Roma locuta...
el tiempo no ha pasado páginas.
En Alba, tu eco despierta,
voz de ancestros, palabras mágicas.
Con la palabra se alza la historia,
tradición viva entre piedra y teatro,
herencia que es llama en el viento,
memoria vestida de piedra y llanto.
Aquí la escena revive el
funeral romano,
donde la sombra es solemne
y la luz es legado.
Roma habla -tu sentencia aún
resuena-
en el silencio que honra a los
muertos con el llanto.
No ha llegado el ocaso,
pues en cada verso renace la gloria,
y Abla recuerda, erigiendo
en palabras
el destino sagrado de Roma
y sus días... con su canto.
Antonio González Padilla
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