nave se alineaban grandes troncos de madera inerte que servían para partir la carne.

Por la tarde el matadero se convertía en el lugar de encuentro de la chiquillería. Sus ganchos se convertían gracias a la imaginación, en trapecio de circo o gimnasio improvisado no exento de riesgo. Los múltiples trocitos de carne y pescado producto de su manipulación por los carniceros, atraían a miles de avispas y moscas que acudían para satisfacer su apetito. Los niños y las avispas nunca hicieron "buenas migas". La lucha  entre estos dos bandos era a muerte. Sus picotazos lo pagaban caro a costa de su propia vida. Con un pequeño hilo de esparto seco, en cuyo extremo se ensartaba un trocito de carne, se ofrecía a las avispas  con el grito de guerra:" chicha mota capirota". Aquellas ingenuas caían en la trampa, perdiendo el control de su defensa, afanadas en satisfacer su hambre, encontraban la muerte, bien mediante un zarpazo, o ahogadas dentro de un agujero lleno de agua, hecho en la tierra cubierto con un cristal transparente.

No acaba aquí la descripción de nuestro bello y querido Paseo. Por las tardes se convertía en campo de juego. Eran innumerables los enfrentamientos entre "los madridistas y los barcelonistas" dos bandos irreconciliables. Se jugaba en piso de tierra, los árboles eran postes improvisados  de nuestros goles, y testigos mudos de nuestras disputas. No existía árbitro y lo de menos era quien ganaba. Lo importante era imitar a nuestros ídolos asumiendo su identidad, olvidando mientras tanto, las carencias y  sinsabores de la vida diaria.

No le podía faltar a nuestro Paseo dos fuentes de agua, situadas a ambos extremos. El caño de agua transparente, hija fiel de su madre-sierra llamada "Nevada", risueña y complaciente en el horizonte blanco, plateada en el amanecer, resplandeciente al medio día y dorada al atardecer; servía para satisfacer la sed de niños y mayores y como abrevadero de animales,  en un pilar de piedra tallada reino de avispas y sanguijuelas. Durante el día era un ir y venir con cántaros y botijos, con aguaderas hechas de esparto, distribuidas de dos en dos a ambos lados del aparejo del animal. Aquel caño de flujo constante de agua, era fuente inagotable de vida para las familias que habitaban Plaza y Castillos.

Fue allí donde muchos jóvenes probamos la cerveza fresca de Maximino, bajo aquellos árboles frondosos, y gustamos los helados en verano, y no solo en las fiestas de abril, cuando aparecía uno de los distintivos más representativos de las fiestas: "los helados ricos del Tío Juanico", junto a "Las Cunicas" y  "La Mariana", turronera a donde las hubiere. Y fue allí también, donde parejas de adolescentes dejaban sus huellas de identidad inscritas en el tronco de un árbol, como testigo mudo, de promesas y deseos venideros, algunos de difícil cumplimiento.
!Cuánto te añoro Paseo de mi pueblo! !Ya no eres lo que fuiste para ser lo que nunca serás! !Eres sueño, quimera, añoranza e ilusión! !Déjame que te cante, añore y llore! Eres recuerdo imborrable de mi niñez, testigo callado de mi infancia. Recuerdo vivo, que no se desvanece en la lejanía de los tiempos, que aún pervive en mi corazón...



Árboles que lloran

Plátano de Oriente, árbol de dulzor amargo
testigo mudo de promesas
desechas por el tiempo,
hechas en momentos de deseo
por parejas.
Esculpidas en vuestro tronco
cómo heridas
de corazones rotos,
que lejos de cerrarse,
se agrandan con el tiempo
creciendo en vuestro tronco.

Cobijo de  pájaros, cansados del acecho 
posados en las alturas
seguros en el follaje
a resguardo de cazadores
furtivos.

!Árboles talados!
la memoria en vosotros
no es pasado: !la llevo conmigo!
Al menos vuestras lágrimas
en hojas que se caen
encuentran su destino;
yo, desorientado, sin tierra,
¡camino!





