¡Lo del género Señores
hay que mirarlo pardiez!
pues cuando uno se mira
¿No sabe bien lo que es?
Afecta solo a gramática
que no a la biología
porque en la anatomía
solo hay varón o mujer.
La ley de Irene Montero
ante la duda de ser
varón o mujer
me viene como anillo al dedo,
para hacer estas reflexiones
que comparto con usted.
Mi consejo es bien sencillo:
¡Explorad vuestro interior
y haced lo que os dé la gana!
sin dar una explicación,
ni medien en tu elección.
Lo de elegir ser mujer
merece una reflexión:
llevar calzoncillo o bragas
mear de pie o sentado
es una elección brava
con vulva o pene empinado
o alguno de ellos atrofiado.
Alguna ventaja tiene
pasar de varón a mujer:
todos sentados al mear
y a no salpicar la taza
pues siempre limpia la misma
la esclava de cada casa.
Ir así contra "natura"
sigue siendo una impostura
pese a que la irracionalidad
de una ley por la igualdad
se imponga "con naturalidad"
por la progresia social.
Pese a todo ello, Señores,
sin vergüenza ni empacho
sin que requiera papel
me daré de baja ser macho
y me convertiré en mujer.
Ventajas hay por doquier:
podré utilizar sostén
para contener mis pechos,
que de mayor me han crecido
y andan por ahí fofos y sueltos.
Y braguitas de mujer,
y así nadie me acusará
de viejo mal aseado
con calzoncillos cagados,
pues no se sabrá de quien.
Podré ponerme peluca
y zapatos de tacón,
ocultar mis canas blancas
usar liguero y pompón
y elevar mi posición.
Por todo ello me afano
de querer ser mujer...,
porque,
¿Acaso hay mayor placer
que lo de mear sentado?
¿O será todo al revés...
y así empezar otra vez?
Antonio González
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