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lunes, 13 de junio de 2022

Nos vamos de viaje...




Iniciamos el viaje sin trazarnos objetivos que alcanzar, entre el escepticismo y la curiosidad de no saber qué buscar y menos qué encontrar. A la invitación de Juan Lao no podíamos decir que no, y más sabiendo por los amigos, que sus viajes nunca defraudan por lo bien organizados que están, y por la proximidad de las personas  participantes, familiares y amigos procedentes de la comarca del Río Nacimiento. Todo viaje es la iniciación de un nuevo camino acompañado del riesgo, la aventura, el reto, en un determinado espacio de tiempo al que acompaña la incertidumbre de lo desconocido y donde la improvisación ante la novedad son compañeras inseparables del viajero. El viaje es la metáfora de la vida, entendida ésta como camino que el hombre recorre en el tiempo. Todo camino es un medio para alcanzar un fin, un instrumento para alcanzar una meta. Sin meta no hay camino, y sin sentido todo se torna absurdo, aunque es cierto que el camino en sí pueda ser una meta ("se hace camino al andar"). El Valle de Arán era la meta: un lugar maravilloso enclavado en el Pirineo catalán, donde la naturaleza se manifiesta exuberante en todo su esplendor a través de la piedra y el agua, como auténticos protagonistas, o lo que es lo mismo, donde el arte y la naturaleza se abrazan para ofrecernos un maridaje único en su género: el Románico catalán.
Es bueno planificar en un viaje el itinerario para darle orden y preferencias a las visitas y lugares a conocer, tal como éste lo fue. Si a eso añadimos unos compañeros de viaje con afinidades comunes, todo se torna más fácil y placentero, porque metas y proyectos ayudan a alcanzar los objetivos propuestos. Pero si la meta es importante, el trayecto acompañado de personas y amigos, lo es más, porque te permite contactar y comunicarte con lo más preciado en un viaje: las personas. Convivir con nueva gente y sentir la calidez del trato humano mediante la comunicación y la palabra, nos enriquece como personas y como colectivo, lo cual es muy bueno y saludable. Poder compartir inquietudes, aspiraciones, y vivencias, es esencial y enriquecedor para nosotros como seres sociables por naturaleza; a la vez que paradójico, después de recordar las palabras del filósofo existencialista francés Jean Paul Sartre y su desafortunada frase de "el infierno son los otros". !Qué desafortunadas palabras de este existencialista parisino! -pensaba yo- mientras disfrutaba de la compañía agradable de un grupo de personas heterogéneo por sus aspiraciones, a la vez que homogéneo por su origen y procedencia con Abla, nuestro pueblo, y la comarca del Río Nacimiento. El infierno es la soledad, es encerrarse en uno mismo sin disfrutar de la compañía siempre enriquecedora de los seres humanos: ese es el verdadero infierno, Señor Sartre.
Son muchos y variados los motivos que se tienen para iniciar un viaje, todos ellos muy parecidos y comunes: desde los culturales, sociales, ecologistas o religiosos, sin olvidar los deportistas, paisajistas o simplemente los recreativos y gastronómicos: todos muy lícitos y placenteros, en los que hay donde elegir según las preferencias de cada cual, aunque  yo me quedo con el trato personal tanto individual como colectivo. Hemos aprendido muchas cosas nuevas de este bello rincón de España, tan desconocido como inaccesible, pero lo más hermoso ha sido sentir la cercanía y calidez de vuestra amistad, un preciado don escaso de encontrar en los tiempos  actuales. Gracias de todo corazón, y que esto continúe.



PD. Mi agradecimiento a Juan Lao, Claudio y Wilson por el excelente trabajo realizado.



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