Fuente agria
    

                             "NADA ES MÁS SUAVE, Y AL MISMO TIEMPO, TAN FUERTE
                               COMO EL AGUA, QUE FLUYE FIRME Y LENTAMENTE, CON LA 
                               SABIDURÍA DE TENER EL MISMO DESTINO DEL HOMBRE:
                               SEGUIR ADELANTE"
                                                                                          Anónimo
                                                                         


Hay muchas "fuente agrias" en la geografía española, pero ninguna como la de mi pueblo. Posiblemente no esté situada en ningún mapa acuífero, ni estudiada por sesudos geólogos de la universidad; seguramente no será muy conocida: solo es conocida por los abulensespero a ella le bastaSabe que en su humildad y pequeñez, estriba su grandeza. No riega ningún pago, ni se escritura su agua. Es la hermana menor de todas las fuentes y cimbras de la comarca, aunque lozana y serrana. No tiene el caudal de Los Caces, ni el dominio de Olfatabla, la frescura de Las Peñuelas El Morellón, pero sus aguas curativas- medicinales abren el apetito de los desganados. Tampoco su sabor es atrayente, La Fuente El Manzano sabe mejor, pero su fuerza está en sus efectos curativos y en el remedio de falta de apetito. Así lo entendían nuestros antepasados, aunque  -a decir verdad- con las hambrunas de la posguerra, pocos necesitaban de su servicio.
Situada en las estribanías de Sierra Nevada, en la Alpujarra almeriense, al otro lado del río, marcando su territorio agreste y tupido de matorrales de monte bajo, entre un pequeño barranco que la cobija, encontramos nuestra Fuente Agria. Su agua ferruginosa y cristalina, discurre con lentitud, adaptándose a la superficie del terreno que la ha visto nacer; abriéndose paso entre líquenes y musgo que la decoran, entre el color ocre de la roca y el verde uniforme oscuro de sus arbustos. Su pequeño caudal intenta abrirse camino entre rocas, quebradizos, piedras verdosas impregnadas por el musgos y arenas sedientas de aguaCoqueta y presuntuosa, se siente el centro del pequeño oasis de verdor que gira en torno a ella, entre bruscas rocas y pequeñas cascadas, fruto de la erosión de la naturaleza. Ninguna  roca se opone a su lento discurrir y si encuentra una como obstáculo, no se detiene, la contornea con sabiduría y sigue adelante con fuerza y suavidad. De ti aprendí que nuestra vida está llena de obstáculos para hacernos caminar cada vez con más firmeza, confiados y entregados a la existencia. Nace con ansias de aventura y conquista, de permanencia duradera; pero pronto su ilusión quedó frustrada y desaparece engullida por la arena, que siempre sedienta, la sepulta entre sus entrañas. Su aventura ha terminado. Después de su corta vida, vuelve a la tierra donde nació, una vez cumplida su misión, y  ser canto, alegría y frescura de aves y mamíferos.  
Hoy quedan lejanos aquellos días de mi niñez, pero mi recuerdo y agradecimiento será eterno para ésta "aprendiz de fuente", que tantos buenos momentos me deparó y sueños me acompañó. !Hoy te devuelvo con mi canto lo mucho que me diste, aunque mi deuda contigo nunca será saldada! !Va por ti!

                                                                                                             
                                                                                     Antonio González Padilla




Agua, amada agua 

¡Oh, amada agua! 
Vapor que acaricia mi alma sonriente,
guiñádome los ojos desde una nube alta!
Tu transparencia me crea sueños efímeros
diluidos entre mis manos; 
y tu sonrisa... Rocío  que humedece mi piel
como lágrimas de lluvia  que recorren mi tez.
Eres lago sereno de mi rostro en placidez,
y otras veces, fuente que discurre
entre obstáculos imprevistos..., desde mi niñez.
Ayer torrente de pasión desbordada, hoy,
en la planicie quietud callada.
Tu presencia me evoca
Ríos de abrazos entrelazados,
entre cabellos finos de cascada.
Busco el ancho mar de mi amada
entre sus pechos y olas de vaguada.


            Antonio González