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miércoles, 22 de noviembre de 2023

Un pueblo sin memoria: no permanece.






 "Los pueblos que ya no tienen solución, que viven ya a la desesperada, suelen tener estos epílogos letales: se rehabilita en todos sus derechos a los condenados, se libera a los presidiarios, se hace regresar a los exiliados, se invalidan las sentencias judiciales. Cuando esto sucede no hay nadie que no comprenda que eso es el colapso total de tal Estado; donde esto acontece, nadie hay que confíe en esperanza alguna de salvación" Marco Tulio Cicerón (Verrinas, II,5,12)

No, no, amigo lector, no te equivoques, esta cita no corresponde a la actualidad de nuestro tiempo, fue pronunciada por Cicerón en el año 70 a. C., hace más de 2.000 años,  cuando la guerra civil en la República romana enfrentaba a Mario frente a Sila, aunque bien podría serlo. Como ves la historia se repite y desgraciado el pueblo que la olvida y no aplica sus enseñanzas. España se ha echado a la calle. El pueblo español ya no aguanta más. Miles de ciudadanos han salido a plazas y calles de nuestras ciudades para manifestar y gritar, -a quienes quieran oírle- que hasta aquí hemos llegado. El clamor de los ciudadanos es un grito unánime contra el presidente Pedro Sánchez y su política de pactos con los enemigos de los que quieren destruir España. No es la amnistía, es mucho más. Y si me apuran, tampoco la vuelta del prófugo de Waterloo y el montón de millones con los que pretende inundar Cataluña -que también-. Esto es "el fuero pero no el huevo" -como dice mi admirado Paco Vázquez, ex-alcalde de La Coruña-. Es el precedente que establece que la ley del Estado Democrático de Derecho y todos los principios que emanan de la Constitución española pueden ser conculcados y manipulados "ad hoc", según convenga al político ejecutivo de turno para luchar contra lo que ellos llaman "la judicialización de la política"; un precedente que puede ser invocado por el independentismo como algo habitual y que hasta ahora no podíamos imaginarnos se llegara tan lejos, no al menos por un presidente del gobierno de España. Pedro Sánchez lo ha hecho. Es la supresión de independencia de cada uno de los tres poderes de Montesquieu, legislativo, ejecutivo y judicial, en favor del legislativo, en un sistema de equilibrios y contrapesos de los tres poderes establecidos por nuestra Constitución, que el gobierno de Sánchez ha eliminado "de facto" a cambio de seguir gobernando. En el fondo de lo que se trata es de "acomodar" las instituciones del Estado por atajos inconstitucionales, para desde una mayoría frankenstein parlamentaria, elaborar leyes de dudosa constitucionalidad pisando líneas rojas que no deben ser traspasadas. Lo que todo esto oculta, es un burda manipulación antidemocrática de la Constitución y el imperio de la ley para conseguir fines políticos de dominio y poder, ajenos al orden constitucional. Es la supremacía del poder político sobre el poder judicial lo cual es muy grave.
Cuando esto sucede, el partido gobernante del PSOE de Sánchez junto a sus socios, tienen barra libre para hacer lo que quieran. Nada de lo que está haciendo ha sido anunciado en su programa electoral de las últimas elecciones del 23 de Julio: la ley de amnistía no estaba en los programas de gobierno de quienes se presentaron a las elecciones. Todo se ha organizado con nocturnidad y alevosía a espaldas de los votantes a quienes no se ha consultado ni explicado el alcance de tal medida, como es la pretendida aplicación de esta ley de amnistía sin base legal en la Constitución. Acabamos de conocer por boca de Santos Cerdán, que las reuniones del PSOE con el prófugo Puigdemont sobre la amnistía, se iniciaron en el mes de marzo o abril del año pasado, siendo negado por el partido en múltiples ocasiones. Otro engaño más, una tomadura de pelo a los ciudadanos españoles a quienes se les ha engañado y que tienen derecho a saber la verdad y lo que se está cociendo antes de tragarse este sapo. La amnistía no es perdonar es pedir perdón a aquellos que humillaron a nuestro Estado de Derecho y dieron un golpe de Estado para independizar a Cataluña del resto de España. Es pedir perdón por aplicar la ley y cumplir con la Constitución. Es aceptar que los equivocados somos todos los españoles que respetamos la Constitución, y no ellos que la conculcan. Es romper la igualdad de todos los ciudadanos españoles con independencia del lugar, autonomía o región  donde  se vive. ¿Por qué una élite de políticos independentistas catalanes han de tener el privilegio de ser tratados de forma diferente al resto de ciudadanos españoles? ¿Con qué autonomía moral puede el gobierno de España obligar y hacer cumplir la Ley al resto de ciudadanos españoles? Es evidente que una ley así no es propia de un Estado Democrático de Derecho desde el punto de vista legal, y mucho menos ejemplarizante desde el punto de vista ético-moral. Aún estamos esperando el arrepentimiento de los políticos a los que se pretende amnistiar, pero lo que dicen y oímos es todo lo contrario: que lo volverán a hacer. Son supremacistas que se sienten superiores al resto de españoles con derecho a la impunidad. Está ley convierte los derechos en privilegios. Y finalmente, es reconocer que los tribunales de justicia -jueces y fiscales- que juzgaron con garantías procesales a los inculpados, prevaricaron, por lo que se da la paradoja, que a quien hay que amnistiar es a todos aquellos que aplicaron la ley y cumplieron contra su deber, magistrados, jueces, fiscales y policías. 
Resumiendo: un político -Pedro Sánchez- amnistiando a otro político -Carles Puigdemont- a cambio de sus votos: investidura a cambio de impunidad, el paradigma más evidente de corrupción política. La amnistía es un peldaño más. Vendrán otros. Por todo ello, las palabras de Cicerón hace más de 2.000 años, son de vigente actualidad. No lo olvidemos.



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