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domingo, 23 de abril de 2017

Los libros..., nuestros amigos




!los libros...,
siempre los libros!

El día que yo no esté...,
mis libros recobrarán
el brillo de su esplendor
de otro tiempo ya vivido.
Saldrán del eterno olvido
de los estantes polvorientos
para pronto recobrar,
su antiguo lustre adquirido
y empezar un nuevo adviento.

Alguien desempolvará
sus páginas cubiertas,
por ese polvo del tiempo
que convierte todo en "ido";
sus páginas se abrirán,
a mentes con sabio tino,
abiertas al conocimiento,
de otros tiempos, que han sido.

En el transcurso del tiempo
sembrarán nueva cosecha,
y un día no muy lejano
en ávidas mentes abiertas,
darán su fruto deseado.
Serán un testigo a voces
de todo lo producido,
de nuestra generación,
de nuestras formas de vida,
de nuestros pensamiento,
y de nuestra educación. 

Y los libros hablarán...,
por sus páginas abiertas
palabras que nuestra lengua
ya no podrá pronunciar
por estar muerta, en otro lugar.
Y a través de ellas, sus ojos,
verán un mundo pasado
que en un instante presente
se convierte en actual.
Moverán con su lectura
a la ilusión y la creación,
-y por qué no- a la ternura.
Revivirán nuestros gestos
a través de la palabra,
recitarán nuestros versos
recreando un mundo nuevo.

Estos libros nuestros...,
les hablará de nuestros logros
y de nuestros desaciertos,
de nuestras formas de vida
y también de nuestros aciertos. 
Serán testigos fiables
de nuestra débil memoria,
luces en el camino
que alumbren con su luz,
nuestra historia encomiable,
nuestra corta trayectoria.

¿Quién dice que nuestros libros,
han quedado obsoletos, o sepultados,
olvidados, o están muertos?

Quien afirma tales cosas,
no sabe bien lo que habla,
ni conoce nuestro mundo
ni el valor de la palabra.
Pues mientras haya una mente,
que se admire y se sorprenda,
-inquieta y ávida por conocer-,
habrá libros donde aprenda,
habrá hojas para leer.

        antonio gonzález



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