Un catalibán fanático
ha subido a la tribuna
para exigir al gobierno
y a toda fuenteovejuna
que le den hasta la luna.
Es tal su chulería...,
tal es su rufiandad,
que no pide naderías...,
y con total deslealtad
exige cada vez más,
con arrogancia sin par
a cambio de apoyar
a su Sanchidad.
Hartos estamos de Rufián,
el que trata con ruindad
a ciudadanos españoles,
en derechos e igualdad,
por solo haber cometido
"un pecado original":
el de nacer cada uno
en un distinto lugar.
¿Por qué Netflix ha de doblar
películas al catalán
que marcan identidad,
cuando en el mercado libre
no encuentran rentabilidad
y las encarece más?
Hartos estamos de pagar
por leyes de desigualdad,
de rascarnos los bolsillos
y mantener a tanto pillo
a costa de deslealtad.
Hartos de catalibanes
con tantos y tantos delatores,
comisarios de colegio
que vigilan a los niños
en el patio
en sus juegos y relaciones.
Hartos... de tanto golpismo
de fascistas en la universidad,
que hacen de la facultad
un fortín identitario,
donde pueden solo hablar
los que piensan por igual:
solo sus correligionarios.
¡Hartos de tanta orfandad,
de aquellos que en Cataluña
son más que la mitad
no son independentistas,
y sí constitucionalistas,
que solo quieren pensar
por sí mismos -en libertad-,
y hablar sin miedo al qué dirán!
¡Hartos de deslealtad!
¡De desacato a la ley,
de catalibanes que niegan
la legalidad...
de un gobierno que gobierna
solo para la mitad,
imponiendo un relato
de un país imaginario,
construido,
en la mentira y la deslealtad!
¿Por qué no nos dejáis en paz?
Antonio González
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